Pasaban pocos minutos de las dos de la tarde del lunes 13 de diciembre cuando saltaba una noticia que paralizaba a quien la leía: la muerte de Verónica Forqué.Sus más allegados, así como amigos y admiradores, se quedaban conmocionados al conocer el fallecimiento de la actriz a los 66 años de edad. Tras realizarle la autopsia, en el Instituto Anatómico Forense de Madrid para esclarecer las causas exactas de su fallecimiento y con la prueba forense ya concluida, sus restos mortales eran trasladados al Tanatorio de San Isidro.
Ese ha sido el escenario del adiós a la intérprete, al que ha acudido su entorno más íntimo no solo para presentarle sus respetos sino para arropar a su única hija, María Ibarra Forqué (31 años). Pasadas las cinco de la tarde comenzaban a llegar los primeros familiares, rotos de dolor tras su trágica muerte.
Poco después de esa hora, se dejaban ver los primeros rostros conocidos, la actriz Silvia Marsó (58) y Pepón Nieto (54). Este último, abatido, tenía unas palabras de cariño hacia Verónica, pues si bien hacia tiempo que no coincidían le tenía un gran cariño: "era una compañera maravillosa con la que he aprendido mucho, la he disfrutado mucho como persona, estaba llena de luz y amor". A continuación, era Silvia Abascal (42) la que llegaba con paso firme, el rostro muy serio y sin detenerse, impaciente por entrar al recinto. Tras ella, casi a cuentagotas y espaciados en el tiempo, una larga sucesión de amigos y compañeros de profesión de Forqué: Antonio Resines (67), Belén Cuesta (37), Tomar Navas (35), Jorge Suquet (41), Cayetana Guillén Cuervo (52)... Y así hasta llegar a Isabel Ordaz (64), que se detenía unos instantes para, con las lágrimas recorriéndole el rostro, contar que habían hablado últimamente y que había notado que "no estaba bien".
Tras unos instantes en el tanatorio, Cayetana Guillén Cuervo salía a la calle para atender a la prensa. "Ha sido una mujer luchadora, ha hecho de las mejores películas de nuestro cine y siempre llegaba a los sitios sumando, llena de energía y diciendo unas palabras estupendas", decía la actriz.
Unas palabras que compartió su compañera de profesión Yolanda Ramos (53), que cargada con una maleta subió decidida la cuesta hasta San Isidro para despedirse de una "artista" a la que si bien "no conocía mucho" estaba muy agradecida, "mucha gente de mi generación somos artistas por ella. Morirse así es una de las mayores putadas de la vida", sentenciaba.
Entremedias de tanto cariño y acompañamiento, María, hija de la fallecida, que iba vestida con un jersey blanco y un abrigo negro, abandonó por unos instantes la sala en la que se velaba el cuerpo de Forqué para bajar al hall del tanatorio, donde la esperaban algunos de sus amigos. Una decena de jóvenes que no solo aprovecharon para darle un gran abrazo, también varios ramos de flores que la joven recogió agradecida y con sentimiento.
La pareja formada por Ana Belén (70) y Víctor Manuel (74) llegaba unida y sin poder verbalizar más que un escueto "gracias", al igual que Eva Isanta (50) y Cristina Medina (50). David Bustamante (39), por su parte, quería dedicar unas palabras a su compañera de MasterChef Celebrity, con la que hizo muy buenas migas. "Era maravillosa, dulce, especial, espiritual... Una grandísima artista, grandísima compañera. Son momentos muy difíciles y no podíamos no estar aquí para despedirla, no hay mucho que decir", explicaba el cantante, roto de dolor.
Antes de marcharse a casa, Silvia Marsó, quiso recordar a la 'Vero' auténtica, esa que era "un ángel" y es que, en sus palabras, "lo que se ha visto de ella en estos tiempos era porque estaba muy enfermita y había que cuidarla". Casi sin poder hablar de la emoción, Silvia Abascal, remarcaba que si bien "esto no se puede pasar por alto, no puede teñir lo que ha sido toda su vida". Un sentimiento compartido por Terelu Campos (56), que "desolada" quiso "dar gracias a la vida por ponerla en mi camino". Un mensaje que compartían todos los que se acercaron a dar este íntimo adiós, que sin embargo no es el último.
Este miércoles 15 de diciembre, se va a instalar una capilla ardiente en el Teatro Español, de 11 a 16 horas, para que sus admiradores y aquellos amigos que no pudieron acercarse a San Isidro le den el último aplauso a Verónica Forqué.
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