Varios días después de viajar a Londres para asistir fugazmente a la coronación de su padre, el rey Carlos III (74 años), el príncipe Harry de Inglaterra (38) reapareció públicamente el pasado viernes día 12 de mayo. Lo hizo junto a su esposa, Meghan Markle (41), con la que viajó hasta Santa Bárbara (California) para participar en un acto enmarcado dentro de los muchos que celebran que mayo es el Mes de la Concienciación sobre la Salud Mental a nivel internacional.
En concreto, lideraron un coloquio sobre el uso de las redes sociales con AHA! Santa Bárbara, un grupo juvenil centrado en dotar "a adolescentes, educadores y padres de inteligencia social y emocional para desmantelar la apatía, prevenir la desesperación e interrumpir los comportamientos basados en el odio".
Durante la sesión, que duró una hora, la pareja habló con adolescentes de entre 14 y 18 años sobre las oportunidades que ofrecen las redes sociales a la hora de conectarse y formar comunidad, así como sobre la forma en que también plantean problemas de inseguridad y diversos riesgos para la salud mental. En este sentido, su fundación Archewell (AWF), creada en 2020, está bastante comprometida con estos temas críticos y colabora a menudo con grupos de jóvenes, expertos y familias, con el fin de desarrollar programas que apoyen e inspiren el cambio.
Tanto Harry como Meghan han compartido con el público sus propias inseguridades y problemas de salud mental. Sin ir más lejos, el pasado mes de diciembre, durante la gala Ripple of Hope de la Robert Kennedy Human Rights Foundation, la exactriz estadounidense explicó qué la llevó a dar el paso de hablar públicamente de aquel día en el que pensó en quitarse la vida.
"En última instancia, si sientes que hay alguien más que ha vivido una experiencia así, que ha llegado al otro lado y ha mostrado un ejemplo de resiliencia, un ejemplo de 'hay un final feliz', creo que eso es lo que la mayoría de la gente busca probablemente en esos momentos", confesó aquella noche. "Por eso tomé la decisión de simplemente decir 'Si mi experiencia puede ayudar a alguien a no sentirse igual o a saber que hay esperanza, entonces vale la pena cada segundo de lo que venga".
Tras participar en el mencionado coloquio, los duques de Sussex disfrutaron de una divertida velada en un restaurante de comida japonesa situado en el centro de la ciudad californiana. Según cuenta el portal Page Six, no lo hicieron solos. Por un lado, estuvieron acompañados por la actriz Gwyneth Paltrow (50) y su marido, el productor de televisión Brad Falchuk (52).
También cenaron con ellos la actriz Cameron Diaz (50) y su marido, Benji Madden (44), así como la consejera delegada y fundadora de Bumble, Whitney Wolf Herd (33), y su marido, el restaurador Michael Herd. Cabe señalar que las cuatro parejas residen en la zona de Montecito, el lujoso rincón californiano donde Harry y Meghan decidieron instalarse tras independizarse de la Familia Real británica.
Markle apareció en el restaurante ataviada con un minivestido de satén marrón, con mangas largas y entalladas, de la firma Heidi Merrick. Combinó el conjunto con un bolso cubo de color blanco roto de la marca Cesta Collective y unas sandalias Hermès de cuero marrón. Asimismo, optó por recoger su larga melena en una coleta y, a modo de complemento, lució un par de pendientes dorados. Por su parte, Harry escogió unos pantalones blancos, camiseta negra y zapatos marrones de ante.