El 19 de noviembre de 2004 tuviese lugar uno de los episodios más vergonzosos de la historia del deporte norteamericano. Aquella noche algunos jugadores de los Indiana Pacers protagonizaron una pelea con varios fans de los Detroit Pistons, intercambiando golpes en las gradas y el parqué. La NBA tomó medidas para evitar que se produjese otro espectáculo como aquel, pero el daño ya estaba hecho y quedará siempre en el recuerdo. Esta semana se producía un episodio deleznable que bien pudo acabar así.
La NBA no está exenta de capítulos racistas. Pese a ser un deporte dominado por jugadores negros, aún en el 2022 se producen escenas condenables como la que le tocó vivir a Carmelo Anthony este jueves en Filadelfia. El jugador de Los Ángeles Lakers se encaró con un par de espectadores en el partido contra los Sixers por haber realizado comentarios con connotaciones racistas. Ambos fueron expulsados del Wells Fargo Center.
Mientras la NBA ha impulsado programas contra el racismo después de lo vivido en 2020, no puede controlar a sus aficionados. Anthony solo cruzó palabras con ellos, pero es que no dejaban de insultarle hasta que les echaron del pabellón. La escena pudo acabar mucho peor de no ser por la paciencia de Carmelo. "Me parece bien que los fans te acosen, que te provoquen, que animen a su equipo... Pero cuando se cruzan ciertas líneas, como hombre, eso es lo que vas a ver", explicó sobre su reacción.
Chris Haynes, periodista de Yahoo Sports, compartió en Twitter su explicación de lo que había sucedido citando fuentes de la liga. "El fan de los Sixers que fue expulsado por burlarse de Anthony le estuvo llamando "boy" y le gritó: vete a la esquina boy y sigue tirando boy", dijo.
Aunque "boy" en inglés es "chico" o "niño" y en un contexto normal no presenta un significado ofensivo, en Estados Unidos tiene connotaciones racistas cuando lo emplea una persona blanca (como uno de los fans expulsados) para referirse a un hombre negro (como Anthony), especialmente si el primero se sitúa en un plano de superioridad o como supervisor del segundo. Esto ha abierto de nuevo el debate sobre como sancionar a los aficionados y prevenir estas situaciones.
Más problemas
La temporada pasada ya se vivieron varias situaciones así y las sanciones siempre fueron las mismas: sanción de prohibición de entrada al pabellón de por vida. En el mismo escenario de la última polémica, un aficionado de los Sixers lanzó palomitas a Russell Westbrook mientras este se dirigía a los vestuarios después de sufrir una lesión de tobillo en el segundo partido de la eliminatoria de los 76ers contra los Wizards.
En el Madison Square Garden también han sucedido episodios lamentables. Un aficionado escupió a Trae Young durante una visita de los Atlanta Hawks. Los Utah Jazz también tomaron cartas en el asunto después de conocer que tres aficionados propinaron insultos racistas a los padres de Ja Morant en el Vivint Arena de Salt Lake City. Esta última es más similar a lo vivido en el Wells Fargo.
Esta oleada de violencia verbal e incluso física en las gradas del pasado curso hizo saltar las alarmas en la NBA. Se reforzaron las normas de conducta en sus pabellones y se prometió que trabajarían para crear un ambiente competitivo más sano tanto en las gradas como encima de la pista. No es lo mismo hacer una cuenta atrás a Giannis Antetokounmpo que proliferar insultos racistas contra otro jugador. Parece que no han tenido todo el efecto que esperaban.
Este año más
Cabe destacar que la pasada temporada acabó la temporada con la vital multitudinaria pelea entre seguidores de los Phoenix Suns y Los Ángeles Clippers. Pero es que este mismo año también han tenido problemas con las gradas el mismo LeBron James o Kyrie Irving.
Durante la prórroga del Pacers - Lakers, LeBron pidió a uno de los árbitros que le acompañara a la primera fila de asientos. Allí señaló a una pareja de aficionados de los Pacers a los que acusó de haberle insultado y los miembros de seguridad les obligaron a abandonar el pabellón. Se fueron mientras ella hacía gestos de estar enfadada y llorando. En el caso de Irving, después de su polémica por no haberse vacunado, recibió insultos de la afición de los Cleveland Cavaliers, a los mismos que convirtió en campeones en el pasado.
Necesita trabajar en esta cuestión la NBA, ya que su imagen queda mermada con este tipo de aficionados. Los problemas además suelen ocurrir con espectadores de las primeras filas, los que más dinero pagan por ver el encuentro. Estos se sienten con más privilegios por tener una posición mejor sobre la cancha. Aunque no es un problema que se produzca solo en Estados Unidos, ya que Nikola Mirotic habló recientemente de lo mismo en España.
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