Una de las imágenes de los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 es la de Jarl Magnus Riiber, el esquiador que tenía la medalla de oro en su mano y la perdió por equivocarse de dirección en la prueba de la combinada nórdica masculina. Este noruego no consiguió entrar en el podio, pero sí sus compatriotas Graabak y Oftebro que serían primero y segundo. Son dos de las 28 preseas que se ha colgado la delegación del país nórdico, el más prolífico de todos los JJOO.
Un país de 5,5 millones de personas suma 13 de oro, tres más que Alemania, cinco más que Estados Unidos y seis más que los anfitriones. Sobre todo, tienen nueve más que el Comité Olímpico Ruso que, eso sí, es segundo en el medallero con 24 medallas. Los noruegos son los grandes dominadores de esta edición. Esta nación opaca al resto en todas las competiciones con medallas en la mayoría de las disciplinas y un dominio especial en el biatlón.
Suman 10 en esta disciplina. A estas hay que añadir cinco en esquí de fondo, tres en combinado nórdico y dos en patinaje de velocidad. Además, Noruega se ha colgado ua presea en salto de esquí, snowboard , esquí de estilo libre y curling. En este sentido, se puede hablar como sus grandes estrellas de la biatleta Marte Olsbu Roeiseland, que suma cuatro medallas en esta edición, y del esquiador de fondo Johannes Hoesflot Klaebo, con otras cuatro.
Todo el mundo entiende que el hecho de vivir en un país con frío, con nieve en gran parte del año y acostumbrados a la vida con trineos y esquís les da una ventaja importante, pero hay algo más detrás de este éxito de Noruega. La nación supera a otros comités con lugares de entrenamiento mucho más grandes y mejor preparados, además de contar con el factor del clima similar. Para ellos, la clave está en que no se obsesionan con practicar los deportes para ganar.
Más allá del frío
Los noruegos no llevan la cuenta de los triunfos en las competiciones infantiles y juveniles. El sistema de deporte de este país lo primero que prioriza es la salud. Incentivan la práctica deportiva dentro de la educación como un factor más para el crecimiento. No hay medallas, por lo que nadie destaca por encima del otro. El primer objetivo de la competición es divertirse, el segundo es fomentar el ejercicio y el último ya es tratar de ser los mejores.
Birk Ruud, la medalla más joven de Noruega en estos Juegos, explica cómo superó el fallecimiento de su padre a través del deporte: "Es difícil decir lo que él habría dicho, pero creo que está muy orgulloso de que esquíe, de que haga esto por las razones correctas, no realmente por el resultado sino más por el amor por el deporte. No comencé a esquiar para terminar con esta medalla, lo hice porque lo amo y eso es lo que él quería que hiciera, así que creo que estaría muy orgulloso".
Marte Olsbu Roeiseland, la mujer récord, ahonda más en las razones del éxito de sus compatriotas. "Es difícil explicar el éxito de Noruega. No somos mucha gente, pero somos un pueblo con pasión. Hay muchos atletas fuera de Noruega y es impresionante e inspirador ver lo que todos hacen para estar aquí y ser parte del equipo", reflexionaba.
No priorizan el éxito
Vetle Sjåstad Christiansen, oro en la prueba de relevos masculino, daba en el clavo con la paradoja de su sistema. "Nuestro sistema no está configurado para el éxito. Es más un sistema para la alegría y la felicidad, para ser feliz con tu deporte y, ante todo, tener salud. Tal vez por eso tenemos tanto éxito, porque realmente disfrutamos lo que hacemos y entonces es fácil trabajar duro, no todos los días, pero casi todos los días", reflexionaba.
Oslo y Lillehamer han organizado en el pasado los Juegos Olímpicos. La capital de Noruega, eso sí, lo hizo en 1952, por lo que no tienen tanto recuerdo como con la edición de 1994. Intentaron llevarse la edición de 2022, pero no fueron tan convincentes como Tokio. Ya fueron los mejores en 2018 y van camino de conseguir el mismo resultado en la edición que termina esta semana. El ejemplo de no obsesionarse con el éxito sirve para otros países que intentar tener relevancia.
[Más información: Darya Dolidovich, exilio en Polonia y sin JJOO de Pekín 2022: otra víctima de la Bielorrusia de Lukashenko]