Carla Vigo (23 años), la sobrina de la reina Letizia (51), concedió este pasado miércoles, 13 de marzo de 2024, su entrevista más sincera y valiente. La hija de la desaparecida Érika Ortiz habló como nunca de sus problemas de salud mental, y abordó, sin ambages, el episodio más trágico de su existencia: el fallecimiento de su madre y cómo éste marcó irremisiblemente su existencia.
"Entendí que mi madre tenía una enfermedad, pero me sentí abandonada tras su muerte, porque tú eliges vivir o no vivir. (...) Yo me di cuenta de que mi madre estaba mal y ese día me llevó a dormir a casa de una amiga mía. Me he sentido culpable", son algunas de las confesiones más destacadas de la interviú de Vigo.
Además de estos episodios, la prima de la princesa Leonor de Borbón (18) ahondó en sus "épocas de anorexia y bulimia", y reveló que estuvo ingresada en un hospital psiquiátrico tras romper con su anterior pareja, Álvaro. Todo un ejemplo de superación, Carla también contó en Lecturas que vive en un piso tutelado "con ocho personas, nos apoyamos mucho".
EL ESPAÑOL tiene todos los datos de la casa tutelada en la que vive en Madrid la sobrina de la reina de España. Según conoce este periódico, Carla Vigo reside en el barrio de Chamberí. El inmueble en el que vive la nieta de Jesús Ortiz (74) inauguró su condición de tutelado en octubre de 2019.
Tal y como confirma este periódico, la sobrina de la Reina confió en el amparo de la Asociación de Iniciativas Sociales -AISS- para su actual residencia. La AISS es una asociación "no lucrativa que pone a su disposición pisos tutelados para personas con enfermedad mental", reza su página web.
Según ha podido conocer EL ESPAÑOL, la asociación es un recurso privado y, para poder acceder a sus prestaciones, primero se requiere realizar una entrevista personal, de valoración, con la persona interesada y con un familiar de referencia. También es necesario que AISS reciba una serie de informes médicos de la persona, así como un análisis de sangre que descarte enfermedades contagiosas.
En cuanto a la cuestión económica, se especifica que el coste mensual de las plazas es de 1.500 euros -con todo incluido-, si la persona comparte habitación, o de 1.790 euros si la habitación es individual. Ambos montantes incluyen alojamiento, manutención y supervisión profesional. El único extremo que no se sufraga desde el centro son los gastos personales.
Esta asociación, corrobora este periódico, está destinada para personas con una autonomía "medio-alta". Es decir, que se puedan valer por sí mismas. Las casas tuteladas son viviendas o pisos diseñados, además, para que las personas con alguna discapacidad física o intelectual puedan convivir e independizarse de manera apropiada.
De acuerdo a las fotografías que facilita la AISS, la casa de Carla es espaciosa y luminosa. Dispone de amplios ventanales, un balcón, una cocina perfectamente equipada y un salón con suelo de parqué.
Según reza la página web de la Asociación de Iniciativas Sociales, "las personas que sufren problemas de salud mental son propensas al aislamiento y tienden a dejar de participar en cualquier actividad que implique relación o contacto social. En AISS buscamos la rehabilitación social y psicosocial de estas personas. Nuestro objetivo es ofrecer un servicio asistencial y residencial al entorno familiar".
Y se añade: "El equipo profesional de atención está compuesto por un equipo de psicólogos, trabajadores sociales, educadores, integradores y técnicos socio-sanitarios".
Acerca de los objetivos de esta asociación, se hacen constar tres: aumentar el grado de autonomía de nuestros usuarios, liberar la sobrecarga familiar -estabilizar la situación clínica- y aumentar la integración social y lograr la independencia de los pacientes.
Para conseguirlos, en AISS establecen "programas individualizados, realizamos un seguimiento diario, proporcionamos apoyo individual" y mantienen "una coordinación regular con los centros y profesionales de referencia para garantizar atención y asistencia óptimas". Además de que "disponen de un sistema de evaluación regular tanto de los objetivos establecidos para los pacientes como de los servicios proporcionados".
La propia Carla Vigo reconoce en la citada entrevista que concede en el papel couché que paga un alquiler por vivir en su piso tutelado. "La única paga que tengo es la de mi madre, la de orfandad. (...) Encima que es poco, de ahí tengo que pagar el alquiler, me ayudan, pero también lo pago yo. ¡Me quedo en nada!", ha manifestado la aspirante a actriz.
Antes de instalarse en este piso tutelado, Carla Vigo residió en dos enclaves en Madrid. Por un lado, en 2021, se trasladó desde Aranjuez hasta Madrid, y se instaló en un piso ubicado en el bohemio barrio de Lavapiés, uno de los espacios más multiculturales de Madrid.
Tras esta ilusionante etapa, la hija de Antonio Vigo (51) se mudó a vivir a la zona de Montecarmelo, el área residencial dividida entre los barrios de El Goloso y Mirasierra.
Allí residió, durante unos meses, con una amiga y con la madre de ésta. Pasado este tiempo, EL ESPAÑOL confirma que fue a finales de 2023 cuando Carla Vigo emprendió su nueva y actual etapa en el barrio de Chamberí, bajo el paraguas de la Asociación de Iniciativas Sociales -AISS-.
Carla y la rebeldía
El pasado miércoles, 13 de marzo, en su entrevista más sincera, Carla confesó que, desde la muerte de su madre, acude a terapia: "No era feliz, era una sensación bastante fea y, como no me sentía bien conmigo misma, me dio por la rebeldía. No quería estudiar, hacía fiestas en casa... Sentía que me faltaba mi madre. Era un vacío que quería llenar pero no sabía cómo".
Asimismo, afirmó que intentó quitarse la vida varias veces por este motivo. A los 14 años se dio cuenta de que padecía problemas con la alimentación, "como dejar de comer, vomitar... Fue cuando empecé a mirarme al espejo y a odiarme. No me quería".
No tardó en explicarle a su familia este calvario porque "sabía que era autodestructivo para mí, por la experiencia que tuvo mi madre, y me daba mucho miedo. Por eso le dije a mis seres queridos: 'Me estoy matando poco a poco y no quiero que me pase lo mismo que a mi madre'", subrayó.