Los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 están cada vez más cerca. La cita, planteada hace unos años como un evento histórico al haber albergado los Juegos Olímpicos de Verano en 2008, se está convirtiendo en un todo un reto para la organización. Al boicot diplomático anunciado por potencias como Estados Unidos se suma la llegada de la variante ómicron, el contagio de numerosos atletas y el endurecimiento de las restricciones en territorio chino con el objetivo de mantener los cero contagios en toda la zona.
Las autoridades del gigante asiático se juegan mucho en los Juegos que comenzarán el 4 de febrero. Y, por ello, llevan trabajando los últimos meses en alcanzar la heroicidad de los cero contagios en su territorio. Para ello no han dudado en seguir con su estrategia de test masivos a la población y, sobre todo, con los confinamientos de las zonas más afectadas. Unas decisiones que se tomaron antes de la llegada de la variante ómicron, conocida por su fácil contagio y que como aspecto positivo tiene su menor agresividad. Pese a ello, el hecho de la rápida transmisión ha hecho saltar las alarmas en el COI.
El Comité Olímpico Internacional no baraja de ninguna manera la posibilidad de una suspensión de los Juegos. Una postura previsible, pues desde el organismo se defendieron los pasados Juegos de Tokio 2020 y, con el éxito de la vacunación, no se iba a cambiar para la cita de China. Sin embargo, sí que se ha confirmado cierta preocupación por la extensión de los contagios entre los deportistas participantes. "Queremos organizar un evento increíble con la presencia de todos los grandes deportistas del mundo", indicó Christopher Dubi, director ejecutivo del COI, en RTS.
Las medidas de seguridad, por lo tanto, serán fundamentales. El protocolo más reciente obligará a mantener una burbuja cerrada. A diferencia de Tokio 2020, las salidas de cierto personal de esa burbuja estará prohibida. Además, se mantiene la imposibilidad de acudir a zonas turísticas y únicamente se podrá estar en las instalaciones que la organización haya habilitado. Eso sí, aunque en Tokio no hubo público, China sí ha aceptado que ciertos aficionados locales puedan acceder a las instalaciones.
El único riesgo que ven en el COI es el de los contagios entre los deportistas. Tokio mantuvo el control y evitó brotes de gran magnitud en las diferentes disciplinas. Pekín quiere seguir el mismo camino hasta cumplir la promesa de los cero contagios diarios. Por el momento, en los últimos siete días apenas se han notificado 10 casos positivos en toda la región y para observar el 'pico' hay que retroceder a octubre, donde a finales de mes hubo cuatro caso en un mismo día en Pekín. Cifras muy alejadas a las que se ven en Europa, pero que para China ya suponen un reto con ómicron extendiéndose entre participantes y población.
El 'extra' del boicot
Por si fuera poco, a la situación sanitaria de Pekín habrá que sumar el boicot diplomático impulsado por algunas de las principales potencias. Una decisión que inició Estados Unidos tras acusar a China de violar derechos humanos en algunos de sus territorios y a la que se sumó instantáneamente tanto Reino Unido como Nueva Zelanda. Los países de la Unión Europea, por su parte, tomarán una postura común y otros Estados como Corea del Sur ya han descartado sumarse a la ofensiva estadounidense.
Esta campaña contra China, que únicamente provocará la ausencia de cargos representativos de cada país sin ningún perjuicio sobre los deportistas, también cuenta con el impulso del 'caso Peng Shuai', la tenista que denunció abusos sexuales por parte de un alto cargo del Partido Comunista y exviceprimer ministro del país. La WTA, organización de tenis femenino, incluso decidió cancelar todos los torneos en suelo chino hasta que se aclare el asunto.
La última pieza del muro de dificultades levantado frente a los Juegos Olímpicos de Pekín 2022 la puso la NHL. La mejor liga del mundo de hockey sobre hielo, una de las principales referencias de la cita olímpica, confirmó que no pararía durante las fechas del evento. La razón no fue otra que la gran cantidad de contagios que se han producido las últimas semanas y que han obligado a aplazar numerosos partidos.
Así las cosas, entre boicot y la Covid-19, Pekín 2022 afrontará un reto histórico. En su mano está el aspecto sanitario, que en caso de no afectar a la cita supondrá un gran éxito para la organización china y para el propio COI, gran defensor de que se celebre el evento.