El fútbol español ha alcanzado en los últimos días un punto de no retorno en el 'caso Negreira - FC Barcelona'. Los actores implicados sienten vergüenza por los hechos: los máximos entes, los clubes, entrenadores y jugadores y, sobre todo, los aficionados. La gente dice basta ante el mayor escándalo que este país haya visto en el deporte rey.
Esto se traduce en un ambiente hostil para el Barça, el principal señalado -ya por la Fiscalía- con permiso del señor Enríquez Negreira. El líder de La Liga, que lo es con nueve puntos de ventaja sobre su primer perseguidor, el Real Madrid, lo ha podido comprobar en sus últimas visitas.
Los cánticos de "corrupción" se repiten, igual que los lanzamientos de billetes falsos que simbolizan las ingentes cantidades de dinero que percibió el vicepresidente de los árbitros durante más de dos décadas de parte del Barcelona. Mientras tanto, la lista de nombres que personarán ante la Justicia en el caso no deja de crecer.
"Se puede robar el fútbol, pero nuestra dignidad no se vende", es el mensaje que transmite la grada de animación del Athletic Club, de nombre Iñigo Cabacas Herri Harmaila, tras su actuación de este domingo durante la visita del Barça a San Mamés. En el minuto 30 de partido, los hinchas alzaron la voz tal y como había prometido.
Se movilizaron por redes sociales con un lema: "¡El dinero de la mafia en el aire!". Y se cumplió el mensaje con el lanzamiento de billetes de colores azules y granates, los del Barça, con el escudo culé y la palabra "mafia" escritos en ellos. La retransmisión del partido no dio visibilidad al acto, como denunciaron los aficionados, pero sí fue captado por fotógrafos, los móviles de los propios hinchas y una cámara de DAZN.
Durante el partido hubo varios momentos en los que se entonaron cánticos de "corrupción" y hasta de "a Segunda oé". Xavi Hernández, técnico azulgrana, expresa sentir "sorpresa" y "tristeza" por "este ambiente de hostilidad hacia el Barça". Lo que el eterno rival sufrió durante décadas, con el conocido "así, así gana el Madrid", ahora se le da la vuelta a los culés y, lo más importante, con pruebas por delante.
En el Barça, donde reina el silencio y sigue sin darse la prometida comparecencia para dar explicaciones sobre los pagos a Negreira, lo lleva a una batalla dialéctica, de discurso, cuando los hechos trascienden mucho más allá: "Tengo muchas ganas de enfrentarme a todos los sinvergüenzas que están manchando nuestro escudo", dijo su presidente Joan Laporta este lunes.
Se quedan solos. La denuncia de la Fiscalía era el movimiento que esperaban Real Madrid o CSD para anunciar que se personarán en el caso. El club actuó cuando tuvo que actuar, sin que un posicionamiento previo entorpeciera el verdadero foco. Si tiene que ir con todo, lo hará. No desde la simple mediaticidad.
El 'caso Negreira' ha cargado de razones a los hinchas madridistas, que vienen denunciando años una doble vara de medir desde el arbitraje cuando le toca al Barça o a ellos. Ejemplos siguen habiendo, como en la reciente jornada 24, en la que a los culés les perdonaron un penalti en contra ante el Valencia y al Madrid no le señalaron uno a favor frente al Betis, entre otras jugadas polémicas.
Con ese bagaje, los madridistas fueron los primeros en protestar en público. El mejor altavoz fue El Clásico de Copa, cuyo partido de ida se jugó en el Bernabéu el pasado 2 de marzo. Antes del partido se concentraron hinchas blancos y también lanzaron al aire billetes, en este caso simulando de 500 euros y con la cara de Laporta en ellos. Dentro del campo se escucharon gritos de "corrupción", que se repitieron este sábado en el partido contra el Espanyol. No por no estar el Barça delante hay que parar de protestar.
Es lo mismo que han empezado a entender en otros campos de España. De Primera y de Segunda. En el Sánchez Pizjuán, durante el Sevilla-Almería, se lanzaron más billetes y se extendió una pancarta con el siguiente lema: "Por un fútbol limpio". El sector Iraultza 1921 de la afición del Alavés, durante el partido contra el Lugo, hizo lo mismo, con diferente frase, en Mendizorroza: "Basta ya de corrupción".
Protestas hasta en cuatro estadios españoles en un mismo fin de semana y esto solo parece el principio. El Barça, que se juega su primer título de Liga en cuatro años, tendrá que acostumbrarse cuanto todavía le queda por visitar seis estadios hasta acabar la temporada: Martínez Valero (Elche), Coliseum Alfonso Pérez (Getafe), estadio de Vallecas (Rayo), RCDE Stadium (Espanyol), José Zorrilla (Valladolid) y Balaídos (Celta).
La crispación va en aumento en el fútbol español, con el riesgo de terminar por explotar en cualquier momento. El 'caso Negreira' ha abierto la veda. Los árbitros están en máxima tensión, entrenadores y jugadores no pasan una y siguen las guerras entre organismos. Son los escombros de la que algún día fuera la mejor liga del mundo.