La Corona británica se está enfrentando a una de sus peores crisis hasta la fecha, una adversidad sin precedentes en Buckingham. Las bajas del rey Carlos III (75 años) por su cáncer y de Kate Middleton (42) por su cirugía, las vacaciones del príncipe Guillermo (41), las pocas apariciones de la reina Camila (76)... La Familia Real británica ha dominado la prensa internacional y del mundo del corazón desde entonces. A este rompecabezas se le unía el retoque de la princesa de Gales en una fotografía junto a sus hijos, y su polémica reaparición cerca de su domicilio en Adelaide Cottage.
Así, la princesa Ana (73), segundogénita de la difunta Isabel II, se ha convertido en el nuevo buque insignia y la única capaz de salvar a la monarquía en plena crisis. Los duques de Edimburgo, Eduardo (59) y Sofía (59), también tomaron el testigo y cogieron las riendas de los deberes reales.
El exmayordomo de Diana de Gales, Paul Burrel, considera que Ana es "un caballo de batalla, es estoica, es confiable, es todo lo que la Familia Real necesita y es la hija de su padre. Su ética de trabajo era la misma. Nunca se desvió de nada y siempre acertó en las cosas".
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El experto cree que el heredero al trono "está demasiado ocupado con su familia: le gusta ser muy práctico, algo que heredó de la princesa Diana. La princesa Ana será Ana la confiable", ha aseverado a Slingo. Y ha añadido: "La princesa Ana puede confiar en el duque y la duquesa de Edimburgo, pero todo el mundo conoce a la princesa Ana, ella siempre ha estado ahí. Ella puede mantenerse firme en cualquier crisis, por lo que por el momento su carga de trabajo está aumentando, lo cual no le importa. Ella simplemente sigue adelante".
Mientras tanto, este miércoles 20 de marzo, la hermana menor del soberano se enfrenta a una fecha marcada en rojo en su calendario: se cumplen 50 años del día que intentaron secuestrarla e Ian Ball estuvo a punto de arrebatarle la vida.
Antes de Lady Di, la princesa Ana era una de las royals más queridas de Reino Unido. Fue en noviembre de 1973 cuando copó titulares por su flamante boda en la Abadía de Westminster con el militar Mark Anthony Phillips. El mismo lugar donde había sido coronada su madre en 1953 y en la que después lo fue su hermano, Carlos, en mayo de 2023. Ese inolvidable 14 de noviembre, el actual monarca cumplía 25 años.
La única hija mujer de Isabel y el príncipe Felipe de Edimburgo era la primera en pasar por el altar, de ahí que se convirtiera en un evento histórico para la Corona británica y para todo Reino Unido. Desde aquel día, Ana lideró el ranking de la fama de los miembros de la Casa Real.
Entonces, llegó el fatídico 20 de marzo de 1974. Ball, que padecía esquizofrenia, urdió un plan -fallido- que consistía en raptar a la hija de la Reina mientras la Princesa montaba a caballo sola o junto a su marido. Ese era el método "más fácil" después de "haberlo pensado durante años", señaló el secuestrador a la Policía.
Alquiló un piso franco donde pudiera ocultar a Ana y un vehículo, marca Ford Escort, y en torno a las 20:30 horas de la tarde, Ball procedió con su objetivo. Ana -que por aquel entonces tenía 23 años-, su marido, su dama de compañía, Rowena Brassey, y el detective de Scotland Yard asignado a la princesa, Jim Beaton, viajaban al Palacio de Buckingham.
Ball bloqueó con su coche al Rolls y salió del vehículo, caminando directamente hacia la limusina y, con dos pistolas en ambas manos, disparó a Beaton en el hombro, en la mano y en el abdomen. El chófer recibió otro en el pecho. "En ese momento pensé que sería alguien que simplemente quería molestarnos, no había ningún indicio de lo que iba a pasar a continuación", confesó Beaton en 2020 a The Times. Los dos sobrevivieron.
Con la vía libre, Ball se acercó a la Princesa, y se produjo la conversación que después pasó a la historia y marcó un hito en la realeza británica. "Quiero que venga conmigo un par de días, y quiero dos millones de libras. Sal, tiene que venir", le espetó Ball. "Ni de coña (not bloody likely), y no tengo dos millones de libras", respondió Ana. El hombre la agarró del brazo y la tiró al suelo del coche.
Como si fuera obra del destino, un agente de policía y un exboxeador, Ronnie Russell, se encontraban en la zona. Russell le propinó dos golpes en la cabeza a Ball. Éste consiguió huir del lugar, pero poco después fue detenido por el policía. Fue condenado a cadena perpetua en un hospital psiquiátrico.
En 1983, la princesa Ana concedió una entrevista durante el programa de entrevistas británico de Michael Parkinson, y afirmó que, durante el incidente, fue "escrupulosamente educada porque pensé que era una tontería ser demasiado grosera en ese momento". También bromeó sobre que se le rompió el vestido y subrayó que "ese fue mi momento más peligroso".