El miércoles 29 de mayo de 2024 el Rayo Vallecano cumplirá 100 años. Un siglo de historia del cual dos décadas el equipo al sur de Madrid las habrá pasado en Primera División. Como así hará en la temporada 2024/2025 tras certificar su permanencia en la penúltima jornada.
El club más modesto de los profesionales que juegan en la Comunidad de Madrid llega al año del centenario impulsado por su creciente y férrea masa social, aunque con muchos retos internos e institucionales que abordar para la siguiente década.
Su dudosa estancia en el Estadio de Vallecas o la mejora del mismo; las relaciones rotas entre los abonados y el presidente, Raúl Martín Presa; la renovación de la primera plantilla o devolverle la gloria pasada a su sección femenina, así como a la cantera y la Fundación, son algunos de los desafíos.
El corazón de la Albufera
El Estadio de Vallecas se enclava en la avenida de la Albufera, en pleno corazón del Puente de Vallecas, donde el Rayo tiene concesión de uso hasta el año 2049 como máximo. Sin embargo, la segunda mitad de la temporada 2023/2024 ha estado marcada por la intención de Presa de buscar un nuevo emplazamiento para el feudo rayista, en consonancia con el alcalde del Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Desde que se hicieran públicos sus planes, abriendo la puerta a salir de Vallecas si fuera necesario, la afición vallecana se puso en contra. En varias jornadas, en los prolegómenos del partido en cuestión, se han hecho movilizaciones y cadenas humanas en torno al estadio bajo el lema ‘ElRayosequeda’.
Como toda operación inmobiliaria, hay quienes no tardaron en alzar la mano para posicionar un acuerdo ventajoso. El primero en ofrecerse para acoger al Rayo Vallecano fue Luis Roca de Togores, presidente de Valdecarros, que está auspiciando el desarrollo urbanístico más grande de España.
Otras fuentes del entorno del club hablan de Arroyo Abroñigal, el ‘Madrid Nuevo Sur’ que anhela Almeida. Incluso, se baraja una tercera opción: unos terrenos al lado del Hospital Universitario Infanta Leonor. Por su parte, Ayuso tiene en mente nuevos PAUs como Los Ahijones y Los Berrocales en Vicálvaro.
Todas estas alternativas se mueven en el entorno de Vallecas, pero ninguna se ancla a la Albufera, Payaso Fofó, Arroyo del Olivar y Teniente Muñoz Díaz.
El sentir mayoritario de los abonados -respaldados por partidos políticos como Más Madrid- es que quieren hacer valer su proclama de ‘ElRayosequeda’ y, por tanto, estarían dispuestos a mudarse durante un par de años a alguno de los estadios que rodean Vallecas con tal de que se acometan las obras de mejora y modernización necesarias para su vuelta.
Estaríamos hablando, sobre todo, del Cívitas Metropolitano en Madrid, el Coliseum en Getafe o Butarque en Leganés. Capacidad habría la suficiente para albergar, cuanto menos, a los propios abonados del Rayo.
Si bien es cierto que durante las tres últimas temporadas los carteles de “entradas agotadas” se han sucedido por el jogo bonito del equipo y Presa justificaba su maniobra con la aspiración de que el Rayo Vallecano se clasificase para Europa, la realidad ha sido tozuda y el equipo ha estado peleando por la permanencia hasta casi el último minuto.
Parece que la única competición europea que verán los rayistas será la Champions League y por ojos de su excapitán y entrenador ahora en el Girona, Míchel.
Entre tanto, el propio presidente ha incumplido una de sus promesas para la temporada recién terminada. Iba a abrir una grada supletoria en el fondo de Teniente Muñoz Díaz antes de que acabase 2023, y tal hito nunca llegó a producirse.
Presa, centro del conflicto
Raúl Martín Presa, que controla un 97,8% de las acciones del Rayo Vallecano desde 2011, está en el centro de la diana de los aficionados vallecanos. Le achacan “dejadez” y “falta de sintonía con el barrio y la afición”.
