España y Portugal sumaron fuerzas el pasado 2020 para convertirse en la sede del Mundial de fútbol 2030. Una unión que se plasmó en un acuerdo firmado por los presidentes de ambas federaciones y que cuenta con el respaldo absoluto de las instituciones deportivas y políticas de los dos países. La conocida ya como 'candidatura ibérica' cuenta con el dispositivo necesario para hacerse con este particular 'título', pero quiere obtener mayor seguridad siendo la principal representante del fútbol europeo.
Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, confirmó recientemente su intención de que la 'candidatura ibérica' sea la única propuesta europea que aspire a convencer a la FIFA. Esta situación, como recalcó el dirigente, sería "lo ideal". Una propuesta que coincide con la colaboración entre España y Portugal y que daría un gran impulso a las opciones europeas de quedarse con el Mundial 2030.
Los otros rivales, al menos que estén confirmados por el momento, también acuden en algunos casos con fusiones de este tipo. Por ejemplo, ya conoce la candidatura sudamericana con Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile optando a albergar dicha cita, y la FIFA invitó recientemente a Israel a que se sumara a esta pelea por el torneo de fútbol. Una propuesta que, de alguna manera, daba cierto potencial a dicha candidatura.
Por último, y aunque no está confirmado, se prevé que Reino Unido se sume a la carrera por el Mundial 2030. Una candidatura que sería un serio rival, pero que se quedó con un mal sabor de boca en la última Eurocopa por los problemas de seguridad que se vivieron. La candidatura entre España y Portugal, por su parte, cuenta con el aval de los torneos disputados en los últimos años.
Y es que, especialmente en tiempos de la Covid-19, Portugal ha demostrado estar preparada para desarrollar partidos seguros y sin problemas de organización. La fase final de la Champions de hace dos años, marcada por la aparición de la pandemia y por una disputa a partido único en Lisboa, resultó ser todo un éxito. Igualmente, la celebración a última hora de la final de la Champions en Oporto sirvió como muestra del potencial organizativo del país. En este caso, además, se consiguió superar la propuesta de Reino Unido.
España, de igual manera, también está capacitada para celebrar este tipo de encuentros. La seguridad a la hora de albergar partidos de fútbol de alto nivel ya se ha comprobado en otras ocasiones, como cuando la final de la Libertadores se trasladó al Santiago Bernabéu por las agresiones que se produjeron en Argentina entre Boca y River. Y en la última Eurocopa, después de cambiar San Mamés por La Cartuja, también quedó contrastada esa capacidad.
A ello se suma la disponibilidad de numerosos estadios españoles que cumplirían requisitos de aforo y calidad, así como la capacidad de albergar numerosos aficionados o las buenas comunicaciones que existirían entre las sedes. La candidatura ibérica, por lo tanto, se ve con fuerzas para pelear por el Mundial 2030. España y Portugal, volcados deportiva e institucionalmente, confían en ser la referencia de Europa en esta carrera organizativa.
Reino Unido quiere repetir
Los estadios ingleses no fueron la sede de la Eurocopa 2020 disputada este último verano, pero sí que se llevaron casi todo el protagonismo en los últimos encuentros del torneo de selecciones. La UEFA apostó por dividir las sedes por todo el continente y repartió los duelos más importantes, especialmente la gran final, en los campos dependientes de la Federación Inglesa de Fútbol.
Reino Unido, con un Boris Johnson siempre implicado en el mundo del deporte, apostó por campos abiertos, aforos rozando el 100% y el mínimo de restricciones. Una atmósfera perfecta para que la UEFA se contentara y los espectadores de todo el mundo vieran la nueva etapa del deporte tras la pandemia del coronavirus. Sin embargo, ese reclamo de aficionados acabó desbordando las previsiones y la gran final se vio empañada por una imagen poco común en torneos de primer nivel.
Los aficionados, en los momentos previos a que se abrieran las puertas y comenzara el dispositivo de control de entrada, desbordaron las inmediaciones de Wembley hasta rebasar el dispositivo policial y de seguridad privada. Los más radicales lograron sobrepasar la muralla de hinchas, agredieron a los cuerpos de seguridad y se colaron en las instalaciones sin saber si contaban con entrada.
El caos, que en días anteriores se había limitado a la detención de algunos radicales, acabó por consumarse en los momentos previos a la final ante Italia. Un error de la organización que acabó con una UEFA molesta y una posterior sanción a los responsables británicos. El organismo presidido por Aleksander Ceferin trasladó una sanción económica de 100.000 euros a la FA y un partido a puerta cerrada por lo vivido en la Eurocopa.
Estos antecedentes, así como la intención de Reino Unido de pedir la sede total de la Eurocopa 2028, deberían situar a los ingleses por detrás de la candidatura ibérica de España y Portugal para el Mundial 2030. Un Mundial que, además, se prevé que sea en suelo europeo a la vista de que en 2026 se disputará en Canadá, México y Estados Unidos.
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