El pasado martes, 14 de mayo, el rey Juan Carlos (86 años) aterrizó en España. Su primera parada fue en Vitoria, donde visitó a su médico de confianza, y más tarde se trasladó a Sanxenxo para participar en las regatas, el principal motivo de su regreso a nuestro país. Hasta ahora, el Emérito no ha podido salir a navegar, pero sí ha disfrutado de otras actividades propias de la localidad, acompañado de su círculo de confianza.
Un día después de su llegada a Sanxenxo, el padre de Felipe VI (56) tuvo una comida entre amigos en uno de sus restaurantes favoritos de la zona. Muy sonriente y cercano con la prensa allí presente, se le vio abandonar las instalaciones.
El viernes, día 17, cuando comenzaba el campeonato, se embarcó en una zódiac del Real Club Náutico, muy abrigado, con sus gafas de sol y una gorra para cubrir su rostro. Estuvo junto a su amigo y anfitrión, Pedro Campos. Desde ahí, siguió esta primera jornada de la que ausentó por motivos que aún se desconocen. Antes de este momento, Juan Carlos acompañó y animó al resto de los participantes de su barco, El Bribón.
Un día después, en la noche de este pasado sábado, 18 de mayo, se le vio disfrutar de una cena, en la que reunió a parte de su entorno. A la velada, entre otros, acudió su hija mayor, la infanta Elena (60), quien suele visitar a su padre cada vez que éste se encuentra en Sanxenxo.
Tuvo lugar en el Real Club Náutico y también contó con la presencia de Cristina de Borbón-Dos Sicilias, sobrina del Emérito. Ambas, que se convirtieron en las invitadas especiales del anterior monarca, se mostraron felices de poder pasar tiempo el rey Juan Carlos. Para la ocasión, la infanta Elena apostó por un estilismo informal, en línea con el tipo de celebración, formado por un pantalón negro, camisa blanca y una blazer tipo crop con estampado de cuadros.
Como no podía ser de otra manera, Pedro Campos y su mujer, Cristina Franze, quienes se han convertido en los anfitriones del Emérito en Sanxenxo, también les acompañaron durante la velada.
Después de compartir varias horas en el interior del club, los asistentes a la cena abandonaron uno a uno las instalaciones. El rey Juan Carlos, en concreto, salió sonriente y apoyado en su bastón y en su hombre de confianza, Vicente García-Mochales.
Igual de sonriente se mostró Cristina de Borbón Dos-Sicilias tras haber cenado con su tío. La sobrina segunda del ex jefe del Estado abandonó el club náutico de Sanxenxo del brazo de su hijo, Pedro Pablo. También les acompañaba su marido, Pedro López-Quesada. Fiel a la discreción que caracteriza a la familia, evitó dar detalles sobre el encuentro y ante los micrófonos de Europa Press, únicamente se limitó a decir que todo había ido "bien". Sobre la velada no han trascendido mayores detalles.