Cada puesta en escena de la duquesa de Sussex viene con noticia incluida. Ya sea por sus declaraciones o por sus estilismos, siempre logra acaparar la atención. Y en esta ocasión lo ha hecho por partida doble: Meghan Markle (40 años) ha reaparecido en el polo con un lookazo retro impecable y, además, se ha mostrado cariñosa y apasionada con su marido. El momento ha corrido como la espuma en las redes sociales, aunque en honor a la verdad para el príncipe Harry (37) ha sido algo embarazoso.
El hijo de Carlos de Inglaterra (73) participaba en un campeonato de este deporte en el Santa Barbara Polo & Racquet Club como parte del equipo Los Padres, en el que juega junto a su amigo y estrella de polo, el argentino Nacho Figueras.
¡Y resultaron vencedores! Meghan fue la encargada de entregar el trofeo y tras felicitar a todos los integrantes del equipo con dos protocolarios besos en las mejillas, le tocó el turno a su chico... Sin dudarlo, le dio un intenso beso en la boca, pero enseguida se dio cuenta de que le había dejado los labios manchados de rojo y, con total naturalidad, le limpió la boca con la mano. Harry, algo incómodo, se dejó hacer.
Un gesto de total naturalidad que deja ver cómo es la relación entre los duques de Sussex, que pronto pondrán rumbo a Inglaterra para asistir al Jubileo de Platino de Isabel II (96). Mientras llega ese momento, siguen enamorando en Estados Unidos. En esta ocasión, gracias primordialmente al increíble look de Meghan para asistir al polo.
Recordando a la mítica escena de Pretty Woman en la que Julia Roberts (54) va a las carreras de caballo con un vestido de lunares y sombrero, Markle se decantó por este estampado para su camisa, que combinó con unas bermudas blancas de Khaite; la misma firma del aplaudido body con escote barco con el que conquistó a los expertos en moda durante la gala de los juegos Invictus.
Como complementos, unos salones negros con detalles transparentes de Aquazzura y una vistosa pamela negra. Sin olvidar las joyas: su reloj dorado y su brazalete Love de Cartier que casi siempre luce, y un colgante con la letra A, en honor sin duda a su hijo mayor, Archie (3). Feliz y muy simpática con todo el mundo, la duquesa repartió sonrisas por doquier y protagonizó divertidos momentos.
Y los besos fueron constantes, algo bastante habitual, aunque en esta ocasión quizá fueron aún más apasionados. La pareja real acaba de celebrar su cuarto aniversario de boda y todos los ojos están puestos en ellos y en cómo será su reencuentro con la familia real británica. A principios de junio se les espera en Londres, hasta donde viajarán acompañados de sus dos hijos. Al fin la Reina podrá conocer personalmente a la pequeña Lili.
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