La Caja Mágica se vistió de gala para recibir a Carlos Alcaraz. El tenista murciano debutó este viernes en el Mutua Madrid Open. Ganó, pero el finlandés Emil Ruusuvuori le puso contra las cuerdas (2-6, 6-4 y 6-2). La Manolo Santana, por momentos, creyó que se quedaría a la primera de cambios sin su campeón en una edición del torneo sin Nadal ni Djokovic.
A 'Rocky' Alcaraz se le dio la bienvenida con Eye of the tiger y un público totalmente entregado a él. Delante estaba Ruusuvuori, que ya ganó a Carlos cuando este tenía 17 años y estaba dispuesto a arruinar la fiesta. El escandinavo jugó espectacular, llegando a bolas que parecían imposibles y mucho más entero de inicio que el español.
Alcaraz, que el año pasado acabó con Nadal y Djokovic en jornadas consecutivas, lo cual se recordaba por megafonía antes del partido, ya no es el joven que intenta dar la sorpresa. Ahora es la estrella, el jugador del que más espera la gente y eso también puede pasar factura en forma de presión y nervios.
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En rueda de prensa reconoció que acabó "agotado física y sobre todo mentalmente". Ruusuvuori le llevó al límite. El visitante rompió el saque de Carlos para ponerse 1-3. El murciano estuvo errático en la primera manga: "Yo soy agresivo y siempre voy a por el punto, pero Emil no me lo permitía".
La Santana trataba de empujar con gritos de "¡Tranquilo, Charly!" y "¡Viva Murcia!", pero no había manera de levantar aquello. El finlandés ganó tres de sus cuatro saques a cero y Alcaraz acabó cayendo tras perder otro servicio en el que levantó tres puntos de sets. El tembleque subía de vibraciones.
Desde el box, trataban de reconducir a Alcaraz. Lo hacía Albert Molina, su mánager, y sobre todo Juan Carlos Ferrero, su entrenador. La consigna era alargar los puntos: "Había que entrar en el rally, hacer que los puntos durasen un poco más. Me adapto mucho a las circunstancias, mi estilo es agresivo, pero si hay que pasar siete lo hago y también me siento cómodo".
Con el 2-3 abajo, Carlos no podía más y dejaba un gesto inusual en él al lanzar la raqueta contra la arcilla: "Ha sido una parada metal, no apoyo ese tipo de cosas, pero me ha salido y me arrepiento", aseguró luego en conferencia de prensa.
"Lo he hablado con Juan Carlos y este tipo de cosas no pueden pasar". La impotencia amenaza con apoderarse del todo de Carlitos, además, el momento de mayor dificultad estaba por llegar. En su saque del 3-3, Alcaraz salvó hasta cinco bolas de break. Si cualquiera de ellas le hubiera entrado a Ruusuvuori, el final hubiera estado muy cerca. Pero el murciano se puso el traje de Nadal y lo sacó adelante. Se llevó el juego y rugió con todas sus fuerzas. Y con él, la Santana.
"Hoy el alma de mi abuelo ha estado más presente que nunca y ha habido que echarle las tres 'c' ('cabeza, corazón y cojones') en todo momento", explicaba Alcaraz. "Te pasan muchos pensamientos por la cabeza [...] sacar los partidos sin ser brillante, sin sacar la mejor versión, te da confianza".
El Carlitos de siempre
Alcaraz, que hasta ese momento "no sabía cómo hacerle daño" a su rival, superó el bache y rompió en el siguiente juego al finlandés. La tendencia del partido había cambiado por completo. "Me centré en hacer un buen saque, siempre pensando que podía, que tendría mi oportunidad al resto", decía. Se llevó el set por 6-4 y puso el 1-1 en el partido.
Avanzaba la tarde, el calor del sol bajaba para el agrado del público y en la pista era el número dos del mundo el que ya estaba en caliente. 40 minutos duró el tercer parcial (6-2), en el que se vio por fin a la apisonadora murciana. Aunque alguno, con el susto todavía en el cuerpo, emitía algún suspiro al acabar el encuentro. "A mí me tranquiliza más de cara a los siguientes partidos", opinaba Alcaraz. Este domingo, en el turno de noche, le espera el búlgaro Dimitrov.