Este jueves 27 de octubre se ha presentado una nueva edición del Tour de Francia. Concretamente, la 110 desde que se disputó la prueba por primera vez allá por 1903 cuando el ciclista francés Maurice Garin se proclamó vencedor. Desde entonces, la ronda francesa ha tenido algunos años en los que ha comenzado en ciudades fuera de sus fronteras. Esta es una práctica que se ha convertido en más habitual en los últimos tiempos.
La organización de la carrera, presidida por Christian Prudhomme, ha creado una especie de espectáculo denominado Grand Départ que consiste en un pack que incluye las tres primeras etapas, las cuales se ceden a un determinado país y región para que la mejor carrera del mundo se promocione también en el extranjero. Así se ha producido sin ir más lejos en el 2022, cuando Dinamarca y Copenhague acogieron las tres primeras jornadas de la Grand Boucle.
La primera vez que el Tour de Francia arrancó fuera de tierras galas fue en el año 1954 en Ámsterdam. Desde entonces ha pasado por ciudades como Bruselas, Basilea, Berlín, Dublín, Luxemburgo, Lieja, Londres, Mónaco o Rotterdam. Y en 1992 partió desde San Sebastián. Esa ha sido la única vez que España consiguió acoger una salida de la ronda francesa. Tres etapas en los tiempos dorados de Miguel Induráin que se convirtieron en una fiesta del ciclismo reconocida en toda Europa.
Desde entonces, España y el País Vasco han estado persiguiendo tener un segundo baile. Un proyecto que ha tenido idas y venidas, pero que en los últimos tiempos ha conseguido hacerse realidad y que en 2023 verá la luz. EL ESPAÑOL ha hablado con Bingen Zupiria, Consejero de Cultura y Política Lingüística y Portavoz del Gobierno Vasco, sobre la Grand Départ de la presente edición con principio en Bilbao para conocer todos los secretos de un proyecto que se ha gestado con mucho esfuerzo y como premio a la afición vasca.
Desde los tiempos de Induráin
La salida del Tour de Francia del año 1992 que tuvo lugar en San Sebastián supuso un enorme acontecimiento para el País Vasco y para el deporte español. Los aficionados vibraban con un nuevo héroe nacido en Villava, Navarra, que ya había sumado su primera corona en París. En esa temporada, Miguel Induráin se preparaba para sumar la segunda de sus cinco victorias en el Tour de Francia. Él fue el encargado de llevar el delirio a las calles de todos los municipios que vieron pasar a la serpiente multicolor.
Ahora, 31 años después, Euskadi se prepara para repetir una fiesta que será muy especial y que espera reproducir y mejorar el éxito alcanzado en aquella edición cuando la ronda francesa cumple 120 años de historia. Bingen Zupiria, como Consejero de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, ha seguido muy de cerca el proceso y recuerda con EL ESPAÑOL cómo fue aquella celebración con la acogida de la carrera ciclista más importante del mundo.
"En el año 1992, el Tour de Francia salió de San Sebastián y tuvo dos etapas por Guipuzkoa. Aquel fue un momento muy especial. Eran los años grandes de Miguel Induráin. Desde entonces, las instituciones vascas han intentado más de una vez atraer al Tour. Durante estos años no ha sido posible por múltiples razones, pero desde hace unos cinco años ha habido un acercamiento en las relaciones con la organización del Tour de Francia y al final hemos llegado a un acuerdo para conseguir traer la Grand Départ".
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Llegar a ese pacto con la organización del Tour de Francia no ha sido fácil tal y como reconoce el Consejero. Sin embargo, las relaciones de las instituciones vascas con Christian Prudhomme se han estrechado en los últimos años hasta poder cumplir un reto que ha sido muy perseguido. Ahora que se cumplen más de tres décadas del exitoso proyecto de San Sebastián, Zupiria lo compara con el actual modelo que se pondrá en práctica en Bilbao.
"La gran razón por la que se trabajó en 1992 y ahora también es por la afición vasca. Aquí hay un seguimiento tremendo del ciclismo y eso se demuestra en las múltiples pruebas que se celebran aquí, pero también en las carreras que hay por los Pirineos. Gracias a esa afición, el Tour se ha animado a venir a Euskadi".
Bilbao será la ciudad que dé el pistoletazo de salida al Tour de Francia 2023 y que abrirá las tres jornadas que pasará en España la mejor carrera del mundo antes de poner rumbo hacia Bayona. Tal y como explica Bingen Zupiria, la enorme consideración que se tiene de la afición vasca tanto en Francia como en el mundo ha sido clave para poder tener un hueco en la larga lista de espera que hay entre las ciudades que quieren acoger su propia Gran Départ.
