Las 9 revelaciones del libro de Álex Lequio: del día que se despidió de sus padres a la carta de amor antes de morir
El pasado miércoles, 19 de abril, se publicó 'El chico de las musarañas', la obra en la que se relata la lucha del joven contra el cáncer que padeció.
22 abril, 2023 14:12"Te prometí que te salvaría y no pude cumplirlo. Te juré en el hospital que cumpliría tu última voluntad, y ese milagro se ha hecho realidad. (...) Por tu hija. Por mi nieta. Por ti", son algunas de las últimas y demoledoras frases con las que la actriz Ana García Obregón (68 años) termina el libro El chico de las musarañas, en el que la artista comparte autoría con su hijo, Álex Lequio.
Se trata de un duro y estremecedor relato que comenzó a escribir el joven cuando fue diagnosticado de cáncer y ha terminado su madre, tras su temprana muerte a los 27 años. Huelga decir que con ese "milagro que se ha hecho realidad" se está refiriendo Obregón a la llegada al mundo de su nieta, Ana Sandra, hija biológica de Aless.
En esta obra, que se puso a la venta el pasado miércoles, 19 de abril, se explica todo el lacerante proceso que vivió el joven desde el mismo día en que acudió a Urgencias por un insoportable dolor. Ana Obregón relata, con absoluta transparencia y -por momentos- crudeza la titánica batalla de su único hijo contra el sarcoma de Ewing, las noches de insomnio en el hospital, las sesiones de quimio, el vínculo irrompible entre madre e hijo.
El chico de las musarañas, además, desentraña muchas dudas que han sobrevolado la enfermedad y posterior muerte de Álex, así como sus reflexiones más íntimas y su deseo de ser padre tras su fallecimiento.
También se descubren otros novedosos -y trágicos- pasajes, como el intento autolítico que vivió Ana García Obregón el día en que su hijo perdió la vida, la reunión que pidió Lequio Jr. con sus amigos en el hospital antes de su última operación, o la ayuda que recibió la familia Obregón Lequio en Estados Unidos gracias a la intermediación del rey emérito Juan Carlos I (85).
EL ESPAÑOL hace un repaso por las 9 revelaciones más impactantes de este proyecto literario.
1. El intento autolítico de Ana
Es uno de los momentos más duros e inesperados de este relato de 313 páginas. Lo cuenta Ana Obregón al final de la obra, cuando su hijo Álex acaba de morir, y ella y su expareja, Alessandro Lequio (62), se desplazan del hospital al apartamento que alquilaron en Barcelona. "Al llegar al apartamento me encerré en la habitación. (...) Necesitaba urgentemente desencadenarme de ese dolor para siempre".
Fue entonces cuando salió al balcón de aquel séptimo piso: "La decisión era firme. Me empiné sobre la barandilla, que no era muy elevada. Si me lanzaba al vacío, seguiría viviendo contigo eternamente; si me quedaba en la tierra, me moriría en vida sin ti y no me quería morir. Saltar al abismo era mi única opción para seguir viviendo".
De pronto una frase del padre de su hijo hizo que volviera a la realidad: "Tienes algo importante que hacer. ¿Recuerdas lo que nos pidió Aless, su última voluntad?". Ana pisó tierra firme y gritó al cielo: "¡Lo haré, Aless!". Como ella misma reconoce: "Tu padre nunca supo que, en ese momento, tu última voluntad me salvó la vida. Se enterará leyendo estas páginas".
2. El testamento de Aless
Ver esta publicación en Instagram
Mucho se ha hablado -y especulado- en estos días, en los medios de comunicación, del testamento ológrafo en el que Aless -como lo llamaba su entorno más íntimo- manifestó su intención de dejar descendencia a través de su esperma. Ahora, tras la publicación de su libro, se confirma que Álex pidió a sus padres, como última voluntad, que llegara al mundo un hijo suyo.
Tal y como plasma Ana Obregón en el libro, en "una luminosa mañana de finales de abril", el joven, hospitalizado en Barcelona, abrió los ojos "muy despacio" y les murmuró, a duras penas por el dolor que le impedía hablar, 38 palabras a sus progenitores.
En ellas, Aless expresó lo que sigue: "Mamá, papá... Si me pasa algo, acordaos de la muestra que dejé en el laboratorio de Nueva York. Quiero tener hijos, aunque ya no esté. Es mi deseo... Prometedme que lo vais a hacer... Por favor..., suplicaste emocionado". Esas son las palabras, literales, que el emprendedor joven manifestó, en la soledad del hospital y sólo en compañía de sus padres.
3. La premonición del 27
Es otro de los episodios más sobrecogedores de El chico de las musarañas. El joven Álex, se relata, está hospitalizado mientras se somete a un último ensayo clínico. Con las "constantes al límite", les habla a sus padres desde la cama para hacerles ver que en pocas semanas cumpliría 28 años: "¿Sabéis que en un mes y medio cumpliré 28 años?".
"Claro que lo sabemos y lo celebraremos juntos", le respondieron, casi al unísono, sus abnegados padres. En ese momento, García Obregón expresa lo que sigue en el libro: "Nunca llegamos a celebrarlo, mi vida. Hay una pregunta que me hago constantemente en mis sombrías noches de insomnio, ojalá pudieras contestarla. ¿Por qué desde pequeño tu número favorito era el veintisiete?".
