¿Qué le pasa a Italia? Las claves de un hundimiento
Desde que ganara la Copa del Mundo en 2006 y con la salvedad de la pasada Eurocopa, la selección italiana ha acumulado varias decepciones y fracasos.
2 junio, 2022 19:08Noticias relacionadas
Del Piero, Buffon, Totti, Pirlo, Cannavaro o Inzaghi. Son solo algunos de los nombres de la última plantilla italiana campeona del mundo. Desde que la Azzurra levantara al cielo de Berlín la Copa del Mundo en el verano de 2006, la decadencia del fútbol italiano ha ido aumentado cada año.
Lejos quedan los felices años 90 y primeros 2000, cuando los mejores equipos y mejores futbolistas se citaban en el país de la bota. Este miércoles la tetracampeona del mundo fue barrida en Wembley por Argentina (3-0) en la Finalissima, competición que disputan el más reciente campeón de la Copa América y el de la Eurocopa. Pero no es un tropiezo aislado, ni el más grave.
Italia venía de levantar el cetro europeo precisamente en Wembley frente a Inglaterra en el verano de 2021. Parecía renacer de sus cenizas y presentar su candidatura a Qatar 2022. Sin embargo, el jarro de agua fría no pudo ser mayor. Tras no clasificarse de manera directa a la cita qatarí tuvo que disputar una repesca en dos fases, pero ni siquiera pasó de la primera. Cayó a manos de la débil Macedonia en marzo por culpa de un gol en el descuento.
La situación se agrava porque en 2018 tampoco disputó el Mundial de Rusia, algo que no ocurría desde 1958. Por si fuera poco, en las dos Copas del Mundo anteriores su papel no fue más allá de la fase de grupos. En Sudáfrica 2010 en un grupo con Paraguay, Nueva Zelanda y Eslovaquia y en Brasil 2014 en un grupo con Costa Rica, Uruguay e Inglaterra no consiguió alcanzar los octavos de final.
Algo mejor le han ido las cosas en las Eurocopas con el ya mencionado título de 2021 y la final perdida contra España en 2012. Eso sí, en la Euro de Francia 2016 no pasó de cuartos.
La Serie A pierde vigor
El bajón de Italia como selección coincide con una preocupante caída del rendimiento y del músculo financiero de sus clubes en el panorama europeo. En los años 90 hubo siete finalistas italianos de la Champions League y tres campeones (dos veces el Milan y una la Juventus). En la primera década de los 2000 la cifra ya fue menor: cinco finalistas y tres campeones (dos veces el Milan y una el Inter).
Sin embargo, desde la temporada 2010/2011 tan solo ha habido dos finalistas italianos, en ambos casos fue la Juventus de Turín y en ambos casos acabó perdiendo la final.
Unos datos que coinciden con los que arroja la segunda gran competición europea, la Europa League o UEFA. Desde 1990 hasta 1999 hasta trece equipos italianos tuvieron una plaza en la final de la entonces conocida como UEFA, siendo campeones siete de ellos.
En la primera década del nuevo siglo el bajón fue tal que no hubo ni un solo club italiano que disputara la final. De hecho, el único equipo que ha alcanzado la final de la Europa League desde el año 2000 fue el Inter en la temporada 2019/2020, y acabó en derrota frente al Sevilla.
Si trasladamos la situación de la selección y los clubes a los futbolistas la situación no mejora, aunque el calcio sigue contando con grandes futbolistas como Jorginho, Verratti o Chiesa y también con veteranos como Chiellini o Bonucci. Pero si echamos un vistazo a los equipos y a las plantillas que han formado parte de la selección italiana en grandes torneos antes de 2010 la diferencia es abismal.
Tanto es así que en las últimas temporadas los jugadores italianos no han estado ni cerca de los grandes trofeos individuales como el Balón de Oro, con alguna excepción como la de Jorginho en 2021. Los últimos futbolistas en ganarlo fueron Fabio Cannavaro (2006) y Roberto Baggio (1993).
Incluso se podría decir que es difícil encontrar futbolistas que jueguen en la Serie A y que hayan estado cerca de disputar el preciado galardón. En los últimos diez años ninguno lo ha ganado, mientras que desde el año 2000 al 2010 hubo hasta cuatro balones dorados que llegaron a Italia: Kaká (2007), Cannavaro (2006), Shevchenko (2004) y Nedved (2003).
Cuestión de estilo
Se podría explicar esta decadencia del fútbol italiano señalando que se encuentra en un periodo de transición en lo que se refiere al estilo de juego. Italia, máxima exponente del catenaccio, con una selección y unos clubes que se habían caracterizado históricamente por un fútbol defensivo, cambió su dinámica en 2012 con la llegada de Prandelli.
Desde entonces Italia apostó por un estilo más similar al tiki-taka cercano al de España y Alemania, selecciones dominantes en la época. Entrenadores como Mancini y futbolistas como Pirlo primero y Verratti después intentaron ser las cabezas visibles de un modelo contracultural que no ha acabado de cuajar en Italia, y que ha acabado con la Azzurra fuera de las quinielas de las mejores selecciones del mundo.
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