Esmeralda Moya (38 años) es una de las actrices más populares de nuestro país, conocida por series como Tierra de lobos o Los protegidos. Más allá de eso, cuando las luces se apagan y vuelve a su casa de los sets de rodaje, Esmeralda es esposa, madre, hermana e hija. En los últimos tiempos, el rol de hija es que el desempeña con más ahínco, si cabe. Y es que su padre, Ángel Moya, su gran debilidad, sufre una enfermedad por la que ella le dedica la mayor de las atenciones: párkinson.
Ángel Moya cumplirá 64 años este recién estrenado 2024 y está casado con Isabel Cañas, madre de la actriz, desde hace más de 40 años. Fruto de su sólido amor nacieron dos hijos: el primogénito, también llamado Ángel, y la pequeña de la casa, Esmeralda. En palabras de la intérprete, "los caminos de mis padres se cruzaron cuando mi madre tenía 16 y mi padre 19 años. Desde ese día no se han separado, digamos que han crecido y evolucionado el uno con el otro, se conocen a la perfección y yo diría que no sabrían vivir el uno sin el otro".
En su último aniversario de bodas, Esmeralda escribió: "Hoy cumplen 41 años de casados, con todas las cosas que supone un matrimonio. Siempre han sido una pareja y unos padres ejemplares, dedicados en cuerpo y alma a sus hijos (y ahora nietos). He tenido la suerte de ver a mis padres enamorados, dialogantes ante la adversidad, sin una sola falta de respeto, yendo a todas partes juntos, unidos cada día, en cada etapa y siempre felices. Han luchado muchísimo por mi hermano y por mí, por nuestra felicidad, por nuestros oficios, por nuestros sueños. Nos han guiado e inculcado el amor y el respeto, apoyándonos en nuestras decisiones personales, con la mano tendida y con las puertas abiertas de su hogar para lo que necesitáramos".
[La espectacular y esperada boda castrense de Esmeralda Moya y el piloto Jaime Llopis]
Gran amante del deporte y con un estilo de vida saludable desde muy joven, Ángel Moya, a la edad de 55 años, sufrió un derrame cerebral que fue el inicio de la enfermedad que hoy sufre. Dos años después de aquello, de lo que se recuperó bien gracias a haber llevado esos hábitos beneficioso para su salud, el destino le volvió a asestar un nuevo golpe. Esmeralda empezó a notar que su padre no actuaba como solía, por lo que le hicieron unas pruebas médicas y el diagnóstico fue rotundo: tenía párkinson.
"Nada volvió a ser igual", declaró la actriz para el programa Socialité, de Telecinco. "Te quiero muchísimo. Papá, siempre voy a estar contigo, nunca te voy a soltar. Fue duro [afrontar que tenía la enfermedad] porque nunca te esperas que tus padres se pongan malos... De pequeña rezaba para que mis padres no me faltasen nunca. Yo a mi padre siempre le he visto luchar. [Su enfermedad] Me cayó como una losa", remató.
A mediados del pasado diciembre, Esmeralda Moya hacía la confesión definitiva sobre la lucha de su padre contra el párkinson, la afección que, según ella, avanza "sin piedad". "Para el 2023 pedí que la evolución de la enfermedad de mi padre no fuera a más y que avanzara muy lentamente. Por desgracia, la vida me sorprendió con todo lo contrario", proseguía en su post.
El progenitor de la artista sufre exactamente parkinsonismo, o lo que es lo mismo la conjunción de varios síntomas como la rigidez de los brazos y piernas, el temblor y las alteraciones en el día a día. Una dolencia neurológica que, en este caso, "avanza y pisa fuerte como un gigante en medio del desierto. Sin piedad". Lo más importante para ella, en cambio, es que su padre continúa en la pugna, y pelea fuerte "como un león"
"Mi padre es un hombre fuerte y valiente. Mi padre lucha y es un león, siempre lo ha sido y nunca dejará de serlo. Además, es mi héroe, la persona (junto a mi madre) que me ha enseñado a ser una mujer libre e independiente, el hombre que me ha enseñado a defenderme en la vida sin prejuicio ni rencor", rezaba el emotivo post de Esmeralda en el que desvelaba la enfermedad de Ángel.
Y proseguía: "Mi padre lucha cada día para que su movilidad, sus fuerzas y sus ganas no se vean afectadas con el paso de los días y su cabeza no nos abandone… Al principio, cuando empezó todo, no encontrábamos explicación ni sabíamos por donde tirar para ayudarle, nos llegó como una losa que no sabíamos mover para ver la luz… porque las personas no estamos preparadas para encajar cuando llega las cosas de manera inesperada. Pero hemos tenido un gran apoyo de amigos, médicos y de la asociación y enseguida, nos hicimos con ello y mi madre le habilitó la casa para que estuviera cómodo y feliz".
"Mi padre tiene párkinson. Y sí, a pesar de todo sigue luchando, sigue siendo valiente y un león. Y lo más importante, mi héroe. Y siempre lo será", concluía Moya, orgullosa de su progenitor.