Un amigo decía que Bowie había dejado de ser un músico para convertirse en un género. Como cuando vas a una tienda de discos y encuentras el letrero “Bowie” y en ese paraguas temático se agrupan bandas que están catalogadas bajo su influjo.
Es bien interesante cómo en su momento The Beatles necesitaron quitarse la coraza de su imagen, los flequillos y trajes ye-yé para disfrazarse y pasar a "ser otros" nuevos con el Sgt. Pepper's. Bowie retoma esa idea y la lleva al extremo a cada paso que da porque además de su incontestable capacidad para revolucionar la música, Bowie es el principio del icono pop. No de un solo icono: es capaz de crear múltiples y revolucionados iconos. Su transformación constante en personajes nuevos e inesperados como Ziggy, Hunky Dory, Aladdin Sane, el duque blanco, Tin Machine o los que fue generando en su costado cinematográfico también dan cuenta de ello.
Bowie encarnó ese espíritu que evita asentarse en un espacio fijo
El Victoria & Albert Museum de Londres dedicó una expo a su figura, como un acontecimiento en sí mismo excediendo su música. Además de escuchar sus discos y estudiar su arte, Bowie podría iluminar a horripilantes escuelas de marketing o branding para desarrollar una idea.
Bowie juntaba en un solo punto muchas ideas estéticas, culturales y musicales. Hace unos meses asistí a una ponencia de F. F. Coppola, que transversalmente tiene también que ver con la figura de Bowie y su capacidad de reinventarse. Entonces el cineasta mencionó algo que podría ser el principio de Bowie: su hija Sofía le preguntó si estudiar tal o cual carrera. Coppola padre le dijo: "Estúdialo todo, no dejes ninguna carrera. Luego, la suma de ellas harán lo que realmente seas".
De sus ideas se alimentaron Malcom McLaren, John Lennon, Brian Eno, Arcade Fire, The Pixies, David Byrne, Stanley Kubrick, Lou Reed...
De alguna manera, Bowie encarnó ese espíritu que evita asentarse en un espacio fijo. Es a la vez el creador y destructor de sus propios modelos y suma de todos ellos. Aúna arte, teatro, diseño (entre otras cosas había estudiado tipografía), literatura, marketing y vanguardia para expandir como ningún otro la frontera no solo estética del rock.
También de lo que podemos estar conformes y agradecidos es de la capacidad que tuvo Bowie de influirnos, de influir a generaciones de todas las edades, marcando tendencia en cada paso. De sus ideas se alimentaron Malcom McLaren, John Lennon, Brian Eno, Arcade Fire, The Pixies, David Byrne, Stanley Kubrick, Lou Reed, Iggy Pop, Matt Groening, John Cale... ¿quién no? (hay que detener la lista porque podría ocupar 15.000 scrolls).
Y yo que creí, como muchos otros al ver El Ansia, con música de Bauhaus y su Bela Lugosi´s dead que Bowie nunca moriría. Aunque pensándolo bien y sabiendo que Bowie no se llamaba Bowie, sino que se puso ese nombre en homenaje a un pioneer americano que andaba siempre blandiendo cuchillazos, tal vez es que ese Bowie no murió y haya más Bowies de los que creemos reproducidos en todos sus seguidores. Pensándolo bien, ¿habrá muerto?
* Fernando Rapa Carballo es diseñador gráfico, director de arte de Ahora y codirector de Revista Mongolia.