Roger Federer y Novak Djokovic vieron por televisión cómo Rafael Nadal remontaba a Daniil Medvedev la final del Abierto de Australia para romper el empate en número de grandes (20) que hasta hoy mantenían los tres. Que el español llegase a los 21 títulos de Grand Slam relanzó la carrera por ser el mejor tenista de la historia entre tres preguntas clave: ¿volverá el suizo a pelear por un trofeo de la categoría? ¿Qué solución encontrará el serbio a su negativa a vacunarse contra la covid-19? ¿Hasta dónde llegará Nadal tras abrir brecha en Melbourne?
“Felicidades de corazón por convertirte en el primer tenista en ganar 21 títulos de Grand Slam”, escribió Federer en su cuenta de Instagram el domingo. “Hace unos meses bromeábamos con que los dos íbamos con muletas. Increíble. Nunca subestimes a un gran campeón. Tu increíble ética de trabajo, tu dedicación y tu espíritu de lucha son una inspiración para mí y para muchas personas de todo el mundo”, prosiguió el suizo.
“Estoy orgulloso de compartir esta era contigo y de haberte motivado a conseguir más, como tú has hecho conmigo durante los últimos 18 años. Estoy seguro de que tienes más logros por delante, pero por ahora disfruta de este”.
Estoy seguro de que tienes más logros por delante, pero por ahora disfruta de este
“Felicidades a Rafa Nadal por su 21 Grand Slam, alucinante logro”, publicó después Djokovic, un mensaje mucho más artificial que el del suizo. “Siempre un impresionante espíritu de lucha que ha vuelto a prevalecer una vez más”.
La guerra de los Gran Slam
Federer y Djokovic están en situaciones completamente opuestas. El suizo lleva sin jugar desde Wimbledon porque sigue recuperándose de una operación en la rodilla derecha, la tercera a la que se somete. Con más de 40 años, y fuera de los 30 primeros de la clasificación, parece imposible que su regreso pueda devolverle a la primera línea de batalla.
El serbio, sin embargo, es distinto: si sigue con su decisión de no vacunarse, Nole va a tener problemas para disputar la mayoría de los torneos, algo que ya sufrió en Melbourne (fue deportado de Australia) y que podría poner en peligro su participación en Roland Garros, Wimbledon y el Abierto de los Estados Unidos, los torneos que alimentan esa pelea a tres.
“Novak, Roger y yo hemos cumplido nuestros sueños”, dijo luego Nadal. “En este momento de la historia soy el que tiene más, pero uno no puede estar constantemente mirando a lo que tienen otros. Evidentemente que me gustaría acabar la carrera como el que más tiene, pero es cierto que para mí no ha sido una obsesión. Roger, Djokovic y yo todos hemos cumplido nuestros sueños”, insistió.
“Me siento afortunado de haber logrado un título más. Es algo muy especial en mi carrera. No me importa mucho si soy o no el mejor de la historia. Para mí, se trata de disfrutar de noches como esta. Eso significa todo”.
A Nadal, claro, le ha cambiado de arriba a abajo el futuro. El balear llegó a Melbourne sin saber dónde se encontraba y se marcha con el récord conquistado. Así, llegará a Roland Garros (el siguiente Grand Slam del calendario) como principal candidato a volver a ganar la Copa de los Mosqueteros (13 títulos tiene en París). Eso sería demasiado, un punto de inflexión: 22 grandes y una distancia de dos con sus perseguidores.
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