Llega la hora de la verdad para el Barça. No es que antes no haya tenido momentos importantes a lo largo del curso, sino que precisamente por sus constantes pinchazos el equipo culé se enfrenta ahora en la Champions League a un momento crítico que va a marcar lo que resta de temporada.
La eliminatoria ante el Nápoles es crucial ya no sólo para el conjunto culé, sino especialmente para Xavi Hernández. No por haber anunciado hace unas semanas que dejará el club al final de temporada el técnico ha dejado de estar en el punto de mira. Su salida es segura, eso está claro, pero no será lo mismo marcharse con la cabeza gacha que con una Champions League entre las manos.
Ahora mismo parece que salir campeón de Europa es poco menos que una quimera para el Barça. Hay varios indicios que no invitan al optimismo, empezando por el nivel propio de juego y las dudas de muchos de sus futbolistas, y terminando por la nómina de aspirantes que hay en el cartel.
Ahora bien, el bombo fue benévolo en el momento de emparejar a los culés con uno de los peores Nápoles de los últimos años. Superar la eliminatoria de los octavos de final sería una bocanada de aire fresco para Xavi, pero si por el contrario no consigue superar este cruce, el resto del curso se puede convertir en un infierno interminable hasta que termine su contrato.
Mucha presión
Al Barça no le queda más remedio que meter todos los huevos en la misma cesta en lo que resta de temporada. Esa cesta tiene nombre propio, Champions League, y la opción más que ser una decisión voluntaria es un imperativo viendo cómo se ha desarrollado el curso hasta ahora.
El conjunto culé se ha ido desmembrando por el tortuoso camino que le ha llevado hasta la forzosa situación actual. En un periodo muy corto de apenas unos días, se dejó sus opciones en la Supercopa de España y en la Copa del Rey, dos títulos que podían haber servido para apagar el fuego y que, por el contrario, avivaron el incendio todavía más.
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La manera de perder en la final de Arabia contra el Real Madrid, goleado y sin ningún tipo de opción ante el eterno rival, hizo mucho daño en Can Barça. Después fue el Athletic Club el que desarboló a los culés en San Mamés y les dejó sin una Copa del Rey que tenían a tiro.
Los diferentes pinchazos que ha ido protagonizando el conjunto blaugrana durante el curso le han hecho ir perdiendo también comba en la pelea por La Liga. Ahora mismo pensar en que el Barça se puede meter en la lucha por este título es un imposible porque le separan 8 puntos del Real Madrid, el líder, y todavía el Girona está por encima en la clasificación.
Por todo esto, al Barcelona tan sólo le queda la Champions League como clavo ardiendo al que agarrarse y esto simboliza el fracaso de Xavi Hernández al frente del equipo durante esta temporada. El contraste es evidente con respecto al curso pasado y el entrenador no ha sabido mantener el rendimiento de hace unos meses.
La lupa sobre Xavi
Ante esta situación desesperada el Barça se encuentra con una presión brutal en esta eliminatoria de la Champions League ante el Nápoles. Superarla supondría un alivio momentáneo, pero desde luego que si los culés se quedan por el camino el ambiente se puede volver irrespirable hasta el final del curso.
Por eso a Xavi Hernández se le sigue mirando lupa. Sus planteamientos no terminan de convencer y el juego del equipo sigue siendo igual de deficiente que desde que arrancó la temporada.
Cuando tras las derrota ante el Villarreal el entrenador dijo que se marchaba, lo hizo, según sus palabras, para ayudar a que los jugadores se desbloquearan y la situación diera un giro de tuerca. Xavi estaba plenamente convencido de que el chip cambiaría y las cosas irían a mejor, pero desde entonces pocas cosas de las que se ven sobre el césped han cambiado.
El Barça sacó adelante su último partido contra el Celta de Vigo de manera casi milagrosa, con un gol de Lewandowski desde el punto de penalti en el minuto 97. Y no sólo eso, sino que en la jornada anterior contra el Granada ni siquiera fue capaz de pasar del empate ante un equipo que está en puestos de descenso, así que el bloqueo ni mucho menos ha desaparecido.
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Ahora el conjunto culé se la juega en Champions, pero sobre todo se la juega Xavi Hernández. Si las cosas le van bien puede recuperar algo de crédito y ganar puntos. Si sucede lo contrario, su credibilidad habrá quedado bajo mínimos y, aunque parece difícil que la directiva le vaya a echar antes del final del curso, lo que resta hasta el final de esta temporada se le puede hacer eterno.