Los rayistas no olvidan su fugaz -y poco rentable- inversión de 2016 en el Rayo Oklahoma City de la NASL. Ese proyecto drenó recursos que podrían haber ido a otros más urgentes en su Madrid natal. Ahora repite aventura con el patrocinio de Campos Racing en la Fórmula 4 de la mano de su patrocinador Griffin Core Solutions. Algo que los seguidores tampoco entienden.
El Rayo tiene muchos problemas ordinarios del día a día que, lejos de resolverlos, Presa los ha ido escondiendo ‘debajo de la alfombra’. Por citar algunos ejemplos, partido tras partido, verano tras verano, las imágenes de las largas colas que tienen que soportar durante horas y días los simpatizantes y abonados para hacerse con un puñado de cientos de entradas libres o renovar su abono inundan las redes sociales.
Aun con la inyección de capital del fondo CVC en los clubes de LaLiga, el Rayo Vallecano no ha sido capaz de lanzar una plataforma de venta online. Tampoco ha echado mano del Kit Digital del Gobierno para digitalizarse. “Esto no es de recibo en un equipo de Primera en España y en pleno siglo 21. Esta infraestructura tan antigua no la tiene ni un equipo de Regional. Es que ni siquiera la tiene ya una panadería de barrio”, se quejan habitualmente tanto rayistas como aficionados visitantes.
“Lo que no me explico es cómo un equipo tan maltratado por su directiva y con tan pocos recursos ha sido capaz de cumplir 100 años, rozar puestos europeos, jugar tan bien durante tanto tiempo e, incluso, meterse en semifinales de una Copa del Rey”, en referencia a la temporada 2022/2023, cuando cayó frente al Betis. Palabras de un abonado que respaldan otros miles.
Basta con mirar a la red social X (la antigua Twitter) para hacerse idea de quién lleva en volandas a los jugadores y el staff técnico de ‘la Franja’. El Rayo Vallecano cuenta con 463.000 seguidores, frente a los 271.000 del CD Leganés, los 221.000 del Getafe CF y los 99.000 de la AD Alcorcón. El Rayo se ha ganado por derecho propio ser el tercer equipo de la Comunidad de Madrid.
Otras quejas constantes de los rayistas hacia Presa son que tiene la boutique desabastecida y desmantelada; que hace años que las banderas del fondo que representaban a los restantes equipos de la categoría y las principales instituciones (España, Madrid y la UE) se retiraron y no se repusieron; que el mensaje de homenaje a las víctimas de la Covid en el otro fondo -“Siempre en nuestro recuerdo”- sigue laminando el ánimo de los rayistas varios años después de acabar la pandemia, o que ya no hacen promociones para acompañantes y niños como temporadas pasadas, con unas entradas por encima del poder adquisitivo de muchos vallecanos y fieles de otras zonas aledañas.
Por no hablar de que, cuando llueve, hay goteras; que no hay cobertura en algunas zonas; que los cables eléctricos están a la vista poniendo en peligro a los asistentes; baldosas rotas y excrementos de pájaros en los asientos; que los baños no están provistos de agua o papel higiénico en algunos casos y que la poca iniciativa que ha mostrado Presa siempre se ha encauzado a invitar al palco a los líderes políticos de Vox y su entorno, tales como Rocío Monasterio, Santiago Abascal o Iván Espinosa de los Monteros. Lo que normalmente ha acabado en trifulcas con la grada local.
Hundimiento del femenino
Pero si algo ha tocado el orgullo de los rayistas ha sido el descenso del Rayo Vallecano Femenino hasta la Segunda Federación Femenina. Cabe recordar que la sección femenina, la más laureada del club, ganó las ligas de 2008/2009, 2009/2010 y 2010/2011, así como la Copa de la Reina de 2008.
Hoy pelea por no volver a bajar un escalón con un entrenador, Carlos Santiso, protegido por Presa y a quien la plantilla y la afición no le perdonan sus comentarios misóginos y violentos en un audio que pretendía arengar a sus jugadoras.
La cantera y la Fundación Rayo Vallecano tampoco están mucho mejor. El Rayo ha pasado de ser un estandarte para cualquier niño o niña de Madrid a que ni siquiera los chavales del barrio permanezcan más de lo necesario en sus filas, yéndose a los filiales del Real Madrid, el Atlético de Madrid o, incluso, a la vecina ED Moratalaz.
