El ciclismo es un deporte que destaca por su dureza tanto dentro como fuera de la carretera. No solo requiere una gran preparación física, sino que es necesario llevar una vida de enormes sacrificios para poder mantenerte en la élite durante el mayor tiempo posible. Ahora es mucho más frecuente ver a ciclistas como Alejandro Valverde estar arriba durante mucho más tiempo. No obstante, el caso del murciano es algo fuera de toda lógica, pero así son los grandes.
Sin embargo, todos los profesionales que pasan por el mundo de la bicicleta saben desde muy pequeños que están destinados a llevar una vida casi monacal donde los entrenamientos extenuantes, el descanso y el control con la alimentación toman el mando de las operaciones. Por ello, muchos de ellos no son capaces de aguantar esa presión y terminan abandonando el mundo de las dos ruedas, especialmente si no alcanzan los objetivos esperados.
El corredor danés del equipo Astana Jakob Fuglsang ha descubierto para muchos cómo de difícil es ese mundo con unas impactantes declaraciones en las que pone de manifiesto cuánta importancia tienen estos hábitos en la vida del ciclista profesional incluso mucho antes de llegar a la élite.
No obstante, el líder del equipo kazajo sabe que ahora es un poco más fácil cumplir a la perfección con estos preceptos necesarios ya que los equipos, la tecnología, la investigación y el conocimiento han avanzado de una forma imparable durante los últimos años. Ahora se sabe mucho más de preparación física, de alimentación y de descanso. En definitiva, se tiene una perspectiva mucho más eficiente de lo que es el rendimiento de los deportistas y en especial de los ciclistas.
La experiencia de Fuglsang
Fuglsang recuerda como hace 15 o 20 años, cuando él empezaba, esto era mucho más complicado: "Cuando yo debuté tenías que ganarte un test en el túnel de viento. Solo los mejores corredores del equipo tenían esa oportunidad. Ahora incluso emplean a un ejército de dietistas. Yo tuve que aprender por mí mismo, a través del ensayo y el error".
El ciclista del equipo Astana, a sus 36 años, es uno de los más veteranos del pelotón, una de las ruedas a seguir en casi todas las pruebas que participa. Sin embargo, ha llegado hasta ahí a base de muchos esfuerzos y de muchos fallos, algo que ahora no está permitido, ya que se le da una gran prioridad al acierto y a la eficacia de cada movimiento y de cada acción.
Lo que antes era un método de aprendizaje, ir probando hasta acertar, ahora es una pérdida de dinero y de recursos imperdonable. En los años de los vatios y de la medición gramo a gramo, este tipo de sistemas son impensables: "Yo malgasté ocho años de mi carrera comiendo demasiado poco. Nadie me llamó la atención sobre esto, porque estaba aceptado que había cosas que tenías que descubrir tú solo. Ahora si un corredor se alimenta poco un día esto se corrige inmediatamente".
Aún así, grandes ciclistas como Fuglsang o el caso mencionado de Valverde han conseguido también adaptarse a los nuevos tiempos para alargar sus carreras hasta el extremo. El líder del Astana de momento se ve en el pelotón algunas temporadas más, por lo menos hasta los Juegos de París 2024. Sin embargo, tras muchos años dando pedales y viendo casos de todo tipo, deja una duda acerca de las preparaciones: "Entrenar muy duro en diciembre para estar a tope desde el primer día... Me produce curiosidad dónde estarán estos ciclistas dentro de diez años".
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