Es una de las royals adolescentes de la generación de la infanta Sofía (15 años), la princesa Isabella de Dinamarca (15) y Ariane de Holanda (16), y acaba de cumplir 15 primaveras el pasado 16 de abril. Aunque su faceta pública es escasa, ya que por su juventud y puesto en la línea de sucesión al trono no tiene deberes reales que atender, los nuevos retratos oficiales de Eléonore de Bélgica lanzados por la Casa Real muestran su increíble transformación de niña a adolescente.
La Princesa, que guarda un gran parecido físico con su padre, el rey Felipe (62), ha posado en los jardines del Castillo de Laeken y ha sorprendido por su espontaneidad y su belleza sin artificios. Vestida como lo haría cualquier joven de su edad, sin maquillaje y con el pelo al aire, ya apunta maneras para convertirse en otra de las nuevas it girls de la monarquía europea. No en vano, las princesas y reinas son referentes de estilo y un gancho ideal para las firmas.
Ha elegido una prenda con sello español y low cost que parece una declaración de intenciones: naturalidad ante todo y una imagen fresca alejada de cualquier atisbo de boato real. La blusa de rayas con lazada en la cintura es de Zara, una de sus firmas preferidas y también de su hermana, Elisabeth (21), el espejo en el que se mira Eléonore. Sólo cuesta 25,95 euros y la ha combinado con unos sencillos vaqueros blancos.
La celebración de su cumpleaños ha sido privada y familiar, aunque el mismo 16 de abril por la tarde, tuvo que atender un compromiso real de la agenda de sus padres que permitió a los belgas verla en público en una fecha tan señalada. La Princesa, sus tres hermanos y los Reyes asistieron a ver el musical Red Star Line y luego tuvieron la oportunidad de saludar al elenco. Esta función, con más de 100 actores y extras en escena, cuenta la historia de los belgas que cruzaron el Océano Atlántico en 1923 en busca de una vida mejor. La Red Star Line era una compañía naviera que operaba entre Amberes y América y alrededor de dos millones de europeos viajaron por este camino hacia Estados Unidos y Canadá para establecerse allí de forma permanente a finales del siglo XIX y principios del XX.
Eléonore da la bienvenida a un año que puede ser crucial para ella, pues marcará el principio del fin de una etapa y supondrá la preparación para una nueva etapa, al igual que ha sucedido con la infanta Sofía. Por el momento estudia en el Colegio del Sagrado Corazón de Tervuren, una escuela católica donde cursará el ciclo completo de secundaria. Terminados estos estudios podría seguir los pasos de su hermana Elisabeth (y también de Leonor y su hermana) y cursar bachillerato en el UWC Atlantic College de Gales. De ser así coincidiría en el internado con la hija menor de Letizia (50) que empieza el próximo mes de septiembre y estará allí dos cursos.
Para eso aún faltaría un año, así que de momento Eléonore seguirá viviendo en el Castillo Real de Laeken, en Bruselas, junto a su familia y centrada en su formación. La adolescente habla fluidamente francés, holandés e inglés y es una apasionada de la música y los deportes. Toca el violín y practica natación, esquí, vela, tenis y aikido, un arte marcial japonesa.
De carácter amable y tranquilo, la hija de Matilde de Bélgica (50) suele ocupar también parte de su tiempo en actividades benéficas y solidarias. se ofrece regularmente como voluntaria en apoyo de los más vulnerables. Durante la pandemia del Coronavirus, mantuvo varias conversaciones telefónicas con ancianos aislados en centros residenciales para apoyarlos y darles ánimo y compañía. También hizo repostería para las personas sin hogar.
En cuanto a su imagen pública, Eléonore ha pasado de ser una niña dulce a una joven estilosa, preocupada por la moda. Además del look que luce en estos nuevos retratos oficiales, la pasada Navidad ya enamoró en sus apariciones públicas con su elegancia. En uno de sus posados lució un vestido de Diane von Furstenberg que había llevado previamente Amalia de Holanda (19).