Entrenadores que no cobran, jugadores que en la segunda vuelta de la vigente temporada aún visten la elástica de uno o dos años antes… Su ilusión y el sacrificio de sus padres no pueden con el caos y el menosprecio de Presa a la que fue la mejor cantera de la región.
Los 31 de diciembre
Para muestra de la inoperancia y oscurantismo en el Rayo de Presa, un botón. Sitúense: 31 de diciembre. Mientras todo Vallecas -y buena parte de Madrid- se preparan para la tradicional San Silvestre Vallecana que tendrá lugar por la tarde, y los que no correrán se encargan de las cenas familiares de Nochevieja, el Rayo Vallecano celebra su junta general de accionistas por la mañana en la Ciudad Deportiva. Aunque cabe decir que algunos años, los menos, ha sido el 2 de enero.
¿El motivo? Desincentivar la asistencia y pasar de puntillas por los temas espinosos frente a los minoritarios, que apenas suman un 2,2%. Si bien es cierto que con ese porcentaje poco se puede hacer en una votación, no menos cierto es que nada les impide moverse para buscar un inversor nacional o extranjero que quiera comprar el otro 97,8% de Raúl Martín Presa y ponerle un acuerdo en ‘bandeja de plata’. Como dicen los catalanes, “la pela es la pela”.
Trejo, Valentín y compañía
Llegados a este punto, sólo queda hablar de lo puramente futbolístico. De ‘la Franja’ y el césped. Pepe Mel, José Ramón Sandoval, Paco Jémez, Míchel o Iraola han imbuido en el Rayo un estilo ofensivo con sus distintas apreciaciones. Unos lo hicieron a base de contrataques aunque fueran a trompicones, otros aplicaron el ‘fútbol total’ del toque-toque-toque desde la portería propia a la rival, y los últimos equilibraron la balanza. A excepción de la última temporada, donde se ha pecado de falta de gol como no se veía en años y todo pese a tener en punta a delanteros como Raúl de Tomás, Falcao o Sergio Camello.
Si el Rayo se ha ganado su apodo de ‘Matagigantes’ es por disputar los partidos a los grandes equipos y, en muchos casos, hasta ganarlos contra toda lógica. Con Iraola el apodo volvió a resonar con fuerza.
El Rayo debe seguir por esa senda. Por el camino de la alegría y no bajar los brazos desde el primer minuto. Hay algunos jugadores que parece que tienen un pie más fuera que dentro, caso de Stole Dimitrievski, Radamel Falcao o Pathé Ciss. Habrá que agradecer al ‘Tigre’ la exposición internacional que le ha dado al Rayo y a Vallecas, y del resto aprovechar su buen momento para hacer caja.
Quedan dos grandes dudas: conservar a Álvaro García, la ‘pimienta’ que tantas veces ha revolucionado los encuentros, y determinar qué se hace con RdT. Dicen los corrillos que él no ha pedido salir, pero todos saben que si llega una buena oferta, será vendido. Dos años en el dique seco para el jugador más caro de la historia del club son muchos. La gente le ha arropado, ni un solo pito en su contra. Al revés, todo ‘caricias’ para recuperar su mejor forma. Pero una tercera temporada de banquillo, desidia y cuenta goleadora apenas sin estrenar sería demasiado para un conjunto que necesita goles con urgencia. Y también kilómetros de sudor.
La columna vertebral del Rayo en su año del centenario debería ser la formada por: Lejeune, Balliu, Mumin, Pep Chavarría, ‘Pacha’ Espino, Óscar Valentín, Unai López, Isi, Álvaro García, De Frutos y Camello. Añadiría la vuelta de Joni Montiel y, por qué no, lanzar el anzuelo a un regreso de Fran García. El resto, a ingeniárselas en el mercado, como todos los veranos.
Y luego está Óscar Trejo. El capitán sin cinta. Tiene que retirarse en Vallecas. Por disfrutar de sus últimos ratos de magia, por su compromiso con el barrio. Por ser una leyenda de ‘la Franja’.
‘ElRayosequeda’. En Vallecas, y otros 100 años más. Gracias a su gente. Y cuantas más temporadas en Primera, mejor. Disfrutemos, que el fútbol popular escasea.