La cuenta atrás está activada. El reloj corre aunque lo hace demasiado lento para los verdaderos amantes de la Fórmula 1. Sin embargo, sus ansias están a punto de ser saciadas porque el próximo 2 de marzo arrancará el Mundial de Fórmula 1 con la disputa del Gran Premio de Bahréin.
La competición comienza por lo tanto a aparecer en el horizonte y lo hace en un contexto de lo más convulso. Y es que tanto lo puramente deportivo como lo que rodea al Gran Circo en el aspecto extradeportivo vive un momento de turbulencias que están provocando marejada antes de que los monoplazas comiencen a rodar por toda velocidad por los circuitos del planeta.
El adiós de Lewis Hamilton a Mercedes después de toda una vida corriendo con la escudería germana para unirse a Ferrari a partir del año que viene hizo temblar los cimientos de Mundial. Un fichaje de dimensiones colosales para la Scuderia, que con uno de los mejores pilotos de la historia quiere volver a estar a la altura.
Este movimiento provocó daños colaterales, como el que afectó a Carlos Sainz, que tendrá que buscarse un nuevo acomodo. Es cierto que estos cambios de asiento no afectan a este 2024, pero sí lo harán de manera indirecta.
Al margen de todo esto, hay una serie de polémicas que nada tienen que ver con lo deportivo que están enturbiando el ambiente en las semanas previas con investigaciones o denuncias por comportamiento inadecuado que ensombrecen la figura, en este caso, del director de Red Bull.
Movimiento de sillones
La Fórmula 1 no experimentará grandes cambios para este Mundial de 2024 a nivel de nombres de pilotos, pero parece que se lo guardará todo para el próximo 2025. Y es que pese a que ni siquiera ha arrancado el Mundial de este año, el siguiente ya comienza a perfilarse.
La bomba estalló primero con el anuncio de Mercedes de que dejaba salir a Lewis Hamilton tras una relación que ha durado toda la vida. Sin tiempo para asimilar el golpe, aunque ya se conocía el desenlace, Ferrari confirmó que se hacía con los servicios del piloto británico para la temporada que viene.
Tendrá, por lo tanto, un año más Lewis Hamilton para hacer un último favor en Mercedes a modo de su último baile antes de vestirse completamente de rojo en 2025.
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La Fórmula 1 no tiene demasiados asientos y tan sólo unos pocos elegidos pueden presumir de formar parte de este espectáculo, así que el movimiento de Hamilton generó consecuencias. Quien las pagó fue Carlos Sainz, que perderá su sitio en la Scuderia en 2025.
El madrileño pondrá punto y final a su aventura, su sueño, en el conjunto italiano para hacer hueco a Hamilton. En Ferrari apostaron por quedarse con Leclerc en lugar de con el único piloto que este pasado 2023 fue capaz de romper la hegemonía de los Red Bull, así que el español tendrá que moverse.
Pese a que este cambio de cromos que se hará efectivo en 2025 no repercuta directamente en este Mundial, sí que lo hará de manera indirecta. Habrá que ver cómo reacciona Hamilton, sabiendo que el próximo curso correrá en otro lado, y sobre todo el empeño de Carlos Sainz, que deberá lucirse para encontrar un nuevo contrato en otra escudería.
Lo extradeportivo
Más allá de estos cambios en lo que tienen que ver con el plano más deportivo, fuera de la pista hay una serie de asuntos muy feos que están sacudiendo a la Fórmula 1 y poniendo en entredicho el prestigio de la marca.
Y es que Christian Horner, el director de Red Bull, fue denunciado por una empleada de la escudería por presuntamente recibir fotos íntimas de este hombre en su teléfono móvil particular. Acusado de "comportamiento inadecuado", ahora la figura del mandatario está en entredicho y muy tocada.
De hecho, desde la escudería se le habría instado al jefe de Red Bull a presentar su dimisión de manera voluntaria, pero esto no es algo que haya sucedido hasta el momento. Es más, en sus únicas declaraciones Horner ha negado de manera categórica todo aquello de lo que se le acusa.
Los líos siguen más allá y también afectan a algunos circuitos que forman parte del calendario como es el de Singapur. Unas investigaciones del ministro de Transportes de este país por su oscura relación con Beng Seng, el propietario de los derechos de este Gran Premio, levantaron las alfombras aunque finalmente la viabilidad de esta carrera no corre peligro.
Por si fuera poco, en Suiza investigan el patrocinio de Stake, una casa de apuestas, a la escudería Sauber. La Comisión de Casinos abrió una investigación ya que al incluir la denominación de esta empresa en el nombre del equipo podría estar incurriendo en una ilegalidad.
Muchos frentes abiertos, por lo tanto, en una Fórmula 1 que ya apura las horas para ver rodar a los pilotos en los típicos test de pretemporada que sirven para las primeras tomas de contacto.