Y añade Obregón: "Lo repetías sin cesar riéndote con distintas entonaciones y acentos. Acabo de ver tu primera cuenta de Instagram, que creaste a los veinte años, y era @elyerry27, y tu primer Facebook, El sosito magnifique 27. ¿Por qué veintisiete, Aless? ¿Qué premonición intuías desde niño de tu fatal destino? ¿Será verdad que existe un plan desde que nacemos para las almas?".
4. La carta de amor
Un mes antes de morir, desde el hospital, Aless escribió una carta abierta al amor: "Te escribo porque no te conozco. Si te conociera, las teclas de mi ordenador tendrían tanto polvo acumulado que mis frases serían un sinsentido, pero ese no es el caso. Hoy mis palabras pecan de elocuencia. Vivo anclado a la posibilidad de conocerte, pero ya no sé si lo haré en lo que me queda de vida. Ojalá estas palabras puedan crear un pedacito de realidad para poder llevarme el boli a la cama pensando que al menos existe en mi imaginación. Dentro de mí".
Apostilló el joven lo que sigue: "Tengo cáncer, pero lo peor de todo, tengo miedo. Ya no sé si algún día seré capaz de sentir cómo eres y lo que podríamos llegar a ser, pero lo que sí puedo hacer ahora, en este mismo momento, es transmitir cómo no eres y, por lo tanto, acercarme un poquito más a la idea de lo que serías. Sé que no eres el amor de mi vida, porque serías la vida entera. Porque seríamos uno. Porque sería para siempre".
A muchos les ha sorprendido que, estando en relaciones entonces con Carolina Monje, Aless hablara de un amor verdadero aún por conocer. Su madre lo corrobora acto seguido, cuando escribe: "Ese amor que nunca existió porque el maldito cáncer te robó el tiempo para encontrarlo. ¿Hay algo más enigmático que un amor para toda la vida sin nombre propio?".
5. El post que no pudo publicar
Una vez fallecido Aless, su madre, Ana Obregón, se encuentra en su móvil un post que nunca pudo publicar. Decía así: "Todo lo que haces en esta vida con amor tiene eco en la eternidad. (...) Me he pasado veintisiete años de mi vida intentando ser el mejor estudiante. (...) Todo muy bonito hasta que un día te dan la noticia y no sabes cuántos meses te quedan de vida. (...) En un abrir y cerrar de ojos te das cuenta de la importante del tiempo. Mejor aún, te das cuenta de con quién y cómo quieres invertirlo. (...) ¿Cuántas veces he ido a jugar con mi hermanita pequeña? ¿Cuántas veces habrá ido a estar con mi madre?".
6. Reunión en el hospital
El siguiente relato sucede en un hospital de Madrid, antes de la última operación a la que se somete Álex y también con anterioridad a su viaje final a Barcelona. "Esta tarde voy a llamar a mis amigos y primos que vengan a verme. ¿Pueden venir todos al hospital, mamá?", preguntó Aless. "Claro que sí, mi amor", respondió Ana.
Sigue la escena así: "Esa misma tarde los amigos de toda la vida del cole y de la universidad y su querida prima Celia inundaron su habitación. (...) Hace unos meses, tus amigos me confesaron que les dijiste a modo de despedida: 'Solamente os pido que, si en algún momento no estoy aquí, no me olvidéis nunca'. Aless, ¿te estabas despidiendo de ellos?".
7. Ana y las novias de Aless
En sus reflexiones, Aless habla de lo que implicó para él ser hijo único y la gran sobreprotección que vivió por parte de su afamada madre. "No hace falta ser Freud para entender los motivos que esconde el comportamiento de una madre soltera y temperamental frente a la primera pareja seria de su único hijo. Acabas aceptando la sobreprotección y sólo saltas cuando las maneras rebasan los confines del respeto; cosa que empezaba a ser frecuente y no era del todo sano", narró, con humor.
8. La llamada al Emérito
Ana Obregón explica en El chico de las musarañas que Juan Carlos I la ayudó para tratar de conseguir un permiso de las autoridades americanas para permanecer más tiempo en territorio estadounidense durante el tratamiento de Aless Lequio.
"El rey Felipe tardaba en contestar. Al final, Alessandro llamó a su tía Olimpia, prima hermana del rey Juan Carlos, que se puso en contacto con él -Juan Carlos-", rememora Obregón, y añade sobre el Emérito: "Le faltó tiempo para ayudar a una madre desesperada por salvar la vida de su hijo". Por aquel detalle, que consiguió que les permitieran permanecer en el país, asegura Ana que le está "infinitamente agradecida", y que no lo olvidará "jamás".
9. La despedida de Álex
"Tu hijo está sufriendo mucho. Tenemos que iniciar esta noche una sedación", fueron las fatídicas palabras que un médico en Barcelona le dijo a Ana Obregón, cuando ya nada se podía hacer. Continúa narrando Ana: "Entramos -Ana y Alessandro- en la habitación, la fiebre no había remitido. Estabas muy adormecido y nos situamos a cada lado de la cama. (...) 'Dadme agua, por favor', pediste. (...) Nos pediste que nos aproximáramos (...) y dijiste: 'Os quiero muchísimo'. Fueron tus últimas palabras".