Historiadores contra Wikipedia
Interesantes, accesibles y entretenidos. Llegan nuevos historiadores, con nuevas narrativas para hacerse con la atención de los lectores.
24 noviembre, 2015 01:00Noticias relacionadas
El pasado debe ser útil para el presente. Recuperarlo para iluminarnos es la irrenunciable misión del historiador, como explica el último Premio Nacional de Historia, Roberto Fernández Díaz. En sus obras, el investigador reclama la verdad sobre la historia como un derecho de cada ciudadano. Un derecho irrenunciable si no queremos vivir en sociedades totalitarias. “Un derecho que los historiadores tenemos la obligación deontológica de practicar y de cuestionar ante quienes deseen conculcarlo”. El galardonado y autor de Cataluña y el absolutismo borbónico (Crítica) defiende una visión de historiadores útiles para sus ciudadanos, con un reto en marcha: ¿cómo hacer una historia eficaz para los nuevos lectores?
“No hay sólo una versión autorizada de la Historia”, explica Neil MacGregor, el director saliente del Museo Británico, que publicó La Historia del mundo en 100 objetos (Debate), con el propósito de reconstruir la Historia de la Humanidad a partir de una selección de utensilios que descansan en su museo, con cosas sencillas de la vida cotidiana y grandes obras de arte. La obra trata de contar la Historia del mundo de una forma que no se había intentado antes, es decir, más allá de los documentos, acudiendo a la impronta de acontecimientos grabados en objetos vulgares. Una visión muy poco académica escrita por un autor muy académico.
John Higgs explica que las redes sociales no van a poder competir nunca con los historiadores, porque ellos nos enseñan para que disfrutemos
“Los historiadores debemos hacer una Historia interesante para todo el mundo”, habla John Higgs, autor de Historia alternativa del siglo XX. Más extraño de lo que cabe imaginar (Taurus), en el que hace colisionar a Martin Luther King con Keith Richards. No hace falta que lo confirme, pero insiste en que su libro sobre las claves del siglo pasado no tiene ni gota de Academia. ¿Cómo contar el siglo XX de una manera que no se haya hecho ya? Es la pregunta trampa, por eso Higgs se centra en los personajes secundarios y en dar contexto para realizar la centuria actual con la anterior.
Complemento histórico
Por eso dice que es un libro que complementa a los libros de Historia tradicionales, porque trata de contar “mejores historias”, como si fuera un novelista que “construye un hilo conductor”, seleccionando qué incluir o qué eliminar “para que el lector no pierda interés en el relato”. El interés, el atractivo, la divulgación. Enganchar, ¿cómo hacerlo?: “Cuando alguien desea saber algo sobre Franco y Churchill, el primer instinto ya no es ir a una tienda a comprar una gran biografía, sino a entrar en Wikipedia y leer. Los que escribimos estos libros debemos ofrecer algo más, lo que Wikipedia no te da. Debemos ser una voz en la que confiar y guiar por los acontecimientos del siglo XX”.
El papel de los historiadores no ha cambiado, pero el paisaje en el que actúan sí. “Las redes sociales no van a poder competir nunca con los historiadores, porque ellos nos enseñan para que disfrutemos”, trata de convencerse Higgs ante el nuevo paradigma de la comunicación y la formación.
Pensamiento muy troceado: la fórmula es accesible y fácil de digerir, el lector lee uno o unos pocos versos y piensa en ellos
Otra obra que ha pasado como una Historia contra el canon es El buen libro (Ariel), de A. C. Grayling, uno de los más destacados intelectuales del Reino Unido, donde se muestra cuánta sabiduría hay en las tradiciones no religiosas del pensamiento, con una fórmula narrativa pensada para que el lector pueda utilizarlas para "orientar sus propias vidas". Es una estructura con versículos breves, impactantes, como axiomas, como tuits. Latidos reflexivos incesantes. Pensamiento muy troceado: "La fórmula es accesible y fácil de digerir, la gente lee uno o unos pocos versos y piensa en ellos".
De Eurípides a Confucio, de Maquiavelo a Schiller, Diderot, Anacreonte, Rousseau, Tácito, Goethe, Darwin, Nietzsche, Yu Ji, Valéry, Voltaire, el repaso por esta evolución del pensamiento humanista, en forma de Biblia, nació con el intento de hacer comprender "cómo vivir éticamente entre una gran diversidad de los talentos humanos".
Los nuevos cuentacuentos
Si la naturaleza humana no cambia tanto como creemos, si los aspectos más fundamentales de las necesidades e intereses son una constante en la experiencia individual y social, ¿cómo hacer para seguir interesando a quiénes quieren conocer al ser humano y sus hechos? ¿Qué podemos aprender, por ejemplo, de los artistas? A partir de esta pregunta Will Gompertz -otro historiador inglés con más ironía y sarcasmo que Academia, autor de ¿Qué estás mirando? (Taurus)- repasa en Piensa como un artista la historia de la creatividad. Así que podemos aprender la importancia de la curiosidad, tener una mente inquisitiva, poder enfrentarnos a los prejuicios, estar preparado a cometer errores, tener persistencia para continuar y valor para presentar tus ideas ante el público.
El libro pasa por momentos de lucidez e inspiración, sin evitar la ingenuidad y la crudeza, con la intención de ayudar al lector a abarcar lo que de otra manera pasaría inadvertido. La narrativa de Gompertz es el microscopio de la Historia. Para poder digerir las ideas de los grandes maestros pone el foco en su creatividad. Y en la voz de su narración: “Los historiadores tienen su propio punto de vista y cuentan la Historia como nadie puede contarla. La creatividad es algo emocionante porque nadie puede escribir tu libro, aunque sea del mismo tema. Wikipedia, en cambio, es una amalgama de cosas. No tiene una visión especial ni te muestra el mundo de otra manera. No es algo que te haga ver las cosas de nuevo, ni te hace pensar de otra manera. Tu libro sí”.
Según explica Gompertz, los historiadores siempre han sido cuentacuentos, aunque ahora se erige un historiador más narrativo y novelesco que contrasta con el historiador más académico y lineal. En ese sentido, Wikipedia te da información, pero no te la cuenta. “Quizá tenga que ver con el nuevo periodismo norteamericano, porque presentaban los acontecimientos de una manera emocionante. Joan Didion y David Foster Wallace son mis referentes”.