La muerte de la reina Isabel II, el triste desenlace que paralizó al mundo y dio comienzo a una nueva era
La monarca británica falleció el 8 de septiembre, a los 96 años, en el Castillo de Balmoral. Su último adiós fue el mayor espectáculo de 2022.
24 diciembre, 2022 02:36Llevaba meses aquejada de problemas de movilidad y modificando algunos compromisos de su agenda. Sin embargo, su fortaleza y buena actitud mantenía con esperanzas a quienes pensaban que llegaría a los 100 como su madre. El destino no lo quiso así y el pasado 8 de septiembre, solo dos días después de nombrar a Liz Truss (47 años) como primera ministra de Reino Unido, la reina Isabel II falleció a los 96 años, por causas naturales, en el Castillo de Balmoral, su residencia favorita.
Aquella tarde de final de verano, Reino Unido perdió a su jefa de Estado y los Windsor a la cabeza de su familia. El fallecimiento de Su Majestad cambió automáticamente el rumbo de la royal family, convirtió a Carlos de Inglaterra (74) en el nuevo Rey y marcó el 2022 como un año histórico. La soberana británica más longeva murió tres meses después de celebrar sus 70 años en el trono.
Carlos de Inglaterra y la princesa Ana (72) estuvieron junto a Isabel II en su último suspiro. Según informó entonces el Daily Mail fueron los únicos que pudieron despedirse. Ni sus dos hijos menores, Andrés (62) y Eduardo (58), ni ninguno de sus nietos llegaron a tiempo.
Buckingham confirmó la noticia del fallecimiento a las 19:30, pero las alarmas comenzaron a saltar a primera hora de la mañana de aquel jueves. Desde Palacio informaron que Isabel II se encontraba bajo supervisión médica y los doctores muy preocupados.
Inmediatamente después trascendió que los Windsor se desplazaron con carácter de urgencia hasta el castillo de Balmoral donde descansaba la Reina durante la temporada estival. Incluso el príncipe Harry (38), quien entonces se encontraba cumpliendo con un compromiso en Alemania. El duque de Sussex, de hecho, fue el último en llegar.
Tras el deceso, la Familia Real se enfrentó a otro doloroso momento: la despedida. Fue larga, multitudinaria y triste. El 11 de septiembre, dos días después de su fallecimiento, el cortejo fúnebre llegó al Palacio de Holyrood, Edimburgo, donde se congregaron miles de escoceses. Por primera vez, los británicos daban el último adiós a su Reina.
Un día más tarde, el cortejo fúnebre, encabezado por los cuatro hijos de Isabel II, abandonó el Palacio Real de Holyroodhouse y se desplazó a la catedral de St. Giles. La tarde del 13 de septiembre, el féretro se trasladó a Londres y una vez allí, se llevó a Westminster, donde se instaló la capilla ardiente. Miles de ciudadanos, incluso rostros reconocidos, hicieron larguísimas colas para despedir a la monarca. En la víspera del funeral, más de 500 jefes de Estado y de Gobierno también presentaron sus respetos frente al féretro de la soberana.
El funeral de Estado tuvo lugar el 19 de septiembre en la Abadía de Westminster. Fue, si cabe, el mayor espectáculo de 2022. Reunió a los Windsor con 2.000 invitados. Entre ellos, Felipe VI (54) y Letizia (50), así como Juan Carlos I (84) y Sofía (84). Fue el último adiós a Isabel II lo que propició una imagen histórica y esperada por todos los españoles: los cuatro Reyes juntos después de dos años.
La organización fue rigurosa. Para evitar bloquear los aeropuertos, Reino Unido pidió a la mayoría de los líderes que se desplazaran en aviones comerciales y no en jets privados, como suele ocurrir. A su llegada a la capital británica fueron transportados en autobuses.
Por otro lado, los vuelos desde y hacia Heathrow, el aeropuerto Internacional de Londres, fueron suspendidos durante lapsos de media hora para evitar el ruido de los aviones y no perturbar la procesión del coche fúnebre de la Reina y el traslado a Windsor. Asimismo, para garantizar el silencio de dos minutos al final del funeral.
Los restos de Isabel II fueron trasladados en una cureña de la Royal Navy de 123 años de antigüedad y tirada por 98 marineros, desde el Salón de Westminster, en el Parlamento británico, hasta la Abadía de Westminster. Detrás del cortejo fúnebre caminaron el rey Carlos III y otros miembros de la Familia Real. A la procesión también se sumaron músicos de la Real Fuerza Aérea y gaiteros de regimientos escoceses e irlandeses.
El mismo día, tras el multitudinario funeral, el Rey y su familia caminaron detrás del féretro de la reina Isabel II hasta el Arco de Wellington, en el centro de Londres. Una vez allí, el cuerpo de la fallecida monarca fue trasladado hasta el Castillo de Windsor, residencia en la que se instaló la soberana en el último año.
A las 19:30 -hora de Londres- tuvo lugar el funeral privado. La Reina, finalmente, fue enterrada en la capilla Rey Jorge VI del Castillo de Windsor junto a su marido, el duque de Edimburgo. Una vez sepultada, se guardaron dos minutos de silencio en todo el país y, posteriormente, se entonó el himno nacional, Dios salve al Rey. Así, se puso fin a una época.
Fueron 12 días intensos en los que la historia de Reino Unido y el mundo cambió para siempre. Después de 70 años, Carlos se convirtió en Rey y su primogénito y heredero, Guillermo (40), en Príncipe de Gales. Kate Middleton (40), a su vez, asumió el rol de Princesa de Gales, un título que no se usaba desde el fallecimiento de Lady Di.
El duelo se extendió hasta el 28 de septiembre, siete días después del funeral de Estado. Entonces, el Palacio de Buckingham cerró un período y dio continuidad a una nueva era monárquica que ha propiciado varios cambios. Además de los nuevos nombramientos, la muerte de la Reina supuso modificaciones en la agenda institucional, en las monedas, en los sobres reales y hasta en las redes sociales.
Hoy, los británicos obedecen a Carlos III, sin olvidar que Isabel II fue su máximo referente. El recuerdo de Su Majestad es imborrable y su servicio y dedicación por la Corona durante 70 años es parte de Edad Contemporánea.