Por qué resurge el racismo a pesar de la expulsión de los ultras: "La sociedad no actúa para condenarlo"
EL ESPAÑOL se pone en contacto con David Moscoso, sociólogo deportivo, y con Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia, para analizar las causas.
2 abril, 2024 02:15El fútbol español ha vuelto a ver cómo quedaba eclipsado otra vez por el racismo. Este pasado fin de semana varios episodios se han dado en los campos de nuestro país y nuevamente se ha puesto de manifiesto un problema que viene de lejos. Pese a que se lleva años luchado contra esta lacra, no se termina de erradicar por completo de nuestros estadios.
El racismo ha ido cogiendo fuerza estos últimos meses, con Vinicius como principal receptor de los ataques, y los episodios con Marcos Acuña y Quique Sánchez Flores en Getafe o los insultos que recibió Cheikh Kane Sarr, y que terminó enfrentándose a los ultras, durante el Sestao - Rayo Majadahonda han sido la gota que ha colmado el vaso y reflejan el bochorno que se está viviendo en España con la xenofobia.
Mientras tanto, hace tan apenas unos días, Vinicius se derrumbaba en rueda de prensa y acababa al borde del llanto al reconocer todo lo que había estado sufriendo por culpa del racismo. Por el contrario, los episodios de índole xenófoba se reproducen cada vez más en los estadios sin que se pongan medidas efectivas contra ellos.
Grandes clubes como Real Madrid y FC Barcelona lucharon para expulsar a los ultras durante años y lo lograron tras un arduo proceso. Tras un periodo donde todo parecía mucho más calmado, los ultras y el racismo han comenzado a copar portadas, algo que deja entrever la crítica situación a la que se enfrenta España.
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con varios expertos para analizar el auge del racismo dentro de nuestras fronteras. Ambos consideran que hay problema de base y que dejan claro que "está emergiendo su visibilidad" en los últimos tiempos en los campos de fútbol.
"La notoriedad mediática hace que haya mimetismo en muchos casos, haciendo así que el racismo o la xenofobia se vayan trasladando de un sitio a otro", señala Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia. Ésta es una asociación que trabaja frente a la intolerancia, el racismo y la violencia xenofóbica en la sociedad.
⚽️ A lo Gato Sessa: Expulsado el arquero del Rayo Majadahonda por agarrar de la bufanda a un hincha del Sestao River. pic.twitter.com/VqC9m27fPQ
— Fútbol Total🏆 (@FutbolTotal_ARG) March 30, 2024
Por su parte, David Moscoso, sociólogo deportivo, señala a las redes sociales o la falta de contundencia en la sociedad como uno de los principales motivos para que se haya producido este crecimiento desmedido del racismo en los últimos tiempos.
Sin consecuencias
Tanto Esteban Ibarra como David Moscoso convergen en un mismo punto en su pensamiento acerca del auge del racismo en los estadios españoles. Ambos consideran que los castigos a los infractores no son suficientes y señalan que no se debe de pasar de puntillas contra esta práctica. Los campos de fútbol o las redes sociales se han convertido en los lugares donde prolifera esta práctica, pero según ellos no se sancionan lo suficiente.
"El derecho al insulto no existe, el insulto racista es un delito de odio y debe de ser castigado", insiste Ibarra y deja claro que "el problema es que la ley no se aplica con adecuación". Además, pone como ejemplo los protocolos que han de seguirse en los campos de fútbol.
Asegura que los árbitros no aplican correctamente la ley en muchos casos en los estadios y no se avisa a los ultras o radicales de los delitos que están cometiendo con los insultos racistas. "Hay que aplicar los protocolos; primero se debe advertir y, si continúan estos actos, se deben de parar los partidos".
El último caso que pone de manifiesto la mala utilización del protocolo contra el racismo fue el Sestao - Rayo Majadahonda. El colegiado no activó porque desde su posición ningún componente del equipo arbitral pudo escuchar estos gritos: "Ninguno de los miembros del equipo arbitral pudimos escuchar ni apreciar los citados gestos o insultos", se recogió en el acta. Sin embargo, las imágenes demuestran otra realidad.
Es más, Sarr fue expulsado por haber saltado a la grada para encararse con parte del público, y el choque de hecho tuvo que ser suspendido. Los jugadores del Rayo Majadahonda se negaron a seguir en el terreno de juego tras este incidente. Una práctica poco vista, pero que demuestra que la lucha contra el racismo comienza a darse en los campos de fútbol.
En este sentido, y para que evitar que los insultos xenófobos se propaguen en los campos de fútbol, Ibarra se muestra implacable y dice que se "debe de sancionar a todos aquellos que hayan cometido delitos de odio en los estadios".
En esta misma línea, Moscoso pone el bajo el foco a la población y su falta de contundencia para erradicar la xenofobia. Indica que "apenas hay una actitud de escasa intervención por parte de la sociedad para sancionar ese tipo de conducta de comportamiento racista".
Cambio en el pensamiento
Otro de los puntos que se extrae es el cambio de pensamiento en los más jóvenes. Así por lo menos lo asevera Moscoso. El sociólogo deportivo explica que en los últimos años ha cambiado la tendencia entre las personas de menor edad y que eso ha provocado que el racismo haya ido cogiendo fuerza, incluso a pesar de que los ultras están fuera de la gran mayoría de estadios.
El principal motivo de ello lo achaca a las redes sociales, donde muchos de estos jóvenes se empapan de la toxicidad que pulula por X o Instragram entre otras. "Existen mensajes con contenido xenófobo o racista que los jóvenes asimilan sin mucho criterio ni crítica", apunta.
Al cambiar los hábitos, expresa que esa minoría racista tiene más facilidades para expresar. Ahora, según Moscoso, se permite una mayor manifestación y achaca una falta de crítica por parte de la sociedad. "El problema es que ese racismo minoritario que hay se manifiesta de una manera más abierta", apunta.
"No está tan fiscalizado socialmente o tan sancionado negativamente. Si que a lo mejor en otra época, pues había una actitud social que sancionaba los comportamientos racistas. A día de hoy, no se cuenta con ese elemento de construcción, de control social", agrega el sociólogo. También explica que hay una "actitud de escasa intervención por parte de la sociedad para condenarlo.
Moscoso incide en que esa minoría racista tiene un mayor impacto para la opinión pública puesto que sus actos suceden en "espacios con mucho visibilidad y proyección". Además, recalca que ese pequeño grupo es "mucho más radical" al cometer esos actos.
Sea como fuere, el racismo ha ido cogiendo fuerza y los últimos episodios demuestran que la lucha de futbolistas como Vinicius o Sarr es muy necesaria, pero que también se necesita que la sociedad y los organismos pongan de su parte para erradicarlo.