Carmen Lomana, la 'socialité' más fiel a la noche marbellí: su 'estrategia' para estar en las mejores fiestas
La empresaria es actualmente una figura imprescindible en las reuniones de la alta sociedad, pero sus inicios en la Costa del Sol fueron muy discretos.
11 agosto, 2021 02:49Noticias relacionadas
Carmen Lomana (73 años) ha celebrado en Marbella y por todo lo alto un nuevo año en su calendario vital. Lo ha festejado como más le gusta: entre amigos de la jet set y en su amada Costa del Sol, destino al que llegó sin ser conocida y en el que años después se convirtió en una presencia fiel de sus fiestas más importantes. La atractiva y elegante socialité ya pertenece a esa elite satelital (en algunos casos hereditaria) que se mueve con soltura por los restos arqueológicos de lo que antaño fueron las auténticas fiestas de Marbella, como el cumpleaños de Kashoggui, la Gala de la Cruz Roja o los Chorys deambulando hasta el alba.
Pero hubo un tiempo en el que en el 'Gotha' marbellí no conocían quién era. Así que esta mujer atractiva, de larga melena rubia y con estilo ideó una serie de estrategias para ser el rostro imprescindible de todas las fiestas de la jet. Todo empezó en 2007 cuando se la relacionó con Javier Rigau (59), el exitoso empresario catalán que acaba de romper su compromiso con la legendaria estrella Gina Lollobrigida (94). Perseguidos por los paparazzi, una nube de flashes se entremezclaba con sus sonrisas cuando se les preguntaba por su noviazgo.
En aquel momento nadie sabía cómo se llamaba ella. Poco tardaron en otorgarle identidad. Era Carmen Lomana. Una mujer reconvertida en una celebridad conseguida -según el sociólogo Chris Rojek- cuyo mérito es el de ser famosa por ser famosa, como en su momento adquirieron ese estatus las reconocidas Zsa Zsa Gabor y Paris Hilton (40). Ese año estuvo en la Fiesta contra el Cáncer con Philippe Junot (81) y el sarao en el que se exhibieron joyones exclusivos de Bulgari y el último modelo de Aston Martin.
Las primeras noticias la describían como "una rica viuda de la alta sociedad madrileña" o "una coleccionista de vestidos de alta costura". Le picó el gusanillo de la fama y no paró hasta conseguir que ¡HOLA! le dedicara un amplio reportaje de su hogar madrileño con todos los vestidos y zapatos esparcidos por la cama amén de otros lugares.
Una de las grandes citas del verano en la era post Gil y Muñoz eran las fiestas de Chopard, hasta donde acudían algunos de los milmillonarios esparcidos por los cinco continentes. Justamente, en 2007 la firma de alta joyería suiza organizó un espectáculo con caballos andaluces en los que uno de ellos bailó sobre un piano de cola de hierro de una tonelada de peso y posteriormente llegó el Cirque du Soleil o un desfile de exuberantes mujeres desnudas cubiertas únicamente por piedras preciosas.
Normalmente, Olivia Valere (73) era la anfitriona para estos eventos chic. La empresaria francesa es de las pocas supervivientes de una época en la que Kashoggui organizaba fiestas en Al-Baraka (la finca actualmente es la urbanización La Zagaleta) donde a los invitados se les obsequiaba con relojes de oro y muchos de ellos se quedaban ojipláticos porque dentro de los trozos de tarta se podían encontrar esmeraldas, diamantes, rubíes, aguamarinas… Pues bien, una de las pocas invitadas a las citas de Chopard confiesa que "esos eventos eran tan codiciados que si pertenecías al Who is who internacional tenías que acudir, de ahí que intentaran colarse ciertos famosos y nobles low cost. Con el tiempo se descubrió que Carmen Lomana había solicitado durante años ir a una de las fiestas para hacerse la foto junto a los invitados más cool. Al final, entró en alguna".
El pasado sábado 7 de agosto por la tarde, la extop model Valeria Mazza (49) y su marido, Alejandro Gravier (59), estaban celebrando el cumpleaños de este último en el Beach Club del hotel Marbella Club. Lomana estaba bronceándose al sol en las hamacas de la arena de la playa ubicadas frente al chiringuito cuando al ver el revuelo que se estaba formando y escuchar algunos clics de las cámaras, ávidamente se puso la camisola y se metió entre las mesas donde saludó a Hubertus de Hohenlohe (su padre, el príncipe Alfonso, fundó el hotel en 1954) y se acercó cariñosamente a las hijas de Carla Pereyra (33) y la hija de la anfitriona. Según cuentan a JALEOS, finalmente, Carmen, no pudo entrar en la fiesta donde se encontraban otros invitados de lujo, como Ana Aznar (39) y Alejandro Agag (50).
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