Los límites del cuerpo humano han vuelto a encontrar un nuevo horizonte en los Ironman. Un hombre, Kristian Blummenfelt, y una mujer, Katrina Matthews, han logrado bajar de la barrera de las siete y las ocho horas respectivamente para recorrer las distancias de una de las pruebas deportivas que lleva a la extenuación. Los 3,8 kilómetros nadando, 180 en bicicleta y la maratón de 42,2 corriendo se han completado en 6:44:25, el nuevo récord masculino, y en 7:31:54, la mejor marca femenina de la historia.
Para ello, se han puesto las mejores circunstancias para que los triatletas elegidos pudieran batir las marcas como hicieron en 2019 con Eliud Kipchoge para que bajara de dos horas la maratón. Chris McCormack, campeón mundial de triatlón, creó la competición Sub7Sub8 con la Fundación Pho3nix en diciembre de 2019. Desde entonces ha trabajado por el fondista Mo Farah, el ciclista Mark Cavendish y los triatletas Alistair Brownlee y Daniela Ryf para crear ese entorno favorable. Este se estableció en torno al circuito de carreras de motor Dekra Lausitzring, cerca de Dresden.
Además de Blummenfelt y Matthews, eligieron al británico Joe Skipper y a la suiza Nicola Spirig para afrontar el reto. Cada uno pudo elegir a un equipo de 10 deportistas con total libertad para nombrar a las personas que les marcarían el ritmo durante la prueba. Además, tenían la facilidad de saber en todo momento su estado físico y de salud con los sistemas de monitoreo tecnológicos, trajes de neopreno especiales para la fase de natación y unas bicicletas desarrolladas por el especialista Dan Bigham.
Eso sí, también hubo espacio para cuestiones rudimentarias que mejoraban el rendimiento de los triatletas. Skipper llevaba a un hombre montado en bicicleta con un rociador que se utiliza para las plantas, pero que iba lleno de agua helada para controlar su temperatura corporal. Cada uno se marcó unos objetivos diferentes, ya que las estrategias también eran libres. La sensación que quedó es que las mujeres lo tuvieron más fácil para batir los récord.
Ahora, los organizadores se han puesto como objetivo repetir esta prueba cada dos años, buscando mejores condiciones y atletas más preparados para seguir bajando estas marcas. Pero no se van a quedar ahí: "Queremos ver qué es un objetivo imposible". McCormack se ha propuesto romper barreras en otros deportes extremos. Está hablando con atletas de deportes de invierno (snowboarders, patinadores sobre hielo y esquiadores de fondo) para afrontar nuevos retos en modalidades en las que se puedan alcanzar nuevos límites.
Utilizar a los mejores
Al final el secreto definitivo es usar a los mejores. Blummenfelt es campeón olímpico de triatlón y campeón del mundo de esa misma modalidad y de Ironman. Skipper tiene un oro en el campeonato de Europa. Matthews es actual vicecampeona mundial de Ironman, mientras que Spirig es campeona olímpica de triatlón y seis veces campeona de Europa. De hecho, el primero de todos tiene el récord oficial masculino, ya que la marca cosechada en esta prueba no puede ser reconocida.
La natación es la prueba en la que más brecha hay con los deportistas que se dedican al deporte como tal. Para superar esa brecha, Spirig utilizó a Lucy Buckingham y Angela Maurer, dos especialistas en las aguas abiertas. La segunda es dos veces campeona mundial de la prueba de 25 kilómetros. Skipper hizo algo similar en la prueba de ciclismo. El británico empleó a los contrarrelojistas de pista y ruta del equipo Ribble-Weldtite.
Pero lo de Spirig rozó lo emocional. Mientras entrenaba en febrero, se perforó un pulmón y se rompió la clavícula y las costillas. Esta lesión había dejado sus esperanzas por ser la primera mujer en romper la barrera de las ocho horas muy en duda. También es su última temporada en la élite con 40 años y tres hijos. La triatleta recibió todo el apoyo del equipo de Sub7Sub8 para acabar completando la hazaña. Su otra compañera la superó, pero ella consiguió el reto de hacer un Ironman en siete horas y 34 minutos.
La tecnología marcó la diferencia. Los sistemas de monitoreo conectados a los brazos de los triatletas les permitieron analizar sus niveles de azúcar en la sangre. De esta manera, los deportistas recibían alertas para comer y beber en función de su temperatura corporal central. Algunos de los trajes de natación se fabricaron con neopreno de la más alta calidad, lo que proporciona un 43% más de flotabilidad que el estándar, imitando "la piel de escamas de un pez".
Las bicicletas también alcanzan nuevos niveles de eficiencia. No tenían tubo superior en el cuadro, lo que permitía al ciclista adoptar una posición más aerodinámica. También tenían porta botellas aerodinámicos en la parte delantera y trasera, lo que interrumpía el flujo de aire para permitir que la bicicleta fuera aún más rápida. Además, podían ir haciendo drafting, es decir, la posibilidad de circular en línea detrás de otro ciclista y aprovechar una menor resistencia de aire.
Así es como los triatletas han hecho la distancia de Ironman en un tiempo récord. Después de recorrer Italia, Bahrein, Arabia Saudí, Daytona y Florida, de contactar con diferentes profesionales y de buscar los avances tecnológicos que pudiesen ayudar a afrontar el reto, el ser humano ha sido capaz de volar en distancias extremas. El siguiente reto estará en que los hombres bajen de las seis horas y media, mientras que las mujeres se queden cerca de las siete horas.