Daniel Sancho (29 años) es, sin duda, el nombre más reiterativo de la semana. Su crimen no deja indiferente a nadie y es la noticia más polémica de este verano. El hijo de Rodolfo Sancho (48) confesaba el asesinato y desmembramiento de Edwin Arrieta en Tailandia el pasado 2 de agosto. Ahora, el chef se encuentra en la prisión de Koh Samui a la espera de que comience el juicio, periodo que puede extenderse hasta 84 días.
La vida de Sancho antes de aquel fatídico día parecía normal. El primogénito del famoso actor gozaba de privilegios gracias al éxito de su padre y de su abuelo, Sancho Gracia, y de sus establecimientos. Sin embargo, esos placeres terminaron el mismo día que Daniel decidió acabar con la vida del cirujano colombiano.
Cuando el suceso se extendió al resto de continentes y llegó a España, él sabía que cualquier persona que contara con un perfil en las redes sociales haría una rápida y exhaustiva búsqueda para analizar cada imagen y cada frase que hubiera colgado en las plataformas. Así, el 6 de agosto, un día después de conocerse el espeluznante suceso, él, algún familiar o quien tuviera acceso a su Instagram hizo uno de sus últimos movimientos antes de ingresar en la cárcel y perder todo contacto con el exterior -a excepción de su abogado mientras esté en aislamiento-: cerrar su cuenta y hacerla privada para que solo aquellos que le siguieran en aquel momento pudieran ver su contenido. El resto de usuarios que no hubiera realizado un follow al madrileño, ya no podrá visualizar ninguna de sus publicaciones.
Además de esta hazaña, Daniel -o quien esté manejando sus redes- efectuó dos más: eliminar a casi todos los etiquetados que aparecían en sus fotografías y no dejar rastro de ninguno de los comentarios que se superponían en su feed.
Por otro lado, varias de sus stories todavía persisten en el apartado de 'destacados'. La mayoría son de restaurantes a los que Daniel acudió, como Umiko, un establecimiento japonés situado en el centro de Madrid en el que, según Semana, el chef y el colombiano Edwin Arrieta se personaron el pasado 2 de enero.
Desde entonces, alrededor de 200 personas han dejado de seguir al cocinero: si antes tenía 12.400, ahora tiene 12.200. Aunque lo realmente extraño de todo esto no es la disminución de sus seguidores, sino la de los que él sigue. Es decir, las cuentas que estaban en la lista de amigos de Daniel antes de entrar en prisión. EL ESPAÑOL ha podido saber que, si el lunes eran 718, el miércoles la cifra disminuyó a 712.
Seis personas desaparecieron de su repertorio y se suman a los usuarios que no tienen acceso a visualizar el contenido del cocinero. Se desconoce si ha sido alguien que tuviera acceso a la cuenta de Daniel, o si es el propio Daniel el que lo ha hecho a través del uso del móvil. Otra opción es que éstas seis personas a las que él seguía hayan preferido desaparecer de su Instagram por desvincularse de tan macabro asunto.
El odio a Daniel y el apoyo a Edwin en redes
Los usuarios de Twitter e Instagram mostraban su repulsión tras descubrir la "atrocidad" que había cometido Daniel. Mensajes como "asesino", "psicópata" o "el chef descuartizador" destacan en las plataformas.
Varios perfiles empezaron a enviar una oleada de odio a Rodolfo, padre de Daniel, sobre el acto de su hijo, comentando en sus publicaciones antiguas. "Tu hijo debe pagar por lo que le hizo al médico colombiano", "dicen que los hijos son el reflejo de sus padres" son solo algunos.
Las redes también han hecho un retrato del "favoritismo" y el "blanqueamiento" de algunos medios sobre Daniel y han llegado a una opinión común: el desconocimiento de por qué el madrileño acaba como "víctima" en vez de victimario.
El entorno de Daniel
El domingo, un día después de que Daniel confesara el delito, su padre, Rodolfo, rompía el silencio pidiendo "máximo respeto" ante la situación que estaban viviendo tanto él como el resto de su familia y entorno cercano.
El lunes, su equipo emitía un segundo comunicado en el que aclaraba: "Rodolfo, por el bien de la investigación no puede hacer ningún tipo de declaración. Os pedimos encarecidamente que respetéis esta situación. Por el momento, no podemos hacer declaraciones de ningún tipo", contaba Sandra Barneda (47) en directo en el programa Así es la vida de Telecinco.
También añadía que todas las "manifestaciones que pueda estar haciendo Daniel son bajo una situación de presión emocional difícil de controlar" y pedía que "no se especule más sobre lo ocurrido".
El hermano del actor, Rodrigo, explicaba también cómo estaba pasándolo la familia y explicaba a Europa Press que era una "pesadilla", además de recalcar que su objetivo era asegurarse de que su madre y mujer de Sancho Gracia, Noela Aguirre, estuviera protegida. "A ver, con mi hermano hablo y lo que pasa es que él hay algunas cosas que no nos dice para protegernos de algunos detalles, ¿sabes? Sobre todo, a mi madre que hay que cuidarla ahora".
Asimismo, admitía que confiaba en que todo "termine lo mejor posible, aunque el lío es gordo. Es que hay cosas que no puedo contaros". Finalmente, apuntaba: "Ten en cuenta que yo a ese niño le he limpiado el culo cuando era un bebé, yo le he cambiado pañales".
Este miércoles, Lecturas publicaba la última conversación de Daniel con su entorno antes de su ingreso en prisión, en la que confesaba: "Siento que estéis teniendo que ser de esas personas que sufren esto. Algún día sabréis toda la verdad". El mensaje proseguía explicando las razones que le llevaron a cometer el crimen: "defender" su vida y la de las "personas que quiero" ya que, según él, Edwin le estaba "amenazando tanto a mí como a mi familia". "Te quiero", sentenciaba.