Las patatas al ajillo son una elaboración perfecta para consumir como aperitivo, pero también para hacerlas como guarnición para todo tipo de pescados y carnes. Estas son patatas cortadas a gajos y con una particularidad muy especial, que se cocinan de forma previa, por lo que una vez que llegan a la sartén con el aceite, hace que se requiera de muy poco tiempo para estar preparadas.
Además, hay que tener en cuenta que absorben poco aceite, por lo que se consigue que estén crujientes por fuera y muy sabrosas y tiernas en el interior. Se trata de una receta muy simple que debes conocer y que no dejará indiferente a ninguno de tus comensales.
Es bastante común que la preparación de las patatas al ajillo pueda variar dependiendo de un sitio a otro, un clásico por el que muchos apuestan para preparar la mejor guarnición de su plato de carne. Estas patatas son las más demandadas y con un gran sabor, además de ser un plato sabroso, fácil y económico.
Es importante tener en cuenta que este tubérculo acompaña a todo tipo de comidas, ayudándolas a realzar su valor. Este plato puede utilizarse para acompañar a carnes asadas, a la plancha o a presentarse como entrante o aperitivo junto a otras elaboraciones.
Ingredientes
Las patatas al ajillo son un plato que es muy popular en la gastronomía española, pero que su origen está en Jaén. Para su elaboración tan solo se necesitan unos pocos ingredientes que son muy fáciles de conseguir, como:
- 500 gramos de patatas
- 100 ml de vino blanco
- 2 dl de ajos
- Una pizca de sal
- Un puñado de perejil
- 1 vaso de aceite de oliva
Cómo preparar las patatas al ajillo
Antes de explicar cómo preparar las patatas al ajillo, que son la guarnición ideal para cualquier carne, hay que tener en cuenta que el secreto es el de cocer las patatas antes de freírlas. De esta manera se consigue que se logre que queden crujientes por fuera y blandas, así como sabrosas en su interior, siendo uno de los pequeños trucos que hay que tener en cuenta para conseguir el mejor resultado.
Para preparar esta receta se deben seguir los siguientes pasos:
- Lo primero que se debe hacer es cortar las patatas en panadera y se debe cocer por un tiempo aproximado de unos doce minutos, aproximadamente.
- El punto exacto de las mismas queda al gusto de cada cocinero.
Tras haber cocido previamente las patatas que servirán de nuestro ajillo, lo que se hará será poner una sartén a fuego medio con el vaso de aceite y, una vez que se encuentre caliente, será el momento de añadir las patatas. - Después de los primeros 15 minutos, lo que habrá que hacer será comprobar si están cocidas. Para ello será suficiente con clavar un cuchillo, y si entra y sale con facilidad es que las patatas están bien cocidas antes del ajillo. En el caso de que no están en su punto, habrá que dejarlas durante algunos minutos más.
- Una vez que estén cocidas, habrá que escurrirlas bien y freírlas en abundante aceite de oliva. Una vez hecho esto, habrá que retirarlas del aceite y escurrirlas, para posteriormente pasar a cortarlas por la mitad. Se debe tener cuidado para no quemarse.
- Después, una vez que las patatas hayan cogido color, se deben situar en la orilla de la sartén, para seguidamente añadir un chorrito de aceite de oliva junto al acompañante. Cuando estén frías habrá que reservarlas en un plato y preparar la salsa de ajo.
- Esta salsa de ajo puede tener muchas variantes con respecto a su forma de preparación, ya que en algunos países se añaden a los ingredientes una ramita de perejil o cilantro frescos, lo que le da un toque extra. En otros sitios se añade a la receta un ajo picante para conseguir que el sabor tenga una mayor intensidad.
- Tras picar los años y añadirlos, lo que se debe hacer será colocar en el vaso de la batidora o de la licuadora los ajos, la sal, el perejil y la pimienta al gusto. Se debe pasar a encender y triturar todos los ingredientes para poder conseguir que se integren a la perfección.
- Hecho esto será el momento de verter la mezcla en un recipiente pequeño para seguidamente incorporar el aceite de oliva.
- Ahora habrá que remover con un tenedor hasta que se pueda conseguir una salsa homogénea y se vuelve a rectificar la sal. En el caso de que no se poseamos batidora o licuadora se puede añadir el ajo troceado a un mortero y pequeñas cantidades del perejil, para seguidamente ir machacando los ingredientes poco a poco; y luego mezcla con el resto de ingredientes.
- Para llegar al final de la elaboración hay que apostar por un truco con las patatas al ajillo, que es verter el vaso de vino. Esto será para antes de que el ajo coja color, lo que hará que se deje que se reduzca. Al añadir el vino se consiguen unas patatas al ajillo más caldosas y con una salsa deliciosa.
- Posteriormente habrá que añadir perejil picado y un poco de sal, para remover por dos fases. La segunda es cuando procederá a remover todos los ingredientes, haciendo que el plato se encuentre preparado para servir, consiguiendo así una guarnición perfecta para cualquier carne.