El fútbol ruso desafía al Kremlin: los aficionados se rebelan contra el Fan ID y los estadios se vacían
Desde que se instaló el sistema de identificación de aficionados, los estadios de la liga rusa se han vaciado de manera alarmante.
21 marzo, 2023 02:15Lo que ni siquiera ha conseguido la guerra abierta que mantiene Rusia contra Ucrania, lo está logrando una polémica medida instaurada por el Ministerio de Deportes ruso. Los estadios de fútbol de la Premier League rusa se han vaciado en las últimas semanas de manera alarmante y están dejando en ridículo la implantación del conocido como Fan ID que instaló el Kremlin.
El Gobierno, con la excusa de querer convertir el fútbol en un espectáculo más seguro al que puedan acudir los aficionados sin ningún tipo de temor, ha decidido monitorizar la entrada y salida de cada una de las personas de los estadios. Algunos ya están comparando esta situación con una especie de Gran Hermano, y lo cierto es que en tiempos de guerra se desconfía de este tipo de actitudes que toman los dirigentes del país bajo la batuta de Vladimir Putin.
El ambiente de crispación es total y el sentimiento de boicot hacia esta medida es absoluto. Tanto, que la afluencia a los recintos deportivos para presenciar la máxima competición nacional ha caído en picado y los registros son raquíticos. Algunos encuentros han llegado a tener poco más de 200 espectadores en las gradas, algo que habla a las claras de cómo le ha sentado a la ciudadanía esta vigilancia extrema que consideran sin justificación.
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Mientras tanto, el fútbol sigue su curso y las jornadas se disputan con normalidad, pero el ambiente el gélido, mucho más aún que las bajas temperaturas invernales que se han sufrido en los últimos meses. Las quejas han llegado por distintos frentes, desde hinchas a título individual, pasando por las asociaciones de aficionados e incluso la prensa. El resultado es casi una liga fantasma que ambientalmente recuerda a los tiempos más duros de la pandemia.
La seguridad como excusa
Todo este problema apareció cuando el Ministerio de Deportes ruso anunció la implantación de este Fan ID para los partidos de la Premier League de este país. Lo hizo con el beneplácito de la Federación, y el motivo aparentemente era legítimo, pero el trasfondo social que atraviesa la nación no ha ayudado a que el mensaje oficial cale entre la población.
Las autoridades aludían a motivos de seguridad para implantar esta monitorización de todo aquel que entraba a un recinto deportivo. Decían que querían convertir el fútbol en un pasatiempo familiar, al igual que sucede en otros países europeos más seguros, y de esta manera erradicar a los ultras que siguen dominando algunas de las gradas.
Sin embargo, ni la medida ni el argumento han caído bien entre los aficionados, que han decidido tomar cartas en el asunto de manera clara y se han lanzado a un boicot total de la nueva situación. No se fían lo más mínimo de los métodos de control que ejercen las fuerzas de seguridad y claman por la retirada de este pasaporte, al que no le ven ningún beneficio.
Varias asociaciones de aficionados rusos comenzaron con el bloqueo de este Fan ID ya previamente a parar el fútbol antes del invierno ya que consideraban que se trataba a los hinchas como verdaderos delincuentes, pero todo se ha ido recrudeciendo con el paso del tiempo. Especialmente, cuando la medida se aplicó a los 16 clubes que actualmente compiten en la Premier League rusa.
Ni con entradas gratis
Desde entonces, la asistencia media a los estadios de la Primera División de este país ha caído en picado de una manera impresionante. Es imposible que las autoridades traten de ocultar la evidencia, porque apenas hay ambientes en los campos de fútbol cuando en muchos de ellos se juntaban asiduamente decenas de miles de personas para ver a su equipo.
La Copa es la única excepción, ya que curiosamente en esta competición no está todavía instaurado el Fan ID, así que los aficionados pueden acudir libremente sin necesidad de presentar su pasaporte al entrar.
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La cifra de asistencia más ridícula se dio en un partido disputado entre el Torpedo de Moscú y el Ural. En aquel encuentro apenas 207 personas se dieron cita en las gradas para presenciar en directo el encuentro, en lo que supuso el segundo aforo más bajo de la Historia de la liga rusa desde que comenzara en 1992. Pero en otros campos la situación no es ni mucho menos más alentadora.
El ejemplo de la jornada disputada el pasado fin de semana es clarificador. La asistencia media a los ocho estadios que acogieron partidos fue de apenas 5.005 espectadores, una cifra ridícula que refleja el rechazo que ha generado en la sociedad rusa la implantación del pasaporte de aficionado. En una Liga en la que juegan equipos como el Spartak Moscú, CSKA Moscú, Zenit o Dinamo Moscú, entre otros, los datos son muy pobres.
Un partido que en condiciones normales habría acogido a decenas de miles de hinchas como es el CSKA Moscú contra el Zenit, en el que además jugó el líder, registró una entrada de apenas 9.974 aficionados. Los datos más pobres salieron del Khimki-Rostov, donde apenas se dieron cita 696 personas.
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Otra muestra del rechazo total a este Fan ID fue el partido en el que el Zenit, que se encamina hacia el título de Liga, regaló entradas entre los aficionados que no tuvieron apenas respuesta. Además, redujo los tiempos para solicitar el pasaporte incluso dentro del propio estadio, pero su campo para cerca de 68.000 personas sigue en mínimos de afluencia.
Incluso el seleccionador Valeri Karpin advirtió de que esta medida iba a traer cola durante un tiempo en el fútbol ruso, y no se equivocaba demasiado. La prensa se ha mostrado también contraria a la implantación del Fan ID, pero el Kremlin sigue firme y ya ha dicho que no se plantea dar marcha atrás aunque los estadios rusos sigan vaciándose.