Coto Matamoros sufrió un ictus, pero afirma seguir drogándose: "Yo no dejo nada. La vida es una actitud"

El pasado mes de enero, el que fuera uno de los colaboradores más ácidos en la televisión de los 90 y principios de los 2000, Coto Matamoros (67 años), concedió una entrevista a El Octavio Pasajero, un famoso pódcast. En él desveló un asunto muy personal de su vida privada que se ha conocido ahora, tras hacerse viral un clip de vídeo de la citada conversación: sufrió un ictus. 

"Tuve un ictus hace siete u ocho meses. Me quedé, vamos, que me iba la pierna para un lado, la mano para otro, la pierna para otro.... Un desastre. Y pedí el alta voluntaria del hospital. Me dijeron 'usted está loco'. Le dije sí, que loco he estado siempre, pero gilipollas no", comienza relatando Matamoros. 

El médico le indicó que "usted no se puede ni abrochar el pantalón", a lo que él le respondió, directo, como suele, que "ya encontraría a alguien que me lo abroche". "Me fui a un hotel y me puse a hacer flexiones como un hijo de p... porque los primeros momentos tras el ictus son muy importantes. Hombre, me quedan... No me quiero tirar el rollo, pero si me hubiera quedado en el hospital estaría con la boca girada. Te quiero decir que... échale huevos", señaló Coto. 

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De forma prudente, el entrevistador le pregunta, casi al final de la entrevista, en el minuto 1:13:00: "¿Seguirías drogándote? ¿Sigues drogándote?", a lo que Coto, responde, tajante: "Yo no dejo nada. La vida es una actitud. Yo sé que la gente, con la edad, puede que lo deje todo. Hay riesgo, es evidente, puedes sufrir infartos o un ictus... [...] Pero la vida si no experimentas o buscas emociones es un coñazo. Contra pronóstico me mantengo más joven de lo que debería. Todavía me funciona. Doy gracias a Dios y quizá ese agradecimiento, que tenemos que tener por estar vivos. Lo hago todos los días", remata.

En relación con el universo de las drogas, el excolaborador indica que, desde su punto de vista, no existen las "drogas duras", sino los "hombres blandos". "A lo largo de mi vida he llegado a la conclusión de que no hay drogas duras, hay hombres blandos. El drogadicto es un chantajista emocional. Con ese chantaje se licencia para todo: para pegar a su madre, quitarle el dinero, para atracar a una vieja... La gente dice 'es que soy drogadicto'. No, tú eres un hijo de put.... y un yonqui", declaró ante el entrevistador. 

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Durante la hora y media aproximadamente que dura la conversación Matamoros habla de sus experiencias con la ayahuasca, la heroína -que la empezó a tomar a los 15 años y la dejó a los 18- y otras drogas como la DMT o dimetiltriptamina, un compuesto natural psicoactivo que se encuentra en cantidades variables en innumerables plantas y animales. De esta última dice que es la más fuerte que ha experimentado en su vida.