Hablar de Lydia Bosch (60 años) es hablar de arte, de cine, de series, de teatro, de televisión. Hablar de Lydia Bosch es hablar de uno de los rostros más queridos de la cultura popular española. Hablar de Lydia Bosch es hablar del Un, dos, tres..., de Sábado noche, de Lleno, por favor, de ¿Quién da la vez? y, sobre todo, de Médico de familia, la serie más vista de la historia de España en número de espectadores.
De su final, aunque nos cueste creerlo, han pasado 25 años. Y la vida pasa, cambia, evoluciona. Y con ella, también lo hace Lydia Bosch, que acaba de cumplir 60 flamantes años y se encuentra en el peak de su existencia personal y profesional.
Este pasado martes, 11 de abril, la célebre actriz asistió como embajadora al desfile de Hoss Intropia por primera vez en el contexto de la 080 Barcelona. Excelsa, cercana, encantadora y con una sonrisa permanente pintada en sus labios atención a EL ESPAÑOL y con este periódico charló de moda, de familia, de amor y de futuros proyectos y deseos.
Lydia, ¿qué piensa de esta nueva colección de Hoss Intropia, Holi?
La verdad es que me hace especial ilusión haber sido invitada como embajadora para esta presentación por primera vez de Hoss en la 080. Hoss empezó en el año 94 y yo recuerdo que era una de mis marcas favoritas. Aún guardo vestidos que me pongo cada verano. Imagínate la calidad de las prendas. Hubo un parón y volvieron a resurgir. La gente va a esperar lo mismo de siempre en el sentido de que las telas son de calidad absoluta, es una marca de lujo asequible donde hay prendas especiales con las que no te sientes disfrazada. Las puedes llevar de día, luego de noche con un accesorio. Es una maravilla. Hoss es imagen de vida, alegría y color.
¿De lo positivo?
Claro, y luego también tiene esa sencillez que a mí tanto me gusta, esa parte boho, más bohemia, a la vez elegante. Hace que no sea una ropa para un target de gente determinada.
¿Cuál es su relación con la moda?
Indiscutiblemente, sobre todo en los eventos, cuando hay festivales o hay premios, a mí me gusta buscar una prenda con la que te sientas como princesa por una noche. Especial. En mi día a día yo soy muy práctica. Me gustan los algodones de buena calidad, pero muy normales y que me ayuden en mi día a día. Con eso estoy feliz. Pero la moda es imagen y es una tarjeta de presentación en distintos ámbitos. No soy muy adicta a seguir las tendencias. Es verdad que tienes que estar, más o menos, pendiente, y en mi caso tengo a mi estilista Anaïs Ibáñez, que es en la que tengo plena confianza.
¿Guarda alguna prenda o alguna joya familiar que sea especial?
Tengo prendas de mi madre. Tengo complementos. Mira, esta pulsera se la regalo siempre a todas las personas importantes de mi vida. Si tú ves a alguien de mi entorno que lleva esta pulsera [se refiere a una pulseria de cuero y plata de la firma catalana Tous] es que se la he regalado yo.
¿En qué anda ahora laboralmente?
La experiencia me ha enseñado a no desvelar las cosas hasta que no estén firmadas. Afortunadamente sobre la mesa sí que hay algún que otro proyecto. Lo último que hice fue una serie diaria y fue una experiencia muy dura a nivel de dedicación, pero la repetiría. Ha sido una de las experiencias más gratificantes que he tenido.
Está por aquí su hija mayor, Andrea, ¿se cuelan la una en el armario de la otra para robar ropa?
¡Siempre! Yo sí que soy muy cuidadosa, pero cuando Andrea era más jovencita y fumaba -ahora ya no fuma- pues le decía 'esto no te lo dejo, porque fumas'. Ahora ya no es así. Ahora tengo plena confianza en ella y nos intercambiamos prendas, claro que sí. Y como tenemos el mismo estilo es fácil. No sólo con Andrea, también me pasa con mi otra hija, Ana.
¿Cómo llevó Andrea tener unos padres tan famosos? No es la típica "hija de...". No ha protagonizado polémicas ni entrevistas complicadas... La prensa la quiere y la respeta.
Todos mis hijos, y Andrea en especial porque ahora estamos hablando de ella, son personas que se hacen querer. Todo el mundo quiere a Andrea. Tiene una personalidad muy clara y muy fuerte. Yo nunca he forzado a mis hijos a una exposición mediática. Que cada uno elija su camino. Cuando Andrea ha estado más bajo la lupa por su trabajo como actriz o ahora que ha cambiado de trabajo, pues es libre. Ella triunfará en lo que se proponga.
