El Atlético de Madrid ganó en el Metropolitano, sí. Consiguió una renta mínima pero importante para la vuelta, es cierto. Pero también es verdad que la euforia de la parroquia colchonera se quedó a medias viendo cómo transcurrió el partido y la manera en la que se desarrolló la primera mitad.
La sensación que deja este encuentro de ida es que el Atleti pudo matar la eliminatoria en el Metropolitano y que ahora tendrá que ir a pelearla a Alemania. El territorio es hostil de por sí, pero más todavía si se tiene en cuenta que esta temporada el equipo de Simeone hace aguas por los cuatro costados cuando juega lejos de su afición. Los datos son claros y reflejan que hay dos versiones completamente opuestas.
De Paul encendió los ánimos con su gol cuando tan sólo se habían disputado cuatro minutos de juego, y Samu Lino hizo saltar los fuegos artificiales con el segundo tanto. El Dortmund fue una caricatura en manos de los colchoneros en los primeros 45 minutos, pero aquello fue como la espuma, porque tal y como subió, la euforia descendió en la segunda mitad.
Los germanos reaccionaron tras el paso por los vestuarios y mostraron una cara completamente opuesta. El Atlético ya no fue tan protagonista y el gol de Haller dejó el cuerpo frío a los colchoneros, aunque el desenlace pudo ser peor todavía. Por eso, es una victoria 'a medias' de los de Simeone, que se marchan a la vuelta con ventaja pero con un sabor agridulce.
El momento más feliz
El Atlético de Madrid sabía que gran parte de sus aspiraciones para estar en las semifinales pasaban por vencer en el Metropolitano. Jugaba la ida en casa, así que tenía que poner mucho de su parte en este encuentro para empezar a allanar el camino hacia la siguiente ronda.
No hubo miramientos ni contemplaciones. El Atlético salió a comerse el mundo, la eliminatoria y al Dortmund. Con el acercamiento de Morata cuando tan sólo se habían jugado dos minutos quedaba todo dicho, pero es que el primer gol apenas tardó cuatro minutos en llegar.
Las instrucciones de Simeone fueron claras, su equipo tenía que morder, ir arriba y apretar la salida del balón del rival. Aquello dio sus frutos, porque el primer gol fue el reflejo de lo que puede conseguir una presión alta bien ejecutada en equipo.
Es cierto que el Dortmund contribuyó inestimablemente y puso mucho de su parte. Los dos goles locales llegaron por dos errores garrafales en la salida del balón. Dos fallos inadmisibles para la altura en la que nos encontramos de la mejor competición del planeta, pero el Atlético también supo provocarlos con su intensidad.
Los colchoneros jugaron arriba. Su presencia en campo contrario fue constante y el Dortmund apenas fue capaz de pasar la divisoria con el esférico controlado. Oblak miraba el desarrollo de la acción de lejos y los germanos se preguntaban cómo podían estar tan lejos de su mejor nivel.
Faltos de confianza y de un plan para revertir la situación, el Atlético de Madrid tenía la eliminatoria donde quería. Tanto, que se encontró en un punto en el que la pudo haber dejada vista para sentencia.
La reacción germana
El guion fue, sin embargo, completamente diferente en la segunda mitad. La confianza del Dortmund reapareció y el inicio fue verdaderamente esperanzador para ellos. En tan sólo dos minutos de la segunda parte ya habían hecho más ofensivamente hablando que en todo el primer acto.
Los alemanes subieron las líneas y pisaron con mucha más asiduidad el campo del Atlético de Madrid. Era un escenario nuevo para ellos, y los colchoneros, quizás viendo que tenían una renta suficiente, se acomodaron a la nueva situación.
Es cierto que el Dortmund tampoco avasalló la portería de Oblak, y el guardameta de hecho no tuvo que firmar actuaciones sobresalientes, pero el peligro sí que merodeaba constantemente el área rojiblanca.
Eso sí, el paso de los minutos sin encontrar el gol fue mermando poco a poco la confianza del Dortmund y parecía que el partido se encaminaba hacia un triunfo solvente del Atlético de Madrid. Un 2-0 de cara a la vuelta, en la que además no estará Samu Lino por acumulación de tarjetas amarillas, era un tesoro muy preciado que hacía incluso empezar a pensar ya en las semifinales, pero de repente todo se torció.
Seguramente cuando más pareja estaba la segunda mitad, Haller aprovechó una falta de contundencia de la zaga rojiblanca para hacer el 2-1 y cambiar por completo el escenario. Todo estuvo a punto de tornarse en un auténtico drama, porque Bynoe-Gittens estrelló un zurdazo en el larguero que puso los corazones en un puño.
Y no sólo eso, porque con el tiempo cumplido fue Brandt el que cabeceó también a la madera cuando Oblak ya estaba batido. El Atlético viajará a Alemania con ventaja, que ya la quisiera el Dortmund para sí mismo, pero es cierto que la eliminatoria llegó a estar en la palma de su mano y que ahora tendrá que ir a por todas a Dortmund.