Asturias se convierte este viernes, 21 de octubre, en el epicentro mundial de las artes, la ciencia, el deporte o la concordia debido a la entrega de los Premios Princesa de Asturias a la que asisten galardonados de la talla de Meryl Streep (74 años) y Haruki Murakami (74).
Lógicamente, los asturianos esperan entusiasmados a la infanta Leonor (17) que, a pocos días de cumplir la mayoría de edad, sigue levantando pasiones tras la jura de bandera. Los reyes Felipe VI (55) y Letizia (51) también estarán presentes, al igual que la reina Sofía (84).
Los invitados más notables están alojados en el Eurostars Hotel Reconquista, un cinco estrellas de gran lujo que, en pocos meses, celebrará medio siglo desde que abriera sus puertas. Sin embargo, la primera piedra se puso a mediados del siglo XVIII cuando el edificio albergó el Hospicio y Hospital de Huérfanos, Expósitos y Desamparados de Oviedo, que ejerció esa función hasta 1965.
Un antepasado del soberano actual, Fernando VI, dio la orden para su construcción. A la sombra de su impresionante fachada barroca se han alojado algunos de los nombres más destacados de la sociedad como Nelson Mandela, Henry Kissinger (100), Huséin I de Jordania, Rafa Nadal (37), Arantxa Sánchez Vicario (51), Elizabeth Taylor, Umberto Eco o la fotógrafa de las estrellas Annie Leibovitz (74).
Carmen Polo fue quien inauguró oficialmente el hotel donde no tardaría en hospedarse de crío Felipe de Borbón quien en cierta ocasión, tras una entrega de los galardones, regresó a su habitación, tiró los zapatos por ahí, se estiró en el sofá, encendió la televisión para ver dibujos animados y se puso morado de patatas fritas con huevo frito. Normal en alguien de su edad. En los últimos años, sobre todo, le encanta compartir con Letizia un buen plato de jamón ibérico y unas parrochas. En otra de sus visitas una joven se le acercó para pedirle un autógrafo y con una sonrisa le contestó: "No puedo firmar autógrafos. No soy Miguel Bosé".
Diferentes trabajadores del establecimiento que han servido tanto al emérito como al actual soberano destacan por encima de todo la campechanería de Juan Carlos (85), porque normalmente estaba de guasa y solía agarrarles por el lomo; mientras que Felipe es más frío, heredado del carácter prusiano de su madre, pero destacan que siempre tiene una sonrisa y es muy educado.
En la edición de los galardones de 2003 en el Reconquista se tomó la famosa imagen en la que la periodista Letizia Ortiz saluda con un apretón de manos al príncipe Felipe. Ambos aparecían muy sonrientes y relajados. Él se acercó a saludar al equipo de TVE que cubría el evento. Nadie podía presagiar, ni tan siquiera María Escario (63) que se encontraba allí en ese momento, que una semana después Letizia y Felipe anunciarían su compromiso oficial.
Cuando en 1992 aterrizó Elizabeth Taylor, el personal del hotel se volvió loco por ver si sus legendarios ojos violeta eran realmente de ese color. Recibió el Premio a la Concordia junto a la doctora Matilde Krim por su ayuda en la investigación del sida. La actriz no vino sola. Además de las siete personas que formaban su séquito le acompañaba su querida perrita de raza maltesa llamada Sugar, a la que solían pasear por los alrededores del hotel para que hiciera sus necesidades.
Se saltó el protocolo en cuanto vio al príncipe de Asturias al entrar en la sala del hotel donde estaban los premiados y le llamaron la atención porque tenía que esperar su turno. Pizpireta, acostumbrada a que siempre había hecho lo que le había dado la gana, se llevó la mano a su boca entreabierta. Y volvió a la fila. Ese día, una señora le regaló unos pendientes de oro de los que colgaba la Cruz de
la Victoria, el símbolo que está en la bandera del Principado, que no dudó en lucir durante su estadía y en la famosa entrevista que dio a Oprah Winfrey (69) donde habló con Michael Jackson.
Durante su breve estancia charló con Nelson Mandela para interesarse por la situación de la infancia en Sudáfrica, uno de los puntos débiles de la protagonista de Cleopatra (1963) quien tras casarse en secreto por segunda vez con Richard Burton en Botsuana, mandó construir un hospital con su dinero.
Otro de los grandes nombres ha sido el de Arthur Miller, que recogió el Premio Príncipe de las Letras en 2002. El dramaturgo estuvo casado con Marilyn Monroe y en privado agradecía que no se le hubiera preguntado por ella en las diferentes comidas que tuvo. Además, recordó algo nostálgico sus aventuras en España, especialmente, su estancia en la localidad toledana de Navalcán junto a su esposa Inge Morath, reconocida fotógrafa que inmortalizó algunas de las tradiciones.
Seis años más tarde se desató la euforia con Rafa Nadal -premio Deportes- que llegó acompañado de sus padres, su hermana, su novia, sus tíos y sus abuelos. Se comportó de una forma muy humilde, fue tremendamente cariñoso con sus fans y estuvo muy pendiente de sus seres queridos.
En 2017, se jubiló Manuel Muñoz, uno de los trabajadores que más tiempo había servido en el establecimiento como camarero de piso. A lo largo de sus cuarenta y cuatro años de plena dedicación tuvo la oportunidad de conocer a los más grandes. En una entrevista al diario La Voz de Asturias recordaba que el hotel lo solían frecuentar los reputados oftalmólogos Fernández-Vega, que solían contratar el servicio de restauración, por lo que "durante años he servido en la fiesta de verano en su casa de Ceceda, puestas de largo y también boda de Milikito". Hay que recordar que Emilio Aragón (64) está casado con Aruca Fernández-Vega (63) desde hace cuatro décadas. Además, el exempleado destacó que Adolfo Suárez era muy generoso y cercano, mientras que Calvo Sotelo era, simplemente, correcto.
Cuando Michael Jackson aterrizó en Oviedo en 1992 para cantar en las fiestas de San Mateo el hotel quedó blindado. Los pocos que pudieron verle afirmaron que siempre llevaba puestos guantes y mascarilla, no tocaba a nadie y se pasó prácticamente todo el tiempo encerrado en su suite.
La llegada de Martin Scorsese (80) -premio de las Artes en 2018- estuvo marcada por su ausencia en una de las cenas de gala del hotel ya que prefirió ir a una de las mejores sidrerías de la ciudad donde degustó lubina del Cantábrico, anchoas y tomates de la huerta asturiana.
En este cinco estrellas también han dejado su impronta galanes del teatro y el cine español como Carlos Larrañaga, que solía citar a sus conquistas en la suite no sin antes avisar de que se preparara una mesa redonda con un candelabro de cinco brazos con velas rojas o de color hueso para servir la cena.