Rubiales echó a Enríquez Negreira la misma noche que ganó las elecciones a la Federación
Su primera decisión fue la destitución del directivo que recibió pagos del Barcelona de Sánchez Arminio y del resto del Comité Técnico de Árbitros.
21 febrero, 2023 02:15El 17 de mayo de 2018 Luis Rubiales ganó las elecciones a la presidencia de la Real Federación Española de Fútbol. El exmáximo mandatario de la Asociación de Futbolistas Españoles recibió 80 votos por los 56 de Juan Luis Larrea, que en aquel momento era el presidente en funciones tras la destitución de Ángel María Villar.
Rubiales y su equipo celebraron la fiesta de la victoria en un hotel de Madrid cercano a la Gran Vía. Allí el ya presidente electo tenía clara cuál sería su primera decisión: destituir al Comité Técnico de Árbitros al completo.
El equipo de Rubiales permaneció en el hotel, mientras que el ya presidente de la RFEF se marchó para ofrecer su primera entrevista en el programa 'El Larguero' presentado por Manu Carreño. Ante los micrófonos de la SER, Rubiales confirma que ni Sánchez Arminio ni su equipo continuarán en sus respectivos cargos.
De un plumazo, Rubiales terminó con los 25 años de Sánchez Arminio y los suyos. El presidente quería cambiar la estructura, modernizar el estamento y también poner fin a un Comité Técnico de Árbitros que se había perpetuado en el poder. Esa decisión coincide en el tiempo con el punto y final de la relación económica entre el FC Barcelona y Enríquez Negreira.
Ahora, casi cinco años después, se ha conocido que el exvicepresidente de los árbitros cobró 6,6 millones de euros del club catalán entre los años 2001 y 2018. Con Rubiales también llegó una compliance a la Federación y unas reglas de incompatibilidades para todos sus trabajadores. Es decir, en la actualidad queda completamente prohibido las prácticas que realizaron tanto Enríquez Negreira como su hijo Javier con el FC Barcelona durante casi dos décadas.
Las palabras de Rubiales
El vicepresidente arbitral entre 1993 y 2018 utilizaba su influencia en el índice corrector de los colegiados para ofrecer también sus servicios a las distintas Federaciones Territoriales. El índice corrector, que era de 2,5 puntos, podía dar la permanencia en Primera División a un árbitro o bien condenarle al descenso a Segunda División.
Rubiales quería cambiar el fútbol español, incluido el sistema que era anticuado y con personas que habían acaparado demasiado poder después de muchos años en la RFEF. La decisión de echar a Enríquez Negreira la misma noche que ganó las elecciones fue el gran acierto del presidente de la RFEF. Se evitó que el directivo arbitral continuara en el fútbol y evitó que el escándalo hubiera sido mayor si el excolegiado catalán hubiera seguido en el cargo.
El presidente de la RFEF, de hecho, no dejó que Sánchez Arminio y los suyos se encargaran de los ascensos y descensos de esa misma temporada que ya acababa. "Los ascensos y descensos de los árbitros ya no serán competencia de Sánchez Arminio, pero las puntuaciones de este año son inamovibles. Dejará mañana mismo de ser presidente del Comité de Árbitros", afirmó Rubiales el mismo día de su elección. Unas palabras que ahora, casi cinco años después, suponen al menos un alivio para el fútbol español.