Carla Vigo (23 años), la sobrina de la reina Letizia (51), ha concedido su entrevista más sincera este miércoles, 13 de marzo. En ella, se ha sincerado como nunca sobre la salud mental, cómo afrontó el fallecimiento de su madre, hace ya 17 años, y cómo vivió su ingreso en un hospital psiquiátrico tras romper con su anterior pareja y donde intentó asimilar el cúmulo de problemas que arrastra desde la infancia.
La prima de la princesa Leonor (18) ha desvelado detalles inéditos a la revista Lecturas y los episodios más desgarradores de su vida. Primero ha decidido abrirse en canal sobre la salud mental y cómo su tía, la Reina, dialoga sobre las cuestiones relacionadas con la misma. "Me siento muy representada por ella. Es la mejor. Apoyo en todo a mi tía y es como Dios, está en todas partes", ha comenzado.
Vigo ha asegurado que, desde que murió su madre, Érika Ortiz, hermana de Letizia, aquel fatídico 7 de febrero de 2007, acude a terapia. Por aquel entonces, sólo tenía seis años. "No era feliz, era una sensación bastante fea y, como no me sentía bien conmigo misma, me dio por la rebeldía. No quería estudiar, hacía fiestas en casa... Sentía que me faltaba mi madre. Era un vacío que quería llenar pero no sabía cómo", se ha lamentado.
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Los ataques de ansiedad de Carla comenzaron cuando tenía cuatro años, y se agravaron tras el fallecimiento de su progenitora. "No me dijeron cómo había muerto, eso fue otro trastorno. Me enteré mucho tiempo después, con 12 años. No pude ir al funeral. Los adultos debieron pensar que era lo mejor para mí, y lo entiendo".
Y añade: "Pero sí que me hubiese gustado despedirme de ella, hasta los 22 años no lo hice. Me aferraba a ella. Son muchos años sin poder hacer el luto". Sobre las causas de la muerte de Érika, señala que "entendí que mi madre tenía una enfermedad, pero me sentí abandonada, porque tú eliges vivir o no. Es muy duro".
Asimismo, ha afirmado que intentó quitarse la vida varias veces por este motivo. A los 14 años se dio cuenta de que tenía problemas con la alimentación, "como dejar de comer, vomitar... Fue cuando empecé a mirarme al espejo y a odiarme. No me quería".
No tardó en explicarle a su familia este calvario porque "sabía que era autodestructivo para mí, por la experiencia que tuvo mi madre, y me daba mucho miedo. Por eso le dije a mis seres queridos: 'Me estoy matando poco a poco y no quiero que me pase lo mismo que a mi madre", ha subrayado.
Su ingreso psiquiátrico
En 2022 ingresó en un psiquiátrico tras romper con su expareja. "Estuve un mes y medio ingresada. No quería comer ni dormir porque había roto con Álvaro", explicaba al semanario.
En cuanto a su estancia en el centro, ha aclarado que es un sitio "en el que estás relajado y te cuidan mucho", aunque hay "normas muy estrictas". "Llevaba un bolso que tenía una cadena y me dijeron que no podía pasarlo, y si querías fumar había mecheros atados con candados para que nadie pudiese hacer nada".
Cuando salió, se sentía "sin energía", ya que las terapias por la mañana y por la tarde "te consumen mucho", y enfrentarse a "la vida real fuera me daba miedo, ya que no tienes a nadie que te está vigilando". Eso sí, apunta que su familia "me apoyó mucho".
Después ingresó en un centro de día. Hacia terapias todos los días, pero no dormía allí. "Es un proceso muy cansado". Ahora, vive en un piso tutelado con ocho personas. "Nos apoyamos mucho".
Amor y trabajo
Después del varapalo en el amor, prefiere seguir soltera. "No tengo pareja, ni chico ni chica. Me gustaría, pero ahora mismo ni lo busco ni lo necesito. Lo que más valoro es la confianza, y me cuesta confiar en la gente. He aprendido a poner distancia y a diferenciar cuando alguien quiere aprovecharse de mí", ha continuado.
Su ilusión ahora es dedicarse al mundo artístico y ganarse la vida de ello aunque, por el momento, la única paga que recibe es la de orfandad. "Te la dan hasta los 25 años. Mucha gente me echa en cara tener esa paga. ¡Ya me gustaría tener a mi madre y que no me la diesen! Encima que es poco, de ahí tengo que pagar el alquiler. ¡Me quedo en nada!".