Dani Alves está a punto de cumplir dos meses en prisión. El exfutbolista de clubes como FC Barcelona o Sevilla F. C. ingresó en Brians 2 el pasado 20 de enero y se convirtió en uno de los presos más mediáticos del penal catalán. Allí se encuentra tras cometer una supuesta agresión sexual a una joven en los baños de una conocida discoteca de Barcelona.
La vida en la cárcel de Alves no dista mucho de la de sus compañeros de celda. El jugador ha disparado el interés por el fútbol dentro del centro penitenciario y ha creado su propia 'liga' tal y como informa Servimedia. El brasileño, que ha dedicado gran parte de su vida a estar con un balón, ha promovido dicha práctica y la locura con ella se ha instaurado en el Brians 2.
Además, según adelanta el citado medio, Alves está muy solicitado por los presos y dedica parte de su tiempo a firmar autógrafos. Mientras tanto, él se encuentra a adaptándose todavía a las instalaciones y a una vida que poco o nada se parece a la que había llegado hasta ahora. Eso sí, parece estar en completa sintonía con sus compañeros y pasa mucho tiempo con ellos.
No obstante, Alves sigue esperando la resolución del juicio para saber si continúa o no en prisión. Se espera que hasta finales de 2023 no haya una sentencia en firme y el jugador se enfrenta a una pena de cárcel de entre 8 y 10 años por la presunta agresión sexual cometida a una chica poco antes de que finalizase 2022.
Además, la jueza del caso rechazó la libertad provisional al considerar que había cierto riesgo de fuga por parte del futbolista. El hecho de que no hubiese extradición con Brasil podría dificultar que entrase a prisión de así considerarse, una medida tomada para evitar lo sucedido con Robinho. Su compatriota fue acusado de violación en Italia y, al estar en suelo carioca, no pudo ser juzgado por las instituciones del país transalpino.
La defensa, en marcha
A través de su abogado Cristóbal Martell y de su letrada Miraida Puentes, se han encargado de encontrar distintas defensas para Dani Alves. La intención del futbolista de salir lo antes posible del centro penitenciario ha provocado que se hayan intentado abrir nuevas vías para demostrar su culpabilidad.
Una de ellas es la de la realización de un examen psicológico a la víctima para demostrar que hay incongruencias en su testimonio, a las que se refieren como "distorsiones narrativas". Una manera de desacreditar el relato de la joven, que supuestamente fue violada en los baños de Sutton el pasado 30 de diciembre.