Los príncipes Guillermo (40 años) y Harry (37), distanciados desde hace más de un año, han salido juntos con sus respectivas esposas, Kate Middleton (40) y Meghan Markle (38), al exterior del castillo de Windsor, a las afueras de Londres, para saludar a la gente allí congregada para expresar el pésame por la muerte de Isabel II.
Vestidos de riguroso luto, los nuevos príncipes de Gales, Guillermo y Kate, y los duques de Sussex, miraron las flores, las tarjetas y dibujos de niños depositados ante el castillo, antes de acercarse a la multitud allí reunida.
Esta es la primera vez en más de un año que los dos hermanos, hijos del rey Carlos III (73) y nietos de la reina Isabel II, son vistos juntos, después del escándalo provocado en la Familia Real por la decisión de los duques de apartarse de la monarquía a principios de 2020 para vivir en Estados Unidos y ser financieramente independientes.
El heredero al trono británico también emitió este sábado un emotivo mensaje en recuerdo de su abuela, la difunta reina Isabel II, y dijo: "Honraré su memoria apoyando a mi padre, el rey, en todo lo que pueda".
Ha sido su primera declaración pública desde la muerte de la soberana a los 96 años el pasado jueves en el castillo escocés de Balmoral y después de que su padre haya sido proclamado este sábado como el rey Carlos III.
Guillermo de Inglaterra dice que, con su fallecimiento, el mundo "perdió una líder extraordinaria", pero él se quedó sin su "abuelita", aunque agradece haber disfrutado de su apoyo y consejo durante muchos años. "Mucho se hablará en los próximos días sobre el significado de su reinado histórico. Yo, sin embargo, he perdido a una abuela", declara el también duque de Cambridge.
Agradece haber contado con su respaldo y sabiduría hasta su "quinta década" mientras que su esposa "ha tenido veinte años de su guía y apoyo" y sus tres hijos han disfrutado de vacaciones con ella que recordarán toda su vida.
"Ella estuvo a mi lado en mis momentos más felices. Y estuvo a mi lado durante los días más tristes de mi vida. Sabía que llegaría este día, pero pasará algún tiempo antes de que la realidad de la vida sin mi abuelita parezca de verdad", declara.
Guillermo le agradece en nombre de su generación el ejemplo que dio de "servicio y dignidad en la vida pública, de otra época pero siempre relevante para todos". "Mi abuela decía que el dolor es el precio que pagamos por el amor. Toda la tristeza que sentiremos en las próximas semanas será testimonio del amor que todos sentimos por nuestra extraordinaria reina", afirma, antes de prometer honrarla sirviendo a su padre.