Blanca Cuesta ha aparecido. La catalana inauguró una exposición colectiva, en la que además expuso varios de sus cuadros. A pesar de que para ella el tiempo es escaso desde que nació su cuarta hija, la artista ha retomado la pintura y ha vuelto a disfrutar de una de sus grandes pasiones.
Para cumplir con todos sus compromisos tanto profesionales, como personales, no le queda de otra que exprimir los días al máximo: "Lo hago levantándome muy pronto y aprovechando mucho el día" y es que cuatro niños pequeños dan mucho trabajo.
Blanca prefirió no echar más leña al fuego a la polémica de la comunión de las hijas de su suegra, Tita Cervera. La duda de que la catalana y su marido, Borja Thyssen, no fueran invitados y se enterasen por la prensa de la celebración, sigue sin despejarse, "de eso no voy a hablar, no tengo nada que decir".
Tranquila y sin preocupación aparente, así es como está después de que la Audiencia Nacional acusase a su marido de fraude fiscal y le pidiesen pagar una deuda de más de 600.000 euros y tres años de prisión: "Estoy tranquila, no voy a hablar de eso y menos aquí".
Eso sí, reconoce que echa mucho de menos a Borja, que sigue residiendo en Andorra y esto hace que pasen largas temporadas separados: "No nos queda de otra, claro que le echo de menos".
La familia Thyssen Cuesta todavía no sabe con exactitud cuáles serán sus planes para este verano. "No sé todavía cuales serán nuestros planes, a veces las vacaciones con niños son peores que el resto del año". Aunque Blanca confía en volver a reunirse todos, incluso Carmen y sus hijas. "Me gustaría, por qué no".