El pádel está viviendo fechas realmente importantes. Después de la salida a la luz del proyecto de Nasser Al-Khelaifi, presidente del PSG y representante del Qatar Sports Investments, de controlar el deporte a nivel mundial, ahora se ha puesto de manifiesto la guerra entre las dos instituciones que rigen la disciplina. Las relaciones entre la Federación Internacional y World Padel Tour están prácticamente rotas.
Lo cierto es que el buen entendimiento que siempre había reinado entre Luigi Carraro, presidente de la FIP, y de Mario Hernando, director general de WPT, ahora brilla por su ausencia. Y este nulo trato entre ambos amenaza con romper el universo del pádel por la mitad. De momento, el conflicto se encuentra en plena ebullición y sin una solución aparente.
La intención de la Federación Internacional de Pádel es alinearse del lado del proyecto de Nasser Al-Khelaifi y QSI. El magnate catarí, rector de la Federación Nacional del tenis del país y miembro de la propia familia real del estado, cuenta también casi con el total apoyo de la Professional Padel Association, la nueva organización bajo la que se han posicionado la mayoría de jugadores y de estrellas de este deporte.
Sin embargo, el contrato que tiene en vigor firmado World Padel Tour, por el cual debe contar para sus torneos con los 100 mejores jugadores del ránking, es el gran impedimento que se están encontrando para avanzar en sus planes. Por ello, desde la FIP están intentando poner los medios para romper de mutuo acuerdo dicho vínculo. Y para ello ha recurrido incluso al Comité Olímpico Internacional.
El COI entra a escena
El último avance de esta gran guerra que se ha instalado en el pádel lo ha hecho la Federación Internacional. Su presidente, Luigi Carraro, ha emitido un comunicado hacia el Comité Olímpico Internacional para que interceda en este conflicto. Desde la FIP acusan a World Padel Tour de cortarles las alas de su crecimiento y de su desarrollo.
Carraro asegura que su intención es que el deporte de la pala "crezca de la mejor manera posible en todo el mundo y en línea con el espíritu y los valores del movimiento deportivo internacional". Para ello, ha enviado una carta a Christophe de Kepper, director general del COI, solicitando, no solo su apoyo, sino también su consejo y su orientación.
De esta forma, se puede leer entre líneas cómo, además de buscar la intercesión de una autoridad suprema en el deporte, Carraro lo que busca es poner de su parte a un elemento muy influyente en el conflicto. Un gran paso para intentar tomarle la delantera a WPT, quien ahora mismo tiene de su lado el famoso Contrato de Prestación de Servicios Profesionales de los jugadores, vigente hasta el 31 de diciembre del 2023.
Críticas al proyecto
Luigi Carraro no solo ha pedido apoyo y orientación al Comité Olímpico Internacional en esta guerra sin cuartel que se ha abierto. También ha aprovechado su escrito para criticar el proyecto sobre el que se sostiene World Padel Tour, al que acusa de entorpecer el crecimiento de este deporte a nivel mundial.
El presidente de la FIP define su programa como un modelo "100 % privado" y que "sigue sus propias normas y objetivos". Considera que solo responde a intereses puramente empresariales y económicos y que se aleja totalmente de los valores que debe promover cualquier tipo de deporte, aunque sea a nivel profesional.
Además, realiza de manera sonora una nueva crítica y es que solo potencia el crecimiento y el desarrollo del pádel en países económicamente potentes. Esta crítica radica en que desde la Federación Internacional consideran que en dichos estados, el pádel ya es un deporte que cuenta con la suficiente repercusión para continuar creciendo y que sería conveniente hacerlo llegar a otras parte del mundo.
Así pues, Carraro afirma que "organizar eventos solamente en las áreas más desarrolladas del mundo, donde el pádel ya goza de gran popularidad, a fin de maximizar sus beneficios y las oportunidades de negocio" es una táctica que se aleja de los valores que, por ejemplo, promulga el Comité Olímpico Internacional. Otro guiño que sirve para posicionar a la institución que dirigen Christophe de Kepper y Thomas Bach.
España, juez y testigo
En su carta, aunque no lo hace directamente, Luigi Carraro señala a España como parte fundamental del conflicto al ser el país que más ha trabajado por el desarrollo del pádel en las últimas décadas. Se trata de un deporte que ha crecido mucho en nuestro país y que ahora mismo se desarrolla en torno a lo que sucede en nuestras fronteras.
De hecho, una de las principales críticas es que el World Padel Tour está gestionado por el grupo cervecero español Estrella-Damm. Sobre ellos es sobre quienes recae esa crítica de gestionar el circuito como un negocio y no en pro del bienestar de los jugadores, de los torneos y de la expansión del pádel.
Carraro añade que España tiene mucho que decir en todo este conflicto porque entre el 80 y el 90 por ciento de los grandes torneos internacionales se desarrollan aquí. Por ello, la Federación pide al COI apoyo para potenciar su propio circuito, el FIP Tour, el cual pretenden hacer llegar a mayor número de países.
Además, aprovecha para señalar nuevamente a Estrella-Damm asegurando que han detectado que "después de un periodo de colaboración limitada, los objetivos de esta entidad privada sin ningún vínculo ni una colaboración estrecha con la Federación no pueden coincidir con los nuestros". Así es cómo se encuentra ahora mismo una guerra que puede fracturar el mundo del pádel y en la que quiere tomar parte Nasser Al-Khelaifi con su gran proyecto.
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