Ronnie O'Sullivan es uno de los héroes del deporte británico. A pesar de que en países como España no sea muy reconocida, se trata de una de las mayores leyendas del universo del snooker. Seguramente, el más grande de todos los tiempos. Así lo decretan los siete campeonatos del mundo que tiene en su palmarés. En este 2022 se ha convertido además en el jugador más veterano en lograr el título.
A sus 46 años, O'Sullivan hace repaso de su vida, la cual no ha sido precisamente fácil. Ha tenido que lidiar con muchos problemas y la solución casi siempre ha sido la misma: recurrir a la noche, las adicciones y, sobre todo, a la bebida. Ahora, en uno de los momentos más brillantes de su carrera, después de haberse proclamado heptacampeón, ha decidido llevar su vida a las pantallas.
El próximo 15 de octubre se estrena en Eurosport un documental sobre su vida: Seventh Heaven. En ella, el propio Ronnie relata los diferentes calvarios que ha tenido que atravesar en su vida, desde el deporte hasta su vida personal. Situaciones muy difíciles que han ido modelado su personalidad y que han provocado que se termine ganando una cierta fama de excéntrico.
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O'Sullivan considera que muchas de esas experiencias han terminado condicionando su vida y su forma de ser. Y aunque cambiaría muchas de ellas, lo cierto es que son también las que le han ido guiando de título mundial en título mundial. Uno de sus golpes más duros fue perder a su padre cuando todavía era un adolescente. No murió, si no que tuvo que ingresar en la cárcel después de verse envuelto en un asunto bastante turbio.
La 'pérdida' de su padre
Ronald O'Sullivan, que ahora tiene 67 años, es conocido por haber ganado millones dirigiendo una cadena de sex-shops en el Soho. Además, tenía fama de frecuentar de manera muy recurrente los bajos fondos de la urbe de Londres. Sin embargo, tuvo un altercado que se le terminó yendo de las manos.
Fue condenado a 18 años de prisión por el asesinato de Bruce Bryan, que era el chófer del gángster Charlie Kray. Este era el hermano de los gemelos Ronnie y Reggie. En ese momento, Ronnie O'Sullivan solo tenía 17 años, pero ya comenzaba a despuntar en el universo del snooker. Sin embargo, aquel suceso le dejó profundamente tocado.
"Cambiaría muchas cosas de mi vida. Muchas de las cosas que he hecho me han perjudicado a largo plazo. Algunas cosas están fuera de tu control, como la marcha de mi padre. No estoy culpando a mi padre por eso, simplemente perdí mucho de ese mecanismo de apoyo".
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El siete veces campeón del mundo que ahí empezó su calvario y que ahí tomó la mala decisión de encontrar un camino poco acertado para evadirse de los problemas. Este fueron las fiestas y el alcohol. "Me fui de juerga salvaje durante seis años. Creo que cambiaría esos años. Hasta ese momento, siempre me había sentido cómodo en mi propia piel. Creo que ahí surgieron muchos de mis problemas".
Cada vez que Ronnie tenía un problema, recurría a las salidas nocturnas y a la bebida para luchar con sus fantasmas y también con su soledad. Solo el snooker apareció en su vida con más fuerza para intentar salvarse del pozo al que se estaba lanzando de manera peligrosa.
"Eso se convirtió entonces en un apoyo porque si no me sentía bien, lo primero a lo que acudía era a la bebida o a algo para cambiar mi forma de sentirme. Creo que una vez que has cruzado esa línea, es difícil volver a ser la persona que eras. Preferiría volver a ser el chico de 16, 17 o 18 años que era inocente, y no tener que hacer nada de eso, pero solo me puedo culpar a mí mismo".
Problemas con su hija
A pesar de sus dramas vitales, O'Sullivan se culpa a sí mismo de todas las malas decisiones que ha ido tomando su vida, las cuales no le han permitido eso sí crear una carrera de auténtico éxito. Uno de los asuntos más difíciles para él ha sido también fracasar como padre, ya que no tiene relación alguna con su hija. Esta ha decidido apartarle de su vida e impedir que conozca a su nieta.
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Taylor-Ann es su primogénita, nacida de una relación con la jugadora Sally-Ann Magnus en la década de los 90. Ahora, a sus 25 años, ha decidido romper todo vínculo con su padre. No ha dudado en renegar de él en público e incluso llegar a prohibirle que pueda ver su nieta.
Hace unos meses, la propia Taylor-Ann hablaba así de la guerra que ha mantenido con su propio padre en una entrevista para el tabloide Mirror: "No quiero a alguien así cerca de mí y de mi hija. Tenía 17 o 18 años la última que lo vi y le perdoné dentro de mí, pero eso no excusa por lo que hizo. Los últimos ocho años he sido bastante feliz. He aceptado que no estará ahí y estoy de acuerdo con eso. Pero desde que tuve a mi hija, pensé: 'Realmente no quiero a esa persona en mi vida'".
O'Sullivan, auténtica leyenda del snooker, millonario y campeón del mundo en múltiples ocasiones, reconoce que cambiaría muchas de sus victorias por haber hecho mejor las cosas en determinados momentos y con algunas personas. Haber perdido la relación con su hija, y por ende con su nieta, no es algo de lo que se siente ni mucho menos orgulloso.