Cerca de 500 objetos de 38 museos españoles y franceses se muestran en el Museo de Arqueología de Cataluña, en una exposición sobre la cultura y la historia de los íberos, que analiza sus enigmas y recoge las investigaciones más recientes sobre esta civilización.
La exposición El Enigma Íbero. Arqueología de una civilización, que se podrá visitar hasta enero de 2022, se configura como un gran fresco histórico, que, mediante una museografía evocadora, invita al público a adentrarse en el descubrimiento de una de las civilizaciones mediterráneas más originales de la segunda Edad del Hierro (siglos VI-I a.C.).
Tras un primer ámbito introductorio, presidido por una réplica de la Dama de Elche, hallada en 1897, se exponen la Panoplia de los guerreros de la necrópolis de Can Carrizo (Banyeres del Penedès, Tarragona); el grupo escultórico de un jinete lanceando a un guerrero, de la necrópolis de Cerrillo Blanco de Porcuna (Jaén); el torso de un guerrero de Ilici (Elche, Alicante); o el tesoro de Tivissa (Tarragona), una de las mejores muestras de orfebrería ibérica de la Península.
También se pueden contemplar la estrella de Jumilla (Murcia); cerámicas con inscripciones ibéricas del oppidum de Ensérune (Francia), que señalan los límites de expansión de la civilización ibérica hacia el norte; un cráneo atravesado por un clavo, procedente de Ullastret (Girona); una falcata del Almenidilla (Córdoba); un vaso de los guerreros de la necrópolis de Oliva (Valencia); o el monumento ibérico de Cal Posastre (Sant Martí Sarroca).
La exposición, según ha explicado uno de sus comisarios, David Asensio, trata de responder, a la luz de las nuevas investigaciones realizadas durante los últimos años, a algunos de los enigmas que planean sobre los íberos: ¿Quiénes eran y de dónde surgieron?, ¿cómo se organizaban territorial y socialmente?, ¿cómo vivían? o ¿qué lengua o lenguas hablaban? El santuario íbero de Cerro de los Santos en Albacete fue el punto de partida de todo lo que a día de hoy se conoce sobre este pueblo.
También intenta explicar cómo se relacionaban con otras grandes civilizaciones contemporáneas de Europa y el Mediterráneo de la Edad del Hierro y qué influencias recibieron de ellas, así como por qué y cuándo desaparecieron los íberos.
Entre los recursos audiovisuales presentados, los comisarios han destacado especialmente el audiovisual inmersivo sobre la ciudad ibérica de Ullastret, que se basa en el trabajo de investigación arqueológica interdisciplinario desarrollado por el MAC en los últimos años.
A través de otros recursos de interpretación audiovisual, el espectador puede escuchar la lengua ibérica de una estela escrita en ese alfabeto, observar la reconstrucción facial de uno de los cráneos ensartados con un clavo encontrados en Ullastret o descubrir cómo se fabricaba un cálato ibérico o se forjaba una falcata de hierro.
La investigación en curso, que todavía cuenta con un número limitado de muestras, permite intuir que los íberos, como otras poblaciones prerromanas de la Península, son el resultado de una evolución basada en las poblaciones locales y sus contactos con otros grupos continentales a lo largo de la prehistoria reciente.
Actualmente, se descarta la idea de que entre los ancestros inmediatos de los íberos hubiera poblaciones llegadas de África. La carencia de una lengua próxima, a pesar de que se ha sugerido la posibilidad que estuviera emparentada con el aquitano o el vasco antiguo, es una circunstancia que limita las posibilidades de descifrarla, y, como recuerda la exposición, solo se conocen algunos aspectos de esta lengua a partir de las inscripciones conservadas y de los nombres de personas y de ciudades que aparecen citados en algunas fuentes clásicas de autores grecolatinos.
A pesar de los esfuerzos de los investigadores, actualmente solo se ha conseguido una transcripción fonética aproximada de los textos epigráficos, pero la lengua ibérica continúa siendo esencialmente incomprensible.
En subsiguientes ámbitos, se rinde homenaje al hallazgo hace cincuenta años de la Dama de Baza, en una excavación dirigida por el arqueólogo Francisco José Presedo y patrocinada por el empresario y mecenas Pere Duran Farell; se analiza la posibilidad de que Barkeno (la Barcelona ibérica) fuera la capital de los layetanos; o la participación de los íberos en la Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago.