Tan solo falta un paso más. Queda un último esfuerzo para que un país en el que el fútbol es una auténtica religión vuelva a disfrutar a lo grande como hizo en 1978 o en 1986. Estar 36 años sin ganar un Mundial es una penitencia para cualquier argentino que se precie, pero ahora empiezan a ver la luz al final del túnel y la Albiceleste vuelve a estar a las puertas de conseguirlo. [Argentina 3 - 0 Croacia: goleadores y narración]
Argentina está en la final de Qatar 2022. Lo consiguió seguramente mucho más fácil de lo que esperaba, imponiéndose sin ningún tipo de problema a una Croacia que esta vez no estuvo a la altura. Los balcánicos firmaron seguramente su peor partido de todo el Mundial y lo hicieron en el peor momento, así que no podrán repetir su presencia en la final.
El equipo de Scaloni no jugó brillante, seguramente no lo haya hecho en toda la Copa del Mundo, pero sí de forma muy efectiva. Siempre tuvo la situación bajo control, picó cuando tenía que picar y dejó muy pronto a su rival con la cabeza gacha y sin moral para intentar la remontada. Leo Messi ya tiene su segunda final.
El susto de Messi
Si ya de por sí Leo Messi centraba todos los focos que apuntaban a este partido, en los primeros minutos lo hizo de manera todavía más exagerada. No fue por sus arrancadas, sus regates o sus goles, sino por unos problemas físicos. Pasados los diez minutos cayó en la frontal del área y, al incorporarse, comenzó a tocarse el cuádriceps. Parecía que arrastraba molestias musculares el '10', y las alarmas saltaron en Argentina, pero fue una falsa alarma porque su rendimiento no se iba a ver afectado. Ya les gustaría a muchos estar lesionados y jugar así.
El partido no fue una de esas odas al fútbol que se recuerdan durante mucho tiempo. Sin ir más lejos, el cruce de cuartos de final entre Inglaterra y Francia estuvo varios peldaños por encima en cuanto a espectáculo, pero una semifinal es una semifinal y no es fácil aliviar la tensión que produce un partido así.
Argentina nunca ha llegado a realizar un juego especialmente brillante durante este Mundial, pero en este encuentro demostró tener un colmillo fuera de lo normal. Croacia fue siempre al 'tran-tran', queriendo y no pudiendo, y las genialidades de Modric o de Kovacic, que tanto le han dado durante todo el torneo a los balcánicos, brillaron en esta ocasión por su ausencia.
Pasada la media hora llegó el punto clave en el que se iba a definir el partido. Julián Álvarez le ganó la espalda a la defensa croata demasiado fácil y se plantó mano a mano. En estas, se topó con Livakovic, y el colegiado señaló un claro penalti. Leo Messi, aclamado por el público, cogió la responsabilidad y anotó la pena máxima sin vacilar.
Croacia cayó a la lona. Desorientada, enseguida llegó el segundo golpe. Fue además de manera desafortunada para los balcánicos porque los errores llegaron en cadena. Uno, dos y hasta tres intentos fallidos de despeje por parte de los croatas dejaron el balón franco para que Julián Álvarez, el otro crack del partido y el mejor 'descubrimiento' de Argentina, hiciera el segundo. Este delantero ni siquiera era titular en el inicio del Mundial, pero se ha ganado el puesto a pulso.
Croacia, muerta
Estando Argentina en el césped, no se puede descartar casi hasta el último minuto que se vaya a complicar la vida de forma inesperada. Así sucedió el día de Países Bajos, sin ir más lejos, pero en esta ocasión la película iba a ser muy distinta. Esta vez, la Albiceleste tenía todo bajo control y no hubo lugar a la sorpresa.
Entre otras cosas, porque Croacia firmó seguramente uno de sus peores partidos en todo el Mundial. La cara más gris, en el peor momento. Maniatada e impotente, el 'Dibu' Martínez, al que le tocó ser el héroe en la ronda anterior, apenas tuvo que manchar sus guantes porque los europeos jamás encontraron la manera en la que meterle mano a la defensa argentina.
A mediados de este segundo acto, llegó la sentencia definitiva. Si alguien tenía que destacar en el partido, era Messi. Llegó la jugada simbólica de 'su' Mundial. Leo cogió el balón en campo contrario, acostado en la banda derecha. En esa misma acción, primero le metió pausa al juego y acto seguido, velocidad. Encaró a Gvardiol, se giró, se internó en el área y se marchó de él como quiso. El resto, un regalo para que Julián Álvarez empujara al fondo de las mallas.
Hasta eso le sucedió a Croacia, que Gvardiol, el mejor central del todo el Mundial, no estuvo tan fino como en todos y cada uno de los partidos anteriores. Fue un día aciago y negro para los balcánicos, a los que le devolvieron la moneda de 2018.
No hubo nada más que rascar. Croacia, que siempre se vio fuera, bajó los brazos. Incluso Lionel Scaloni se dio el lujo de poder darle unos minutos a varios futbolistas inéditos hasta el momento. Haciendo grupo antes de llegar a la final. Fácil y plácido, tanto como seguramente nadie lo esperaba, para Argentina. La Albiceleste y Messi ya están en la final esperando rival. Francia o Marruecos, sea quien sea tan solo les queda un esfuerzo más.