El Mundial de Qatar ha generado controversia desde el primer momento en el que se supo su designación. El poco respeto por los Derechos Humanos, la muerte de trabajadores en la construcción de los estadios, la desprotección del colectivo LGTBI... Muchos factores que se han mirado con lupa, aunque los deportivos tampoco se han escapado de estas críticas justificadas.
Durante los días previos al arranque de la competición, la organización y la FIFA se encargaron de difundir a través de las redes sociales una serie de vídeos en los que trataban de calentar el ambiente de fútbol. En ellos, se podía ver a 'falsos aficionados' ataviados con banderas y prendas de todo tipo de varios países participantes, haciéndose pasar por hinchas de aquellas selecciones.
Esto se tomó como una iniciativa ridícula en el resto del mundo, y sobre todo desesperada por parte de la organización para generar un ambiente ficticio. La afición por el fútbol en Qatar es prácticamente nula, algo que también se puso en tela de juicio a la hora de su designación, así que se esperaba uno de los peores Mundiales de toda la Historia en cuanto a ambiente.
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Poco después se confirmó el fracaso. En el primer partido del torneo, con el anfitrión involucrado en él, las gradas quedaron despobladas al término de la primera mitad, ofreciendo una imagen impropia de una Copa del Mundo. Por si fuera poco, en los siguientes días Qatar y la FIFA tuvieron que abrir los tornos en los tiempos de descanso de los encuentros para que la gente pudiera entrar sin pagar y evitar así estadios semivacíos. Además, inflaron las cifras de asistencia de manera descarada.
Gracias a Argentina
Sin embargo, este Mundial ha encontrado a su mejor aliado en Argentina. La Albiceleste tiene tras de sí al público más ferviente de todo el planeta, al que le da más importancia a la Copa del Mundo que a aspectos de su propia vida, y que realiza cualquier locura para estar con su selección.
El país sudamericano ya entraba en las listas de las naciones con más entradas compradas para este Mundial en las semanas previas, antes incluso de que se supiera hasta dónde iba a llegar el equipo de Lionel Scaloni. De hecho, la primera derrota ante Arabia Saudí provocó un auténtico terremoto que hizo tambalear la fe de los más fervientes.
Sin embargo, la Albiceleste ha ido avanzando fases y rondas en el Mundial y se ha plantado en la gran final. En ella, se medirá a Francia, un partido que en el país sudamericano no quiere perderse nadie. Este encuentro se ha convertido en uno de los grandes acontecimientos y Argentina se paralizará casi al completo el próximo domingo a la hora en la que comience a rodar el balón.
Argentina rompe la farsa
Los argentinos han ido aterrizando en Doha en masa a medida que su selección iba avanzando eliminatorias. Del ambiente desangelado de los primeros días tanto dentro como fuera de los estadios, se ha pasado a un panorama muy diferente. Atrás quedó la farsa que quisieron montar artificialmente Qatar y la FIFA para dar paso a algo mucho más natural.
Ahora mismo, en Qatar predomina el color blanco y el celeste, el de las miles de banderas y camisetas que lucen tanto en las calles como en los estadios los hinchas sudamericanos. La embajada argentina apuntaba hace unos días que ya había más de 20.000 aficionados de la Albiceleste en tierras qataríes, aunque en cada partido de Argentina en las eliminatorias daba la impresión de que eran muchos más.
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Por si fuera poco, esa cifra ha ido aumentando con el paso de los días, más aún cuando Aerolíneas Argentinas fletó además vuelos especiales para presenciar las semifinales. Uno de ellos agotó sus 269 plazas en menos de 24 horas pese a que el precio de cada asiento se había disparado.
20 horas de avión
Argentina y Qatar no están precisamente cerca en el mapa, pero eso parece no ser ningún inconveniente cuando de por medio está la pasión desatada de los hinchas sudamericanos. El viaje en avión lleva casi un día, unas 20 horas si se despega desde Buenos Aires y se aterriza en Doha, con escala incluida.
El país asiático se ha convertido en una auténtica fiesta argentina, y la celebración del pase a la final se prolongó hasta altas horas de la madrugada. La guerra en las gradas la tendrá ganada en el Lusail Stadium sin ningún tipo de duda la Albiceleste sobre Francia, aunque ahora se presenta un nuevo problema para muchos argentinos que quieren estar en ese partido, el de cómo llegar hasta Qatar sin dejarse una fortuna en el intento.
Una gran parte de los hinchas que se encuentran en el país asiático no tienen entrada para presenciar la final. Cientos de personas esperan a que la FIFA libere asientos y ponga a la venta nuevas localidades, aunque saben que no será precisamente barato acceder al estadio. La AFA ha habilitado una sede en Doha para tratar de resolver cualquier tipo de incidencia y decenas de aficionados se agolparon a sus puertas para exigir soluciones. Entre ellas, la venta de entradas a precio oficial y no inflado como en la reventa.
Precisamente es aquí donde las cifras alcanzan valores desorbitados. Se habla de que el precio en la reventa ronda los 2.000 euros, aunque este registro puede dispararse según se vaya acercando la final. El desembolso es inalcanzable para muchos de los argentinos que, ya solo en el viaje y en la estancia, se han dejado unas sumas muy importantes de dinero.
El ambiente argentino está por lo tanto garantizado, y Leo Messi y compañía saldrán al césped habiendo ganado en las gradas, eso lo saben. Pero son muchos los hinchas de la albiceleste que en los días previos a la final se encuentran en una situación desesperada, buscando una entrada para no quedarse fuera y presenciar así en directo lo que puede ser el tercer Mundial de Argentina.