¿Le dio miedo cuando sus mellizos cumplieron los 18 años y los medios despixelamos a sus hijos?
Yo me siento afortunada porque gran parte de la prensa a mí me ha respetado mucho. No me dio miedo porque no hay nada que esconder tampoco. Mis hijos son unas personas maravillosas y ellos toman la decisión de lo que quieren o no quieren. No ha habido acoso y derribo.
¿A qué se dedican sus hijos, Ana y Juan?
Mis hijos pequeños están estudiando ADE y Derecho.
¿Ninguno quiere seguir sus pasos en la interpretación?
Bueno, Juan... Sí. Él tiene esa parte de TikToker, aunque Ana es muy creativa también. Pero a Juan se le ha despertado eso en la parte del espectáculo. Genéticamente esas cosas las vives desde pequeño. Cuando llegaron los 18 años, Ana salió en un reportaje de moda y Andrea también. En su caso, doble, por la popularidad también de su familia paterna.
En época de reencuentros, ¿volvería a hacer una temporada de Médico de familia en la actualidad?
¡Me encantaría! Hicimos una especie de reencuentro y fue muy bonito. Yo, de todos los trabajos, guardo un grato recuerdo. Hay series que se han quedado con la posibilidad de continuar, como Motivos personales, Mía es la venganza... No te podría elegir una en especial porque siento muy orgullosa de cada uno de mis trabajos.
En noviembre de 2020, usted publicó que tenía un carcimona, un tipo de cáncer de piel, ¿cómo se encuentra de ese problema de salud?
Eso está absolutamente resuelto. No hay ningún problema. Lo que hay que hacer es poner el foco en la prevención. Si te ves algo, hay soluciones que perfectamente no tienen que acarrear nada negativo.
Recién entrada en los 60 años, pletórica, fantástica, ¿qué retos afronta ante esta nueva década?
Estoy muy tranquila y muy disfrutona. Hasta hace unos años vivía la carrera con mucha pasión, pero siempre estaba en la vara de la competitividad, de los exámenes continuos. Ahora quiero disfrutar. Con los años, sabes bien quién eres y quién no eres.
Y sobre todo sabe no lo que quiere, sino lo que no quiere.
Exactamente. Yo me rodeo de gente de mi plena confianza. Estoy en un momento de fluir y de poder equilibrar las cosas y ser coherente con lo que pienso.
¿Y en el plano romántico? ¿Dispuesta a abrazar al amor en los 60 años?
Sí, ¿por qué no? Es algo que si viene, viene. El amor no tiene siempre por qué personalizarse en las parejas. No cabe duda de que, bueno que si tienes...
¿Tiene predisposición?
Esas cosas no se buscan.
¿Está harta de aguantar a canallas?
A estas alturas ya esa puerta no la abro. Eso lo veo a leguas. Todo lo que suma, pa' adelante y si no, cierro puertas.
¿Una ilusión personal y una profesional?
¿Algo que me ilusione mucho? Hacer un musical. Yo, de pequeña, era una fan de Fred Astaire y Ginger Rogers. Ver musicales a mí me llenaba la vida. Quiero dar clases de claqué. Mira, hace un tiempo hice Tu cara me suena...
¿Lo disfrutó?
¡Muchísimo! Era un juego. Fueron unos meses duros porque salíamos del Covid, yo tenía secuelas de eso... Me agobié por el juicio. Me creó inseguridad, pero cuando terminé el último programa, pensé: "¿Por qué no lo disfruté más?".
¿Es usted perfeccionista?
Mucho, pero en esta etapa de mi vida quiero que mi perfeccionismo sea mi aliado y no mi enemigo.
¿Y ese anhelo personal?
Disfrutar de las personas a las que quiero. Ya no en un sitio. No es el sitio es con las personas que quiero. Me da igual un café en la Plaza de España, que un resort o bajo un puente. Continuar con salud.
¿Y algo más frívolo?
(Ríe) Sí, pero es que a lo mejor es la edad. En los 60 recolocas las cosas y las prioridades cambian. De cosas materiales tengo lo que he querido tener. El éxito es sentirlo de forma interna, no externa. Cuando eres más joven pesa mucho el hecho de que te den un premio o un like de estos de Instagram. Yo, afortunadamente, estoy en un momento de mi vida en el que soy lo suficientemente humilde como para saber darme likes a mí misma.