Carreras como La Vuelta, la Itzulia o la Clásica de San Sebastián ponen de manifiesto que los seguidores de ciclismo en el País Vasco tienen algo especial. Pasionales como pocos y respetuosos como ninguno, siempre tiñen de color y de sabor las carreteras al paso de los mejores ciclistas del mundo. Una imagen que se repite año tras año y que ya es una de las postales más icónicas del universo de la bicicleta. Los colores naranjas en honor a la Fundación y al Euskaltel Euskadi, los frondosos bosques y el húmedo clima ayudan a crear una mística que es difícil de igualar e imposible de superar.
Por todo esto, el Tour no ha querido dejar pasar la oportunidad de regresar al norte de España una vez había concluido su compromiso con Dinamarca y con Copenhague, Gran Départ del año 2022: "Desde el momento en el que el Tour de Francia accedió a que la gran salida fuera en el extranjero, nos transmitieron que éramos la segunda opción después de Copenhague. Para nosotros eso supone un reto. Tanto el gobierno de Dinamarca, como el gobierno autonómico de Copenhague como el propio municipio se han volcado en la organización de la salida del 2022 y nos han puesto el listón muy alto. Solemos tener una capacidad de organización muy buena y estamos preparados para demostrarlo".
Grandes recorridos y mucho esfuerzo
El Tour de Francia del año 2023 arrancará el próximo 1 de julio desde la ciudad de Bilbao, elegida como salida y meta de la primera etapa con el Museo Guggenheim como gran testigo. El recorrido final de la prueba ha sido presentado este jueves en París en un acto celebrado en el Palacio de Congresos al que han acudido las instituciones vascas con el Lehendakari Iñigo Urkullu a la cabeza.
Toda la delegación ha mostrado su orgullo y su felicidad por haber llevado a buen puerto este proyecto en la teoría, ya que ahora falta por demostrar en la práctica si esas buenas maneras se traducen en la mejor Grand Départ posible para el nuevo Tour de Francia. De momento, ya se conoce cómo se desarrollará el que ha sido bautizado como el inicio más duro de la Grand Boucle en toda su historia.
La primera jornada será una etapa circular con inicio y final en Bilbao de 185 kilómetros con unos 3.320 metros de desnivel acumulado y que pasará por lugares emblemáticos como Gernika o San Juan de Gaztelugatxe. Un recorrido que contará con cinco ascensiones y una subida final al Pike, un muro de 2 kilómetros al 10% de pendiente media. Una batalla sin cuartel nada más arrancar.
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La segunda etapa transcurrirá entre Vitoria y San Sebastián y tendrá un recorrido total de 210 kilómetros con pasos por los altos de Udana, Aztiria y Alkiza para hacer boca hasta llegar al juez final de la jornada, el Jaizkibel. Un puerto típico de las pruebas vascas que se afrontará por la vertiente contraria a la habitual en la famosa Clásica de San Sebastián y que constará de 10 kilómetros al 4,6% de desnivel medio para hacer la selección final. La última jornada, y que pondrá final a esta bonita Grand Départ 2023, arrancará en Amorebieta y terminará en tierras galas, concretamente en Bayona.
El Gobierno Vasco ha quedado tremendamente satisfecho con la elaboración de un recorrido único gracias al trabajo aportado por todas las instituciones implicadas: "Este es un proyecto interinstitucional liderado por el Gobierno Vasco junto a las tres diputaciones forales (Vizcaya, Álava y Guipuzkoa) y a las tres capitales (Vitoria, San Sebastián y Bilbao). El Tour pasará por unos 100 municipios vascos y eso requiere un gran esfuerzo de colaboración y coordinación entre todas las instituciones. Todos nos hemos comprometido de igual a igual en este proyecto".
A la hora de elaborar la ruta que seguirá la serpiente multicolor en estas tres primeras jornadas hasta regresar a tierras francesas, el entendimiento entre las instituciones vascas y la organización del Tour de Francia ha sido clave. Tal y como cuenta Bingen Zupiria a EL ESPAÑOL, había una serie de puntos que eran de obligado paso y exposición a petición de organismo deportivo galo.
