Honda está atravesando por un periodo de cambio y destrucción. En el sentido figurado de la palabra, pero también en el literal. Los japoneses están pasando uno de sus peores momentos de la historia por resultados, sensaciones y por la imagen que están ofreciendo al exterior. La baja de Marc Márquez está siendo más dura de superar de lo que muchos podían imaginar. Y su vuelta, tras su cuarta operación, todavía está en el aire.
El piloto de Cervera lleva prácticamente dos años sin poder competir, al menos a su máximo nivel, y eso ha provocado que se cierre el grifo de los resultados y también del crecimiento de la marca. Siempre se ha dicho que la Honda es una moto un tanto especial, difícil de entender y de conducir para aquellos que no son Marc.
La casa japonesa y el ilerdense hicieron un pacto no escrito hace muchos años. Él crearía una moto a su imagen y semejanza sobre la pista y a cambio traería resultados. Así fueron llegando todos y cada uno de los seis títulos mundiales que ha conseguido en la categoría reina. Lo malo de ese binomio es que, dadas las peculiaridades del pilotaje de Marc, ningún otro corredor ha sido capaz nunca de acercarse a su rendimiento.
El que quizás estuvo más cerca de hacerlo, hace ya muchos años, fue Dani Pedrosa. Quizás un acierto para su resurrección sea recuperar la figura del piloto, quien ahora ha evolucionado el proyecto de KTM hasta hacer de dicha montura un elemento competitivo.
El gran problema ha llegado cuando Marc se ha pasado los últimos años entrando y saliendo del quirófano, luchando contra su brazo y contra sus episodios de diplopía. Eso ha provocado que el desarrollo de la Honda haya estado también casi parado desde entonces. Se ha probado en la fábrica, con los ingenieros, pero no en la pista, porque el encargado de evolucionar una montura tan compleja no ha estado para hacerlo.
Y el resto de compañeros no ha sabido ni ha podido darle ese vuelo que solo conseguía con Márquez a los mandos. Honda sigue dependiendo de la recuperación del piloto español más que nunca. Por resultados, pero también para retomar las riendas de un proyecto que ahora mismo vaga entre la oscuridad y el desastre.
Es una moto tosca y rudimentaria. Está por hacer. No se parece a ninguna de las que actualmente existe en la parrilla. Sufre con los neumáticos, en las frenadas, con el calentamiento y tampoco es tan potente en las rectas como algunas rivales, especialmente la Ducati. Marc no volverá en plenitud, si lo consigue, hasta el 2023. Por lo que la marca japonesa sabe que hasta entonces tendrá que lidiar con lo poco que tienen y confiar en que la salida del túnel esté más cercana de lo que parece.
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Una racha de 40 años
Alberto Puig reconocía tras el Gran Premio de Alemania en Sachsenring que la situación no podía seguir así. El mánager de Honda, y persona muy cercana a Marc, confirmaba lo que todos ven. Están en su peor momento, tanto en la pista como en el garaje, y no pueden seguir echando la culpa a la ausencia del mejor piloto de la parrilla.
Confían ciegamente en la vuelta a su mejor nivel del ilerdense, pero necesitan crecer también alejados del calor que siempre da tener a un talento como Márquez. Ni qué decir de lo que supondría que Marc tampoco consiguiera ofrecer un buen nivel en 2023 o que incluso confirmara esos temores de retirada que se han llegado lanzar.
En Alemania, Honda tocó fondo y rompió una racha que llevaba vigente 40 años. Eso da buena muestra del grave problema por el que están atravesando. Desde 1982 no se quedaban sin sumar ni un solo punto. Fue en Francia y aquella situación estuvo provocada por un boicot a gran escala que hicieron varios pilotos de la parrilla para protestar contra la poca seguridad en los circuitos.
La carrera en el país germano no ha contado con ningún boicot, solo con el desolador panorama que ahora mismo viven y que tiene muy preocupado a Puig. Pol Espargaró, piloto titular de Honda, Álex Márquez, piloto del equipo filial LCR, y Nakagami, compañero de Álex, se fueron al suelo. Solo consiguió terminar Stefan Bradl, quien está sustituyendo a Marc, y lo hizo en última posición. Un drama absoluto para Honda que llevaba cuatro décadas sin vivir una situación tan grave.
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"No se puede seguir así. No sé de estadísticas. Sólo sé que no estamos en la situación correcta en este momento y tenemos que cambiar por completo esto". Era la valoración que dejaba Alberto Puig tras lo que podría considerarse como el peor fin de semana de Honda en su historia. O al menos en mucho tiempo. Un resultado que evidencia la falta que hace Marc, pero también un giro radical en el equipo.
Revolución en el garaje
Teniendo en cuenta la situación de Honda en el Mundial, no es de extrañar la revolución que se avecina en el mercado de pilotos. Urge crear una moto competitiva y emprender un nuevo proyecto en vista del fracaso obtenido. Quizás lo más difícil será decidir entre si hacer una máquina adaptable, en cierto modo, a varios estilos de pilotaje, o seguir apostando ciegamente por las exigencias de Marc.
Eso lo marcará también el estado en el que pueda regresar el campeón y si el ilerdense puede asegurar por fin volver a luchar por el título con pilotos como Fabio Quartararo o Aleix Espargaró. Sea como fuere, va a haber grandes movimientos y es que Honda prepara una revolución total en los dos garajes que controla ahora mismo.
De hecho, lo previsto en la hoja de ruta del equipo japonés es que solo continúe Marc Márquez. Tiene contrato hasta 2024 y se confía en que para entonces pueda volver a ser el campeón que fue en sus mejores años, donde demostraba no tener rival y ser el digno sucesor en la categoría de Valentino Rossi.
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Sin embargo, el resto serán todo caras nuevas. En primer lugar su compañero. Es casi un hecho la salida de Pol Espargaró, quien no ha convencido al gigante del motociclismo como compañero de Marc. Para su reemplazo llega Joan Mir. El campeón del mundo en 2020 dejará Suzuki, que abandona el campeonato, y afrontará el reto más complicado de su carrera: resucitar la Honda y competir con un Marc que se espera que vuelva a ser el de siempre.
Joan no está teniendo un año fácil, no lo está siendo para nadie en Suzuki a pesar de que a principios de temperatura se presentaba como la mejor moto del campeonato. Y ante el adiós de la marca, se ha visto obligado a dar este giro en su carrera. Un viaje parecido al que hará su compañero de escudería.
El otro piloto de Suzuki, Álex Rins, también se ha tenido que buscar la vida y lo hará en la factoría de Honda. Con el primer equipo ya completo, su lugar estará en LCR, ocupando la plaza de otro Álex, pero Márquez. El hermano de Marc quiere salir y ya medita si continuar en MotoGP o si probar suerte en Superbikes. Por último, quien también saldrá es Stefan Bradl. Dejará de ser el piloto probador, puesto que ocupará Nakagami. Y para sustituir al japonés llegará su compatriota Ai Ogura, quien sube desde Moto2.
Así será la nueva composición de un equipo Honda que necesita más que nunca relanzar su proyecto. Hacer una moto competitiva y crear una formación que sea capaz de evolucionarla. Eso o confiar en que la vuelta de Marc sea la definitiva para volver a colarles en la élite del motociclismo. El presente es negro y el futuro, muy incierto.