El pan alucinógeno y otras costumbres salvajes de la Edad Media
La Edad Media ocupó un periodo de la historia muy largo y destacó por costumbres sexuales muy llamativas, así como por prácticas legales muy sangrientas.
13 septiembre, 2022 19:55La Edad Media es una época histórica que tuvo lugar entre el siglo V y el siglo XV. Se trata de un periodo histórico muy largo, que siempre ha atraído la atención de historiadores y curiosos, debido a su importancia histórica, así como cultural. Entre otros datos de interés, de la Edad Media destaca la gran cantidad de costumbres y tradiciones que resultan muy curiosas actualmente, pero que regían la sociedad del momento.
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Baño una vez al año
En la Edad Media, el baño no era una práctica tan frecuente como es actualmente. De hecho, se la considera una época histórica poco higiénica. De hecho, ni siquiera era frecuente el lavado de manos, motivo por el que se producían muchas pandemias a causa de los contagios constantes por enfermedades infecciosas.
La clase alta sí que tenía acceso a los baños, y puede que sí que se bañasen, al menos una vez cada tres meses. Sin embargo, la clase baja apenas se bañaba a no ser que tuviesen acceso a un río, un lago o algo similar.
Pan alucinógeno
No es que fuese una costumbre en sí misma, pero sí que ocurría que se consumía pan intoxicado, ya fuese intencionalmente o por error. En muchas ocasiones, las personas enfermeban (o eran consideradas brujas, en el caso de las mujeres) por haber consumido pan en mal estado.
Lo que ocurría es que en ocasiones se elaboraba pan con harina de centeno (en lugar de harina de trigo). Y este centeno, cuando lleva mucho tiempo almacenado es probable que se hubiese ido contaminado con ergot, un hongo que produce efectos alucinógenos.
Brujería
De la Edad Media también destaca una práctica muy común, y muy trágica, que era la de la brujería. Durante estos siglos, sobre todo, desde el establecimiento de la Inquisición, se solía perseguir a las mujeres por considerarlas brujas o practicantes de la brujería.
Utensilios de aseo
En la Edad Media tampoco existían utensilios de aseo, es decir, no había baños en sí mismos, o lugares específicos en los que las personas pudieran hacer sus necesidades. Esto, unido a la ausencia de higiene personal, también favorecía que la Edad Media fuese un época histórica "asquerosa".
En consecuencia, tanto las personas como los animales hacían sus necesidades en cualquier sitio, es decir, en las calles, por ejemplo. De hecho, las heces y los orines podían hacerse en casa, pero luego se tiraban a la calle.
Divorcio por combate
La ley germánica vigente durante toda la Edad Media hasta el siglo XVI recogía el divorcio por combate. En consecuencia, lo que actualmente es Alemania tenía una forma particular de resolver los problemas matrimoniales, de tal forma que sí había algún tipo de problema las partes se podía enfrentar en un combate, no directamente, sino pidiendo a otra persona que se enfrentase por ellos.
Derecho de pernada
El derecho de pernada era el supuesto privilegio que el señor feudal tenía para consumar relaciones sexuales con sus jóvenes siervas justo en la noche en la que estas contraían matrimonio, antes que el nuevo esposo. En caso de no sentirse atraído por ella, los plebeyos debían darle un tributo u ofrenda. A consecuencia de estos abusos, nacian muchos hijos bastardos que, sin embargo, eran considerados "hombres de bien" y que gozaban de ciertos privilegios a diferencia de los plebeyos.
En España ocurrió que Córdoba no aceptó el derecho de pernada. La historia cuenta que los ciudadanos del pueblo de Fuente Obejuna, hartos de los abusos, realizaron un levantamiento en 1476 contra el comendador.
Tras esto, los nobles de Córdoba perdieron su derecho de pernada y surgió la expresión "cordobés y hombre de bien no puede ser". En general, este derecho tuvo vigencia durante la Edad Media en Europa occidental y no fue suprimido por completo hasta época del rey Fernando el Católico.
Zapatos puntiagudos
En la Edad Media se puso de moda el uso de los zapatos puntiaguados entre los hombres. Concretamente, se trata de un tipo de zapatos muy populares a finales de la Edad Media en gran parte de Europa.
Se trataba de unos zapatos muy incómodos, que impedían caminar correctamente y destrozaban los pies. Sin embargo, eran un símbolo de estatus social. Además, la punta del zapato tenía una longitud en función de la posición social del que lo llevaba. Cuanto más larga fuese la punta del zapato, mejor posicionado estaría ese hombre.