"Desde las primeras conversaciones que tuvimos con el Tour nos dejaron claro cuáles eran los elementos que les interesaban principalmente. El primero era el Guggenheim y luego para ellos el País Vasco era la imagen de la afición vasca en los Pirineos y por lo tanto querían etapas muy montañosas. Y por último les interesaba todo lo que tuviera que ver con el mar. El diseño de las etapas ha estado condicionado por esas peticiones. Va a ser el inicio más montañoso de la historia del Tour. Va a ser una carrera sinuosa porque todos los municipios que se van a recorrer mezclan carreteras estrechas entre montañas y valles. Esa es la imagen de nuestra región que buscaba el Tour".
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Para completar este planning inicial de la carrera, el Consejero de Cultura y Política Lingüística y Portavoz del Gobierno Vasco cuenta a este medio que el proyecto de la Grand Départ 2023 ha contado con expertos de máximo prestigio y de total conocimiento de la zona: "La organización del Tour de Francia ha querido que haya ciclistas vascos que participaran en el diseño del recorrido de las etapas. Ellos son quienes mejor conocen el territorio. Los elegidos han corrido el Tour de Francia y son Joseba Beloki, Haimar Zubeldia y Pedro Horrillo".
Los ambiciosos retos
Como todo gran proyecto, acoger la salida del Tour de Francia 2023 y ser sede de sus tres primeras etapas implica tener retos muy importantes por delante, pero también una serie de responsabilidades que no se pueden eludir. Algunas tienen que ver con el punto de vista económico. Otras con el punto de vista social. Y otras simplemente con la competencia.
Bingen Zupiria cuenta a EL ESPAÑOL que el factor económico es importante, pero que no es fundamental. A pesar de que este tipo de eventos suelen tener un retorno más que positivo, para el País Vasco es una manera de proyectar su imagen como región a nivel internacional. Transmitir su identidad como tierra, su cultura, su apuesta por el deporte y su capacidad para ser parte de grandes eventos incluso a aunque a priori no les corresponda por cuestiones geográficas.
No obstante, es necesario poner millones encima de la mesa para atraer también a ASO y a la Grand Boucle: "La inversión pública va a rondar los 12 millones de euros. En cuanto al retorno económico siempre es discutible. No todo regresa en cifras reales. No siempre es fácil medirlo. Lo que tenemos seguro es que en los tres días que el Tour va a estar en Euskadi toda la capacidad hotelera va a estar completa. Nuestras ciudades y pueblos se van a llenar de gente también. Y vamos a tener una gran proyección nacional e internacional a través de los medios de comunicación que traerá consigo un retorno publicitario. La suma de todo eso sería muy alta".
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Un plan millonario para convertir al País Vasco en el centro del deporte mundial durante tres días que prometen ser inolvidables. El Tour viene de salir desde Dinamarca con un éxito rotundo a pesar de que la orografía no ofrecía grandes posibilidades. Pero a nivel de seguimiento ha sido un auténtico espectáculo. Por ello, el listón está más alto que nunca.
"El hecho de acoger un espectáculo como el Tour requiere de grandes infraestructuras, de asegurar todos los recorridos y de tener unas buenas plataformas de comunicación. Por ello, igualarnos e intentar superar a un país avanzado como Dinamarca y a una ciudad como Copenhague es un gran reto que tenemos sobre la mesa".
Por último, el Consejero de Cultura y Política Lingüística y Portavoz del Gobierno Vasco analiza cuáles son los principales objetivos que tiene la organización respecto a la Grand Départ del 2023: "El primer objetivo tiene que ver con muchas de las iniciativas que se han lanzado desde varias instituciones públicas vascas en los últimos años. Queremos proyectar una buena imagen de Euskadi en el exterior como una región moderna, preparada y abierta. Eso no ha sido sencillo durante muchos años porque las circunstancias que vivíamos a consecuencia de asuntos como el terrorismo nos lo han puesto difícil. Ahora tenemos ese gran proyecto de mostrarnos a Europa".
"En segundo lugar, acoger una salida del Tour es un reto de organización tremendo. Si lo hacemos bien, conseguiremos proyectar esa imagen positiva que perseguimos como comunidad. Y el último es fomentar la actividad física y el deporte. Nosotros tenemos mucha afición por el ciclismo y tenemos a decenas de miles de personas que lo practican ya sea en carrera o montaña. Tenemos más de 30 clubes ciclistas".
"Estamos en un momento en el que tenemos que impulsar todo lo que tenga que ver con la actividad física. Después de la pandemia tuvimos todavía más claro que la salud física y mental se merecían un reto así". La apuesta del País Vasco por traer el Tour de Francia hasta Bilbao en 2023 es total y ahora solo falta que todo este plan salga según lo previsto.