La nueva temporada de la Fórmula 1 echará a andar en Bahréin este viernes. Allí tendrán lugar los primeros entrenamientos libres. Después, el sábado será turno para la clasificación y el domingo para la carrera, ambas a las 16:00 horas de la tarde. Un momento que cuenta con una gran expectación debido a las buenas sensaciones que desprende el Aston Martin de Fernando Alonso.
En la escudería británica hay sensaciones encontradas. Por un lado, están muy contentos con el rendimiento de un monoplaza que es nuevo en el 95% de su composición respecto a su predecesor, el AMR22. Pero por otro, no quieren dejarse llevar por la euforia generalizada que se ha desarrollado alrededor del nuevo coche.
Fernando Alonso se encuentra en ese limbo. Contento por los tiempos, las sensaciones y la manejabilidad del monoplaza. Tanto es así que no puede evitar comentar que incluso superaron a los Ferrari en ritmo de carrera. Pero a la vez reconoce que los test no salieron como esperaron y que solo pudieron cumplir con la mitad de los programas y es que las averías que sufrieron tanto el jueves como el viernes y la ausencia de Stroll les han lastrado.
Desde su primera aparición oficial del curso, ya estuvo hace unas semanas en los test de Pirelli de Jerez, Fernando se mantiene en esa lucha interna y externa que le generan las buenas sensaciones recibidas con la necesidad de no elevar las expectativas por encima de lo que realmente se pueda obtener en carrera.
Lo que mejor tiene el nuevo AMR23 hasta el momento son precisamente el ritmo en tandas largas, la poca degradación de neumáticos y la fiabilidad. Su punto débil ahora mismo es el desconocimiento generalizado sobre todo el monoplaza y es que cada avería, por mínima que sea, termina suponiendo un problema mayor de lo esperado en tiempo y costes.
Fernando, en declaraciones al diario AS, reconoce que aunque el feeling es positivo, hasta el sábado no podrán tener las mismas conclusiones ya que también desconocen a grandes rasgos los planes y las prestaciones del resto: "Depende de lo que se considere ir bien, ya sé que hay mucha atención a los tiempos, pero nunca sabes lo que ruedan los demás".
Alonso no oculta que la satisfacción con el trabajo realizado es generalizada. Seguramente posee el coche más competitivo que ha tenido entre manos desde su llegada a Ferrari. Pero de momento solo lo ven como un buen punto de partida para el futuro y no para el presente: "Nosotros estamos realmente contentos porque podemos trabajar en el coche, ha ido bien los tres días. Parece que es una buena base para futuros coches, pero nada más que eso".
Los problemas de los test
A pesar de la euforia, el bicampeón mantiene los pies en el suelo porque sabe que en cualquier momento pueden venir los problemas y tienen que estar preparados: "Supongo que hubo más fiabilidad que en años recientes. Tuvimos algún problema el primer día, pero bien. Lo que pasa es que es un coche tan nuevo, en todo, que para hacer el cambio de un muelle o lo que sea se tarda más de lo que esperamos. Entonces perdemos un poco de tiempo en el programa, porque se necesita algo más de práctica".
Por último, Alonso hace referencia a un problema importante que han tenido durante la pretemporada: la ausencia de Lance Stroll. Uno de los puntos más conflictivos de su salto hacia Aston Martin iba a ser su relación con el canadiense, pero de momento reconoce que le ha echado de manos en Bahréin ya que Drugovich no le ha podido dar el mismo aporte de información al monoplaza. Al final, eran dos pilotos novatos en la factoría de Silverstone.
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"Es peor. Peor porque yo siento cosas en el coche, o transmito cosas a los ingenieros, que no sé si son parte de la filosofía de Aston Martin o que vienen realmente de la constitución física del coche. Si estuviese el piloto que lleva todos los años aquí sería una ayuda grande porque habríamos podido tener su feedback. De hecho, hemos estado siempre en contacto con él por si nos podía responder a muchas preguntas. Ojalá lo hubiese probado".