Anastasia Gasanova, la tenista rusa que ataca al pueblo de Ucrania: "Dios no les dio cerebro"
La número 154 del ranking de la WTA recuerda que se vio obligada a abandonar Ucrania en 2014 solo por haber nacido en Rusia.
16 octubre, 2022 12:52El conflicto entre Rusia y Ucrania se recrudece por momentos. Los ataques lanzados por los rusos se vuelven más duros y en el resto del mundo se sigue todo lo que sucede en territorio ucraniano con especial atención. El deporte no es ajeno a esto con el ejemplo del Shakhtar Donetsk en el fútbol.
La gran mayoría se está posicionando del lado de Ucrania. Pero no todos. Por ejemplo, la tenista rusa Anastasia Gasanova ha mostrado su orgullo nacional a través de las redes sociales. La deportista, en el puesto 154 del ranking de la WTA, ha revelado qué vivió ella misma en Odesa cuando tan solo era una promesa de la raqueta.
Entonces tuvo que abandonar Ucrania por el mero hecho de ser de Rusia: "Cuento todo desde la primera persona, lo que específicamente yo o mis amigos más cercanos hemos visto. Nos vimos obligados a salir de Ucrania. Según testigos presenciales, las Fuerzas Armadas de Ucrania mataron a gente por hablar ruso".
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"Después del 2 de mayo del 2014 fue imposible llevar la indumentaria de la selección rusa, porque podían dispararte sin contemplaciones", recuerda Anastasia Gasanova en sus redes. No solo rememora una vivencia personal del pasado, sino que también viaja al presente por la destrucción del puente del estrecho de Kerch, que unía ambos países.
Crítica a los ucranianos
"Dios no les dio cerebro, por desgracia. ¿Por qué están tan contentos? Si quieren recuperar Crimea... romper no es construir", afirma una Anastasia Gasanova que regresa nuevamente a lo sucedido en 2014 y lo que ella considera como un "golpe de estado" en Ucrania.
"No fue de la manera que te han contado... allí hubo protestas masivas y, dicen que el presidente Viktor Yanukovich huyó del país cuando lo que pasó es que le amenazaron de muerte", sentencia la tenista rusa. Un testimonio que ya está dando mucho de qué hablar.