La Covid-19 parece ya cosa del pasado. Atrás quedó lo más duro de la pandemia, lejos se ven los meses sin poder salir de casa o la paralización de competiciones deportivas por cuestiones de seguridad, pero lo cierto es que no todo lo que tiene que ver con el Coronavirus se ha superado en el deporte. Al menos en el ciclismo.
Eso es lo que se desprende de los días previos a la disputa del Giro de Italia. La primera gran vuelta de la temporada arranca este mismo sábado, pero la ilusionante espera de la 'Grande Partenza' se ha visto sacudida por el Coronavirus de una forma alarmante. La enfermedad sigue siendo detectada en los controles y ya se ha llevado por delante la participación de varios ciclistas, así que los planes y las ilusiones de los equipos y los corredores se están yendo al traste en las últimas horas.
Esto ha vuelto a poner sobre la mesa un debate que ya la temporada pasada generó muchas discusiones. ¿Es necesario abandonar una carrera por la Covid-19 si no supone un peligro para el organismo? Las burbujas hace tiempo que desaparecieron así que nadie en carrera está blindado contra el virus, y menos en las vueltas de tres semanas de duración. El paso del tiempo ha normalizado el Coronavirus en la sociedad pero no aún en el ciclismo.
El Giro de Italia, no obstante, no cuenta con un protocolo Covid como tal, algo que sí existió en los momentos más duros de la pandemia. Son los propios equipos los que deciden la manera de actuar ante los positivos, por lo que ante un caso las escuadras y los ciclistas toman la decisión sobre si seguir o no en carrera.
Bajas importantes
Como es habitual, en los últimos días los diferentes equipos participantes en este Giro de Italia han ido dando a conocer sus respectivos 'ochos' para la carrera. La primera gran vuelta de la temporada siempre es uno de los grandes objetivos de las escuadras, así que para llegar en un buen momento a la cita llevan a cabo una planificación minuciosa.
Sin embargo, toda esta preparación que durante tanto tiempo se ha medido al milímetro, se ha ido al traste en algunos casos durante estos últimos días. La Covid-19 se ha llevado por delante las esperanzas de varios ciclistas que estaban citados por sus equipos para disputar la Corsa Rosa y que han visto cómo han desaparecido de las listas por el virus.
El Jumbo Visma es, sin duda, la escuadra más afectada por el Coronavirus. El equipo holandés es uno de los grandes aspirantes a ganar la carrera, ya que tienen entre sus filas a uno de los principales favoritos como es Primoz Roglic, pero han sufrido ya varios reveses cuando ni siquiera ha comenzado la carrera.
El pasado 2 de mayo el equipo holandés anunció las bajas de Robert Gesink y Tobias Foss. Uno de los grandes escuderos de Roglic y el campeón del mundo contrarreloj se vieron atacados por la Covid-19, así que el Jumbo decidió cambiar de piezas y reemplazarlos por Jos van Emden y Rohan Dennis, otro sensacional contrarrelojista.
Sin embargo, aquí no se quedó la cosa para la escuadra neerlandesa, que apenas dos días más tarde tuvo que hacer un nuevo giro de timón. El 4 de mayo, a través de otro comunicado, explicó que precisamente uno de esos sustitutos, Jos van Emden, también estaba contagiado de Coronavirus y que, por lo tanto, dejaba su sitio a Sam Oomen, que correrá su quinta Corsa Rosa.
Estos constantes cambios, casi la mitad de la plantilla que Jumbo tenía planeado presentar en el Giro de Italia para conquistar el título con Primoz Roglic, no sólo trastocan la hoja de ruta para esta carrera, sino que también afectan al resto de la temporada. Los ciclistas que reemplazarán a los contagiados tenían otros objetivos para esta campaña y ahora, de repente, se ven obligados a cambiar sus planes.
No se queda ahí el azote de la Covid-19 a este Giro de Italia. Giulio Ciccone, uno de los grandes animadores de la carrera, tampoco podrá estar en la salida como consecuencia del virus, mientras que Gino Mäder, el corredor del Bahrain Victorious, también se tuvo que bajar a última hora de los planes de su equipo para ser reemplazado por Yukiya Arashiro.
Sin protocolo
El día después de que la OMS declarara el fin de la emergencia de salud pública por la Covid-19 arranca el Giro de Italia marcado de nuevo por el virus. Pese a que son múltiples las bajas como consecuencia de esta enfermedad, lo cierto es que no hay ya un protocolo que obligue a abandonar la carrera ante un control que arroje un resultado positivo.
Después de toda la polémica que se formó por la gran cantidad de abandonos que azotaron la pasada edición de La Vuelta a España, las normas se han relajado en cierto modo aunque la Covid-19 siga generando incertidumbre. Ante la ausencia de un procedimiento a seguir son los propios equipos los que deciden sobre la continuidad o no de un ciclista en la carrera, pero no están ni mucho menos obligados a dejar fuera a nadie.
[La OMS declara el fin de la emergencia de salud pública global por la Covid-19 tres años después]
Por lo tanto, los que no van a tomar la salida no lo harán por impedimento sino por recomendación de su equipo, voluntad propia o por verse realmente afectados por el virus.
En la pasada Vuelta a España una parte muy importante del pelotón se marchó para casa antes de tiempo por culpa del virus. Las medidas de seguridad se redoblaron y el miedo se instaló tanto en los equipos como en la organización, aunque dar positivo no era sinónimo de tener que abandonar la carrera como pasó precisamente con Juan Ayuso, cuya baja carga viral le permitió seguir compitiendo.
[Los 'vampiros' de la UCI asaltan al español Javier Romo mientras estaba ingresado en el hospital]
La retirada la tenían que decidir el médico Covid, el del equipo y el director médico de la UCI en función de los elementos clínicos. La única obligatoriedad entonces fue presentar un test de antígenos negativo dos días antes de la carrera y la realización de otra prueba de antígenos en cada día de descanso del evento. No obstante, muchos equipos extremaron las medidas e hicieron controles por su cuenta para conocer el estado de sus corredores.
Ahora todo eso ha desaparecido y, poco a poco, la Covid-19 se va normalizando al fin en el mundo del ciclismo. No obstante, eso no ha impedido que el virus ya haya condicionado fuertemente la carrera cuando esta ni siquiera ha comenzado.